Estas tres personas han tenido que salir recientemente a dar explicaciones por situaciones comprometidas: Carmen Montón y Cristina Cifuentesse han visto envueltas en un caso de posible fraude en la obtención de un título de máster. Y Ana Rosa Quintana ha tenido que retomar su programa en Telecinco tras el parón estival y afrontar la acusación que ha recaído sobre su marido de chantaje que se produjo este verano.

Como véis en la foto, las tres optan en esta situación comprometida por ir de blanco impoluto. No es casual. Y la ciencia tiene la explicación a esta elección en la indumentaria de las tres en el momento de afrontar las explicaciones sobre sus respectivos casos.

El canal expresivo de la apariencia es el primer canal que tenemos a nuestro disposición para comunicar a los demás nuestra pertenencia a algún grupo o cultura (por ejemplo, un colgante en forma de cruz es indicativo de la pertenencia de esa persona a un determinado grupo religioso) o alguna característica personal (por ejemplo, una persona que lleva traje de chaqueta entresemana tendemos a asociarla con un profesional).

En este sentido, Livesley y Bromley (1973) definen cuatro fases temporales en la formación de impresiones en base a la apariencia: en la primera fase, se percibe la información más destacable del sujeto. En la segunda fase, se realiza una inferencia acerca de las características personales del sujeto en función de esa información destacada. En la tercera fase, el observador infiere atributos de esa persona en base a sus características. Y en la cuarta, se integra esa información para dar una respuesta al individuo.

Sigamos las cuatro fases de Livesley y Bromley en el caso que nos ocupa:

  • Fase 1: me llama la atención que la persona observada va completamente de blanco.
  • Fase 2: el blanco es el color de la limpieza en el exterior y de la pureza en el interior (Heller, 2004), luego infiero que se trata de una persona pura, inocente, sin maldad o sincera.
  • Fase 3: Si infiero que es inocente, la creo cuando proclama su inocencia (o la de su marido en el caso de Ana Rosa).
  • Fase 4: Mi respuesta será de empatía hacia una persona que está siendo cuestionada, creeré lo que me dice y la defenderé.

Pues bien, este proceso que muchos podéis estar pensando que es absurdo, porque a lo mejor no creéis nada de lo que dicen estas personas, lo sigue nuestro cerebro inconsciente de manera automática. Después, cuando la primera impresión ha pasado, influyen otros elementos como nuestra simpatía/antipatía previas por la persona en cuestión, pruebas que conocemos acerca del hecho, nuestra personalidad, nuestras experiencias previas, etc.

Ante dos personas igualmente inocentes o culpables, nuestra predisposición será a creer más a la que viste de blanco que a la que viste de rojo, de negro o de marrón. Aunque no es políticamente correcto, la investigación científica corrobora de muchas maneras que la primera impresión marca en buena medida la respuesta que daremos al individuo observado. Aquí os he explicado la importancia del color blanco en la percepción de la inocencia, pero hay otros muchos elementos en la formación de impresiones, como las facciones de la cara (por ejemplo, hay una investigación que demuestra que una persona con las facciones redondas será considerada más fácilmente inocente por un jurado que una persona con las facciones angulosas) o la altura del sujeto (una persona más alta se percibe siempre más dominante que una persona más bajita).

Bibliografía:

  • Heller, E. (2004). Psicología del color. Barcelona: Gustavo Gili.
  • Livesley, W. J., & Bromley, D. B. (1973). Person perception in childhood and adolescence.