Era un secreto a voces: Mercedes Fernández está molesta por el relevo impuesto por Pablo Casado en la cabeza de la lista asturiana y la elección de Teresa Mallada, con quien hay distanciamiento. La líder del PP asturiano rompió ayer su silencio sobre al nombramiento de la expresidenta de Hunosa. Y lo hizo en la convención del partido en Madrid, donde ambas llegaron por separado y no se forzó el saludo ante los medios, como sí ocurrió en el acto en Oviedo donde Casado anunció a Mallada como candidata.

Fernández deslizó su malestar. "Soy la presidenta del PP de Asturias porque más del 90% me eligió en un congreso limpio, democrático, participativo, donde escrupulosamente se guardaron las reglas del juego, donde hubo tensión y tuve dos rivales", recordó, antes de continuar lanzando un "dardo" a Mallada y a quien la eligió como cabeza de lista.

"Recogí un PP roto, había una escisión terrible, lo que hice fue construir. Algunos sabemos construir desde cero y otros saben coger el relevo desde el trabajo hecho". Y agregó: "Hicimos un trabajo espléndido durante cuatro años y por eso se van a ganar las elecciones".

Antes que ella llegó a la convención Mallada, que, por contra, negó cualquier distanciamiento. "Siempre he tenido muy buena relación con Mercedes. Y ahora lo mismo. Yo de candidata y ella de presidenta", aseguró la política allerana, segura de que habrá buena coordinación con Fernández. "No va a haber el más mínimo problema, todos tenemos las competencias muy establecidas y vamos a ser capaces de trabajar en conjunto, como no puede ser de otra manera", afirmó. Mallada, que asegura tener "mucha gente detrás" apoyándole, está trabajando en el diseño de su equipo de campaña, cuya portavocía recaerá sobre Álvaro Queipo, presidente del PP de Castropol.