Francisco José Garzón, el maquinista del tren Alvia accidentado en Angrois en 2013 que dejó 80 muertos, aseguró el pasado domingo que siente "responsable" por el siniestro "pero no culpable". "Si tengo que pagar, yo pago, pero que pague más gente", añadió. En la primera entrevista concedida a los medios de comunicación seis años después de la tragedia, Garzón reconoció a La Sexta su parte de culpa, pero ha sostenido que "antes de fallar" él "fallaron otros".

En este sentido, Garzón se refirió a Adif y, en parte, a Renfe. Con todo, asumió que como conductor él era el "último eslabón" de la cadena. "No puedo fallar, pero soy humano. En todo momento lo primero que pensé fue proteger el tren. En el momento en que voy en tren esos son mis pasajeros, tengo que cuidarlos", explicó.

El maquinista de Angrois pidió perdón a las familias de las 80 víctimas y los 144 heridos y ha asegurado que "si hay que entrar" a prisión "se entra". "No me cansaré de pedir perdón. Perdón, perdón, perdón. Pero yo tengo la conciencia muy tranquila", dijo entre lágrimas.

En su intervención en el programa "'Liarla Pardo", Garzón denunció la poca "sensibilidad" que se tuvo con él, cuando tenía "un neumotórax y las costillas rotas". "Había un interés en que yo saliera por la puerta principal con todos los medios", añadió.

El pasado 3 de diciembre de 2018, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago de Compostela, Andrés Lago, dio por finalizada la investigación por el accidente del Alvia manteniendo como únicos imputados al maquinista y al director de Seguridad en la Circulación de Adif cuando entró en funcionamiento la línea, Andrés Cortabitarte. En el auto, Lago Louro les atribuye 80 delitos de homicidio y 144 de lesiones por imprudencia profesional grave, y acordó la continuación de las diligencias previas por los trámites de procedimiento abreviado.

Respecto al accidente, el maquinista recordó que no cometió "ninguna imprudencia", ya que cuando tenía que iniciar la frenada recibió una llamada. "Venía tranquilamente atento a la conducción y me suena el móvil corporativo, bajo la cabeza, miro quien es, descuelgo y cuando levanto la cabeza había perdido mi punto de referencia, que era 4 kilómetros antes de la curva para hacer una frenada de confort", relató. Según sus palabras se trataba de una llamada de servicio que estaba "obligado" a atender: "Fueron 5 segundos, pero a 200 kilómetros por hora, me desubico y perdí mi punto de referencia, vi la curva y tiré de todos los frenos, pero a esa velocidad es imposible frenar el tren".

Garzón dijo también que tras el accidente de Angrois la "marca España estaba en auge y había muchos intereses de que el culpable fuera el maquinista". "Si hay que entrar en prisión se entra, con todo mi respeto a las víctimas les agradezco que no se ensañen conmigo, pero yo tengo la conciencia muy tranquila", concluyó.

La comisión de investigación del accidente encara su recta final en este nuevo periodo de sesiones, que comienza con una intensa jornada hoy con cinco comparecencias previstas, entre ellas la del exministro de Justicia Rafael Catalá y el expresidente de Renfe Julio Gómez-Pomar.

A partir de hoy, solo restarán por comparecer dos de los nombres inicialmente planificados y los más potentes, los exministros de Fomento José Blanco y Ana Pastor, a la espera de que se decida algún cambio. Después, los grupos deberán trabajar con todo el material aportado para establecer unas conclusiones.