Aunque finalmente y a pesar de que millones de personas les mandaron ánimos la tozuda realidad hizo que no se produjera el milagro que muchos esperaban, aunque hoy toda España llora la muerte de Julen, el niño que se cayó en un pozo en Totalán, provincia de Málaga, gran parte de la sociedad española mira hoy con reconocimiento y devoción a los "ángeles de la guarda" que desde hace 15 días trabajan sin descanso y casi sin dormir para sacar al pequeño del pozo. Se encontraron con cientos de complicaciones, tuvieron que trabajar contrarreloj y poniendo en riesgo su vida pero nada importó con tal de ayudar a unos padres rotos por el dolor.

Muchos han puesto la labor de estos cientos de voluntarios y trabajadores (desde la Guardia Civil hasta Protección Civil pasando por Cruz Roja) como un ejemplo de la España que funciona y de la formada por ciudadanos que cooperan entre sí en un momento de tanta división política y de comunidades autónomas. Y es que a los efectivos andaluces sobre el terreno se fueron sumando conforme pasaban los días especialistas e ingenieros de todas partes de España. Ayer mismo a última hora cuatro agentes de la Guardia Civil de Cantabria y Mallorca expertos en las microvoladuras necesarias para llegar hasta Julen. Pero sin duda si hubo una labor destacada que mereció reconocimiento esa fue la de los mineros asturianos.

Muchos los llamaban los "héroes asturianos" pero ellos no quisieron ese calificativo. Decían que sólo hacían su trabajo. Hubo quién impulsó una petición en una conocida web para que se les conceda el Premio Princesa de Asturias de la concordia (una petición que ya suma más de 50.000 adhesiones).

Una foto sacada esta mañana y que corre como la pólvora por el Whatsapp de los que cuerpos y fuerzas de seguridad del estado muestra esa cooperación con tres banderas: la andaluza, la asturiana y la española. Una foto que simboliza mucho más que un rescate que ninguno de los que posa en la explanada va a olvidar nunca. La imagen fue sacada poco después de que los cuerpos de seguridad tuvieran que lamentar la tristeza de sacar a Julen del pozo sin vida. Un lamento final para una historia que ha mantenido a un país en vilo y a unos trabajadores sin descanso, sin dormir y sin ver a sus familias con el único objetivo de ayudar.