El exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez ha explicado este lunes que su interlocución directa con Bankia se limitó a "dos cositas" ya que era el equipo de supervisión el que velaba por que la entidad cumpliera con la norma, y ha afirmado que su mayor interés era que la salida a Bolsa "tuviera éxito".

En calidad de testigo, Fernández Ordóñez, que seguirá respondiendo esta tarde, ha asegurado que desconocía los correos que el inspector José Antonio Casaus remitió a sus superiores, cuyo contenido "acertó por casualidad" con los problemas de viabilidad pero no con las razones.

"Es como si me dicen que usted se va a morir a la salida por una teja, y luego sale y le atropella un coche. ¿Muere? Sí, pero no por ese motivo", ha ilustrado a la Fiscalía Anticorrupción, a la que ha indicado que los jefes de inspección hicieron bien en no trasladarle la opinión.

Ante la sección cuarta de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Fernández Ordóñez ha querido matizar a los acusados que el Banco de España no dice a las entidades cómo deben ejecutar la gestión, sino que "sólo detecta lo que usted no debe hacer".

Al respecto, ha dicho que su responsabilidad se limitaba a la Comisión Ejecutiva, en la que ostentaba el 25 %, pero que no manejaba detalles tales como las cifras, de las que respondía el área de supervisión, puesto que "requieren de explicaciones técnicas que hay algunas que ni entiendo cómo se hacen".

De ahí que sólo tuviera que hacer frente a "dos cositas" relacionadas con Bankia, como fue la reunión con el expresidente de Bancaja José Luis Olivas, reticente a su fusión con Caja Madrid, para instarle a formar parte del proyecto, y dar luz verde a la integración de las siete cajas.

También se ha pronunciado sobre el origen del grupo financiero y ha avalado la forma en la que las entidades cerraron las cuentas de 2010, la cual fue analizada por los departamentos de supervisión, regulación y contable.

"Haber dado estados de cada una de las cajas hubiera sido malo para el mercado, no se habría ofrecido la imagen real", ha indicado Ordóñez, que ha añadido que el valor del patrimonio hubiese sido el mismo de haber cargado las dotaciones contra resultados, en vez de contra reservas como se hizo.

Salvada la técnica contable del Sistema Institucional de Protección (SIP), el exgobernador ha incidido en la importancia de salvar la salida a Bolsa de Bankia para cumplir con las nuevas exigencias de capitalización, una operación "interesante que cumplía la ley".

Ha aseverado que no le interesó "especialmente" el fuerte descuento del precio de salida, que "no sólo no hace daño a los accionistas sino que les favorece", puesto que cuanto más pusieran éstos "no engañados, menos dinero tiene que poner el contribuyente".

Asimismo, se ha desmarcado de la información del folleto al tratarse de un tema "de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aunque, según me dicen, también lo hicieron muy bien".

Como hicieran los exdirectivos del banco y el actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, Fernández Ordóñez se ha referido a la precarización del contexto económico a partir de finales de 2011, cuando la "realidad no fue un estrés, fue un hundimiento monstruoso".

A consecuencia de ello, la opinión sobre el banco "cambia radicalmente. Bankia sale a Bolsa, todo va bien, pero los inspectores empiezan a ver algo el 21 de diciembre y me dicen que hay que hacer algo", administración incluida.

"Yo le transmito lo que me dijo supervisión:'el que debe mandar aquí no es el señor Rato, sino Goirigolzarri'", ha indicado.

En dos ocasiones, Ordóñez ha manifestado su "sorpresa", en primer lugar, por la negativa inicial de Olivas de no integrarse en el grupo cuando Bancaja "no podía subsistir sola".

Pero también por la formulación de las cuentas de 2011 de BFA-Bankia sin informe de auditoría, una "cosa inhabitual" de la que tanto él como el equipo de supervisión se enteraron "por la prensa".

Las alusiones a los medios de comunicación se han sucedido en el discurso de Fernández Ordóñez, el cual se enteró "muy tarde" de la dimisión del entonces presidente de Bankia, Rodrigo Rato, algo que no esperaban pues días antes había mantenido una conversación con el equipo de la entidad "y la idea era que íbamos a seguir hablando".

El interrogatorio ha generado momentos de tensión en el estrado de unas acusaciones que se reencontraban con el exgobernador por primera vez desde que compareciera como investigado en 2017, apenas meses antes de ser apartado del banquillo por el juez Fernando Andreu.