El PSOE y Podemos continúan mirándose con recelo. Pese a haber tenido dos meses para pactar el Gobierno de coalición, de haber firmado un protocolo de no agresión y de asegurar que se han vacunado contra la descoordinación, la desconfianza sigue presente. Esa suspicacia cristalizó ayer en forma de nombramientos. La Moncloa, molesta por las filtraciones de los morados, anunció la creación de una cuarta vicepresidencia, que ostentará la ahora ministra Teresa Ribera, y que diluye el peso de Pablo Iglesias. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, será la nueva portavoz gubernamental. Sustituye a Isabel Celaá y confirma tesis de que Pedro Sánchez elige a dirigentes capaces de contrarrestar el tirón mediático del jefe podemista. El domingo, el presidente comunicará al Rey la composición del nuevo Ejecutivo. El lunes tendrá lugar la toma de posesión de los miembros del gabinete y el martes se celebrará el primer Consejo de Ministros.

La tensión entre los socios de la coalición se larvó en las horas posteriores al debate de investidura. Primero, los morados anunciaron, sin esperar a Sánchez, los nombres de sus ministros y cargos intermedios, provocando un profundo malestar en el entorno del presidente. El jefe del Ejecutivo reaccionó ayer con el anuncio de que no habría tres vicepresidencias sino cuatro: tres del PSOE y una de Unidas Podemos, la reservada para Pablo Iglesias.

Sánchez hizo toda la operación de espaldas a sus socios, que acogieron con sorpresa y enfado el nuevo nombramiento y ahora ven cómo el peso político de su líder en el Gobierno queda diluido. Cuantas más vicepresidencias haya, menos importancia tiene el cargo de vicepresidente.

Al decidir que sean cuatro, el jefe del futuro Ejecutivo bate el récord de vicepresidencias en el Gobierno central, que hasta ahora ostentaba José Luis Rodríguez Zapatero con tres. La primera de ellas será para Carmen Calvo, que revalida su puesto y se encargará de la memoria histórica. La segunda, para Iglesias, que coordinará la parte social. La tercera, para Nadia Calviño, que seguirá ocupándose del área económica. Y en la cuarta, como gran novedad, estará Teresa Ribera, hasta ahora titular de Transición Ecológica, que dirigirá todo lo relacionado con el medio ambiente y el reto demográfico, con un énfasis especial en la llamada España vaciada. Muy reputada en su sector, ganó fuerte peso político en los últimos meses. Fue la impulsora de acoger la COP25 en Madrid y el presidente, indican sus colaboradores, estuvo especialmente satisfecho con su actuación.

El ascenso de Ribera no solo diluirá el peso político de Iglesias al haber otro miembro del gabinete con el mismo cargo que él, sino también por sus atribuciones. El líder de Podemos tiene a su cargo la Agenda 2030, los objetivos de la ONU para el desarrollo sostenible, pero buena parte de ellos tienen que ver con la lucha contra el cambio climático, un apartado que será competencia de TeresaRibera. El líder morado estaba especialmente orgulloso de haber conseguido ese departamento y presumió de ello en conversaciones que levantaron ampollas en la Moncloa.

Fuentes gubernamentales confirman a este diario que "ha sentado muy mal" no solo la filtración, sino también que haya puesto el acento en el peso exterior que tiene dicha cartera. La maniobra de Sánchez, explican las mismas fuentes, es una forma de cortar las alas que Iglesias trataba de desplegar en la esfera internacional.

El anuncio fue una decepción para los morados, que entendieron rápidamente que la creación de una cuarta vicepresidencia resta peso político a Iglesias, informa Miguel Ángel Rodríguez, aunque los dirigentes podemistas evitaron manifestar ese malestar en público.

Las cuatro vicepresidencias del Gobierno anunciadas supondrán que la partida destinada a sueldos pase de los 78.000 euros actuales a 312.000 euros que se abonarán cuando se ponga en marcha el Ejecutivo de coalición de PSOE y Unidas Podemos. El Estado paga un sueldo de 77.991,72 euros al año a quien ocupe la vicepresidencia del Gobierno, actualmente Carmen Calvo, lo que incluye doce mensualidades sin derecho a pagas extraordinarias. Pero esa cantidad habrá que multiplicarla ahora por cuatro en el Ejecutivo de coalición.

Otra de las novedades es que el ministerio de Administraciones Públicas se mantiene, a pesar de que en los últimos meses se daba por descontado que quedaría integrado en otra cartera. El área estuvo en manos de Meritxell Batet, pero desde que fue elegida presidenta del Congreso, sus competencias las asumió Luis Planas, al frente de Agricultura.