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MARÍA LUISA CARCEDO | Ministra de Sanidad, no repetirá en el cargo

"Trocear el Ministerio de Sanidad era inevitable, y yo ahora no puedo opinar"

"Las dificultades para configurar un Gobierno en coalición son mayores, la cartera sanitaria es muy apetecible y cada partido tiene su preferencia"

María Luisa Carcedo. LUISMA MURIAS

María Luisa Carcedo Roces (San Martín del Rey Aurelio, 1953) fue nombrada en junio de 2018 alta comisionada contra la pobreza infantil, y en septiembre del mismo año ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en ambos casos en el Gobierno de Pedro Sánchez. Ahora, las exigencias de las cuotas territoriales y de la estructura del nuevo Ejecutivo de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos la ha descabalgado de un Ministerio que ha sido fragmentado en tres departamentos. La sustituirá en el cargo Salvador Illa, hombre fuerte de los socialistas catalanes en las negociaciones con los independentistas de Esquerra. En esta conversación de la tarde de ayer con LA NUEVA ESPAÑA, Carcedo explica las circunstancias del relevo y deja entrever, de algún modo, que su paso a la condición de diputada de a pie es transitorio, y que en los próximos días será incorporada a una responsabilidad de cierta relevancia en el organigrama gubernamental.

- No repetirá como ministra de Sanidad. ¿Estado de ánimo?

-Bueno, hay un cambio de Gobierno y un Gobierno de coalición, y las dificultades para configurar un Gobierno son mayores. En ese escenario, este Ministerio, que es muy apetecible, se ha dividido en tres partes y en esa circunstancia me toca pasar a otro ámbito político. Y ya está. No hay más.

- ¿Y a dónde pasa? Mucha gente piensa que Pedro Sánchez no va a prescindir de usted.

-Me voy al Congreso de los Diputados, de momento...

- Algunas organizaciones profesionales de la sanidad han elogiado su gestión y se han posicionado a favor de su continuidad.

-Se lo agradezco profundamente. Yo también he contado con ellos siempre, en todas las medidas que afrontamos, algunas con bastantes dificultades y rompiendo dinámicas de años. Tengo que reconocer que en algunas fue decisivo el respaldo de todas las organizaciones profesionales, como es el caso de la lucha contra las pseudociencias. En otras muchas también tuvimos un amplio respaldo. Me gusta decir que son tareas que ha impulsado el Ministerio, pero en las que el sector ha sido un gran protagonista. Y cuando hablo de sector me refiero no solo a los profesionales sanitarios; hablo también de los pacientes, que han tenido un protagonismo muy principal y muy relevante en todas las políticas que pusimos en marcha.

- ¿De qué se siente más orgullosa en estos 16 meses?

-Sobre todo, de poner en la agenda las políticas sanitarias. Se tenía cierta sensación de que el Ministerio de Sanidad era como un cascarón vacío, que no tenía competencias y que eran las comunidades autónomas las que hacían o no hacían. Esa percepción es muy errónea. El Ministerio de Sanidad tiene un papel principalísimo en el Sistema Nacional de Salud, en la gobernanza del Sistema, que se hace de forma conjunta con las comunidades autónomas, pero el Ministerio tiene un enorme protagonismo. Y luego tiene las competencias reguladoras en todo lo relacionado con los medicamentos y con los productos sanitarios, con la cartera de servicios, con los sistemas de información, con la interoperabilidad de las tarjetas sanitarias... Son cuestiones determinantes y el Ministerio tiene unas competencias muy importantes para el funcionamiento y la consolidación futura del Sistema Nacional de Salud.

- Se dice que usted dio al Ministerio un dinamismo mucho mayor que sus antecesores.

-Hemos trabajado teniendo en cuenta las necesidades, que son muchas. Unas, porque la sociedad va generando problemas, como las pseudociencias, que había que combatir de forma rotunda y urgente, y dejar meridianamente a la ciudadanía qué es y qué no es un determinado medicamento o un producto sanitario, y qué cura o qué no cura. Por otra parte, no podemos mirar a otro lado en relación con los desafíos del Sistema Nacional de Salud.

- ¿Cuáles son los principales retos, a su juicio?

-Tienen que ver con la aparición de nuevos medicamentos, que curan enfermedades refractarias a otros tratamientos. Por ejemplo, las terapias CAR-T en leucemias y linfomas, que estamos incorporando. El reto es que España no quede relegada en la medicina del futuro. Ahí hicimos un gran trabajo con las comunidades autónomas y, especialmente, con los expertos.

- ¿Cómo ve el troceamiento del Ministerio en tres?

-Es una cuestión inevitable, y yo ahora no puedo entrar a eso. Ya estoy fuera del Ministerio. Además, en la configuración de un Gobierno de coalición hay tiras y aflojas, cada partido tiene sus preferencias o sus filias por algunas políticas y esto es así. El Ministerio tiene una coherencia que habrá que buscarla a base de coordinación entre las políticas sanitarias y sociales, que es imprescindible para factores como el envejecimiento, la cronicidad, etcétera...

- ¿Esa coordinación va a ser más difícil ahora?

-No hay nada imposible. Son retos que hay que afrontar con inteligencia, sosiego y realismo.

- ¿Ha estado cómoda en esta primera línea de la política?

-He estado muy cómoda, feliz, con unos funcionarios extraordinarios y unos equipos directivos que son un auténtico lujo. Este año y pico se me ha pasado volado. No hemos dejado ni un solo resquicio: cuando tuvimos oportunidad de hacer algo no hemos mirado para otro lado.

- ¿Estarán contentos de que se vaya los amigos de las pseudoterapias?

-El plan de las pseudoterapias era de dos ministerios, Sanidad y Ciencia. El Ministerio de Ciencia sigue con el mismo titular, y espero que mis sucesor en Sanidad también continúe, porque es un plan que va en el programa socialista.

- ¿En este tiempo al frente del Ministerio deseó tener más competencias para abordar medidas que el sistema sanitario necesita y que la disgregación autonómica dificulta?

-Esto está diciéndose mucho como un mantra. La distribución competencial está en la Constitución. Lo que hizo el Sistema fue establecer mecanismos de cohesión que están vigentes y que se han ido perfeccionando. El primero es la formación de profesionales, que está centralizada, con el sistema MIR: es el primer garante de que la actividad profesional es igual en toda España. El segundo gran elemento de cohesión es el Sistema Interterritorial de Salud, una herramienta para la gobernanza en la que hay una puesta en común entre el Ministerio y las comunidades autónomas. El tercero son los centros de referencias nacionales y la transferencia de enfermos de unos lugares a otros. Y hay un elemento más de cohesión, que fue objeto de debate en la campaña electoral de forma estrambótica, sobre todo por parte de Ciudadanos: la interoperabilidad entre comunidades de las tarjetas sanitarias y de las recetas electrónicas.

- ¿Le decepciona ser una diputada rasa o esa situación durará poco tiempo?

-El futuro no está escrito. De momento me voy al Congreso y ya veremos a qué me dedico allí y por cuánto tiempo. Yo también tengo una cierta edad y he trabajado intensamente toda mi vida.

- Pero Asturias vuelve a quedar sin representación en el Consejo de Ministros.

-Bueno, en fin, queda Margarita Robles, que también está vinculada a Asturias...

- ¿Qué líneas estratégicas piensa recomendar a su sucesor?

-Acabo de hablar con él y quedaremos en los próximos días. Ya veremos... Yo no oculto nunca información con tal de servir al interés general.

- Da la sensación de que en el Gobierno era necesaria una cuota catalana y que usted se ha quedado sin sillón.

-Hay que verlo por otro lado. He sido ministra del Gobierno de España durante casi año y medio, y eso es un honor del que pocas personas podemos presumir. He tenido esa oportunidad, y con políticas a las que tenía muchas ganas de hincar el diente.

- Ya hay Gobierno en España. ¿Es ahora, por fin, el momento de Asturias, el momento de Adrián Barbón?

-Asturias siempre ha estado ahí, nunca ha pasado desapercibida. Y cuando hubo momentos complicados, de grandes transiciones en los modelos económico o productivo, ahí ha estado siempre el Gobierno de España acompañando. Hablo de los planes de saneamiento, los planes de contaminación atmosférica, las grandes infraestructuras...

- Pero existe la sensación de que Barbón estaba esperando por un Gobierno de España para acometer algún proyecto importante, porque Asturias no es capaz por sí sola.

-Asturias hubiera sido incapaz de hacer por su cuenta esas grandes infraestructuras que he mencionado. Se hicieron, y eso se volverá a repetir. De momento, se está finalizando la variante ferroviaria de Pajares. Bien es verdad que, durante los años de la crisis, los gobiernos del PP recortaron mucho las inversiones, pero eso se está retomando.

- Pero este Gobierno de Pedro Sánchez ha contraído estos días atrás compromisos muy fuertes con varias comunidades autónomas.

-Bueno, claro, con todas las comunidades autónomas, con Asturias también. Véase la cifra per cápita de inversión en Asturias y compárese con otras comunidades autónomas durante décadas. Especialmente cuando hubo gobiernos socialistas. Con el PP baja de forma clamorosa la inversión per cápita.

- Pero ahora no ha habido firmas de documentos con Asturias, y sí con Teruel, el País Vasco, Cataluña, Canarias...

-Pero ha habido compromisos con anterioridad, por ejemplo del Ministerio de Fomento. Solo se cuenta lo que se cuenta. Que venga ahora la derecha hablando del peaje del Huerna cuando podríamos tenerlo suprimido dentro de un año y Álvarez-Cascos decidió prolongarlo hasta 2050... Es inasumible económicamente eliminar un peaje al que restan 29 años.

- Su compañera Adriana Lastra ha ganado mucho peso en las filas del PSOE...

-Evidente, porque es una buena política, una buena socialista y, sobre todo, una persona muy entregada a las responsabilidades que adquiere.

- ¿España se rompe?

-(Risas). No sé si vendrá un terremoto o algo que produzca deslizamientos de tierra... En fin, dediquémonos a lo que afecta a los españoles, que hay mucho tajo.

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