"Quien quiera vivir que viva, pero que nos deje a los demás morir libremente; la eutanasia no es una obligación. Yo pediría a los políticos que piensen de una vez en los ciudadanos y sobre todo en los ciudadanos que están en estas condiciones". La exministra asturiana María Luisa Carcedo parafraseó y recordó hoy en el Congreso a Fernando Cuesta, un enfermo gijonés de ELA que decidió acudir a Suiza María Luisa Carcedo parafraseó y recordó hoy en el Congreso a Fernando Cuesta, un enfermo gijonés de ELA que decidió acudir a Suizapara pagarse allí la muerte que deseaba. Y citó otros "dolorosos casos" como el de Maribel Tellaetxe, cuyo hijo no pudo cumplir su promesa de ayudarla a acabar con su sufrimiento, y el de Ángel Hernández -que estaba sentado entre el público- quien tras 30 años cuidando de su mujer acabó acusado, tras su muerte, de violencia de género.

Carcedo usó los tres recordatorios para buscar la complicidad de la Cámara baja en su defensa de la proposición de ley que pretende regular la eutanasia y que, de nuevo por tercera vez, intentan sacar adelante los socialistas. La exministra de Sanidad, en un alegato vehemente, por momentos muy intenso y al borde de la emoción, acabó ganándose el aplauso de buena parte de los grupos del Congreso. "El dolor humano no tiene ideología, el dolor es para todas las personas, va vinculado a la condición humana", insistió María Luisa Carcedo.

"Lo que pretende esta ley es regular un nuevo derecho, quien quiera que lo ejerza y quien no quiera que no lo haga, y va más allá de la despenalización. Es una ley que regula el procedimiento para optar a un nuevo derecho", hiló la exministra y hoy responsable de la defensa de una regulación que, dijo, respalda buena parte de la ciudadanía y también de los profesionales sanitarios. Se busca, dijo Carcedo, establecer "un nuevo derecho de forma ordenada, con todas las garantías humanas y sanitarias". Un nuevo derecho que "se asienta sobre tres grandes leyes en nuestro país: la primera es la Constitución, que regula el derecho a la dignidad de la persona, el valor superior de la libertad, el derecho a la vida y a la integridad física y moral y la libertad ideológica y conciencia; la ley de autonomía del paciente, que determina que es la libertad de la persona la que decide los tratamiento, debidamente informado; y el Código Penal, que hasta ahora penaliza la ayuda a las personas en estas circunstancias, aunque con atenuante. Una legislación compasiva debe tener en cuenta estas situaciones".

Carcedo, cuya interveción ha sido ampliamente felicitada en las redes sociales, aseguró en el Congreso que "hay muchas personas, muchas más de las que podemos imaginar y desearíamos, que están sufriendo estas situaciones, y podemos evitárselas". Personas que han tomado una decisión "sin responsabilidad de quien le atiende o le ayuda, le cuida".

También recordó la exministra que hay que agradecer la perseveranza de personas como el doctor Montes "que han luchado mucho por conseguir esta nueva ley" y se incluyó en el colectivo sanitario cuando dijo que "los profesionales médicos también somos partidarios mayoritariamente de esta regulación. Todos los profesionales que viven continuamente con el dolor, que no son insensibles al dolor de estas personas. El dolor y el sufrimiento humano no hacen distingo de ideología.Tengamos un nuevo derecho y cada uno que lo use libremente".