El goteo de fallecimientos en residencias de ancianos de personas afectadas por el coronavirus continúa en varias Comunidades Autónomas, entre ellas la Comunidad Valenciana, que tratan de hacer frente a la crisis buscando soluciones urgentes como la separación de los residentes sanos y el refuerzo del personal que les atiende.

Entre tanto, la Unidad Militar de Emergencias (UME) ya está actuando en establecimientos de mayores de la Comunidad de Madrid para desinfectar las instalaciones, una medida que según el vicepresidente madrileño, Ignacio Aguado, es muy necesaria por tratarse de lugares "especialmente vulnerables".

En la Comunidad Valenciana se han registrado brotes en dos establecimientos de Torrent y Alcoy y se ha han sometido a vigilancia otros siete de Alicante, Valencia y Castellón, también con nuevos casos.

En la residencia Monte Hermoso de Madrid, uno de los focos donde el COVID-19 ha causado más daño, los familiares de los ancianos, pese a estar conformes con las últimas medidas adoptadas, se muestran nerviosos por la falta de datos fiables porque sospechan que el número de muertos por el virus puede llegar a los 30.

Con al menos 17 fallecidos confirmados, el edificio fue ayer desinfectado, se retiró material sanitario y varios enfermos fueron trasladados al hospital, pero una portavoz de los familiares insiste en que "no se sabe cómo están los que están dentro", ni cuántos se han contagiado ni tampoco el número exacto de decesos.

Y mientras el Ministerio de Sanidad acaba de publicar a orden para actuar "de forma estricta" en todas las residencias, un ámbito donde se han producido decenas de muertes en los últimos días, se siguen confirmando nuevos casos en toda España que están llevando a los responsables sanitarios de las autonomías a adoptar nuevas medidas.

Así, el brote de coronavirus ha acabado con la vida de cinco internos de la residencia de Santa Oliva de Olesa de Montserrat (Barcelona), que tiene otros diez hospitalizados, y en Guipúzcoa son ya doce los ancianos afectados en residencias de esta provincia.

En Castilla y León se han cifrado en 22 las muertes vinculadas al coronavirus de mayores que vivían en residencias, con 121 usuarios hospitalizados y otros 821 aislados, lo que supone que la mitad de los fallecidos en esta comunidad vivían en residencias.

No obstante, la consejera de Familia, Isabel Blanco, ha remarcado que los hospitalizados suponen un 0,2 por ciento de las plazas residenciales, de manera que la inmensa mayoría de los mayores que las ocupan están libres del virus.

Blanco ha anunciado este viernes que el Gobierno ha aceptado su propuesta para que las empresas y entidades que prestan este servicio puedan contratar excepcionalmente a personal sin titulación pero que acredite experiencia en el cuidado de dependientes a fin de reforzar los equipos asistenciales, sobre todo en zonas rurales.

En Castilla-La Mancha, su Servicio de Salud ha activado un dispositivo para separar a los mayores en residencias con casos y sin ellos y minimizar así el riesgo de contagio, desplazando a los pacientes infectados a residencias que ya tengan enfermos del COVID-19.

Del mismo modo, la Junta de Andalucía trabaja en dos direcciones, por un lado para implantar un "control exhaustivo" con test a los trabajadores de estos recintos y por otro para separar a los residentes contagiados mediante aislamiento.

Esta Comunidad, según el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, ya tiene positivos en residencias de todas sus provincias, aunque hay más en Málaga y Granada.

La Junta está visitando los 700 establecimientos andaluces de este tipo, públicos y privados, porque "son el eslabón más débil de la cadena epidemiológica", según Aguirre.

También en Asturias la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar del Principado ha reforzado el control sobre los centros donde viven mayores para darles instrucciones ante la expansión del COVID-19, evaluar mejor sus necesidades y carencias, y tratar de responder mejor ante la pandemia.

El Gobierno de Ceuta, por su parte, ha decidido cerrar las tres residencias de la Ciudad Autónoma.

Lo complicado de la situación no impide que se busquen fórmulas para combatir el aislamiento de los residentes, que no pueden recibir visitas, con sus familias, como en Mahón (Menorca), cuya residencia geriátrica ha puesto en marcha un sistema para conectar por videconferencia a los ancianos.

Y los mayores de una residencia de Madrid, que llevan once días sin ver a sus familias, han creado un programa de radio para compartir de forma espontánea su día a día, hacer entrevistas, leer poesías o explicar cómo viven la crisis sanitaria.