La Audiencia Provincial de Palencia ha condenado a doce años de prisión a un hombre, L.M.P.D., por abusar sexualmente de forma continuada cuando la niña tenía entre 5 y 10 añosla niña tenía entre 5 y 10 años, hechos que cometía cuando la pequeña dormía aprovechándose de su ascendencia sobre la víctima.

La Audiencia le ha condenado como autor criminalmente responsable de un delito continuado de abusos sexuales a doce años de cárcel y, cuando cumpla condena, no podrá comunicarse con la víctima ni aproximarse a menos de 500 metros a su domicilio, lugar de estudio o de trabajo durante quince años.

Además deberáindemnizar a su hija en la cantidad de 20.000 euros por los perjuicios morales y psicológicos sufridos, según la sentencia facilitada por el TSJ de Castilla y León, que no es firme y podrá recurrirse.

El hombre, que estaba en libertad provisional, negó durante el juicio que se celebró el pasado febrero en la Audiencia de Palencia haber abusado sexualmente de su hija, que actualmente tiene 20 años y denunció los hechos en marzo de 2018, cuando ya era mayor de edad.

Tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular calificaron los hechos, en sus conclusiones definitivas, como constitutivos de un delito continuado de agresión sexual a una menor con penetración vaginal por el que solicitaban 12 años de prisión.

El Tribunal ha afirmado "la credibilidad, verosimilitud y persistencia" del testimonio de la víctima, que durante el juicio relató cómo los abusos sexuales habían empezado cuando tenía 5 años y finalizaron cuando tenía 10 años, al fallecer su madre e irse a vivir con sus abuelos paternos.

La Audiencia explica en su sentencia que la víctima ha mantenido la misma versión "sin contradicciones sustanciales a lo largo del tiempo" y "con coherencia" desde su denuncia en la Guardia Civil, ante la juez de Instrucción, y durante la vista oral en la que relató que los abusos se produjeron cuando vivía con su padre, su madre y su hermano en un pueblo de Palencia.

La víctima explicó que los abusos se producían "muchas veces" cuando estaba dormida y su padre, que a veces había bebido, se metía en su cama y le realizaba tocamientos y a veces mantenía una relación sexual completa con ella.

Los abusos acabaron cuando falleció su madre, en 2010, y la niña, que según señalaron los psicólogos durante la vista tiene una sintomatología depresiva e impulsos suicidas, se fue a vivir primero con sus abuelos paternos y después a un centro de acogida en Palencia.

La víctima denunció los hechos cuando ya era mayor de edad tras contárselo a una amiga que fue quien la animó a denunciar a su padre.

A partir del testimonio de la víctima, el tribunal considera probado que dichos actos sexuales se produjeron con frecuencia en el periodo transcurrido desde 2004 a 2010. "Tampoco le surgen dudas a la Sala sobre la inexistencia de consentimiento de la víctima dada su corta edad y el hecho de que el procesado los llevara a cabo cuando su hija dormía, relatando al tribunal que ella se despertaba" cuando notaba lo que le estaba haciendo, recoge la sentencia.

Por todo el Tribunal da por constatado un delito continuado de abusos sexuales contra una menor, cometidos por el procesado, sin ejercer violencia ni intimidación, pero prevaliéndose de su ascendencia sobre de la víctima al tratarse de su padre biológico.