El excomisario José Villarejo con información de los Pujol que podía proceder de la agencia de detectives Método 3, una versión que han desmentido otros testigos en una jornada de juicio repleta de contradicciones.

Al igual que sucediese en la fase de instrucción, la conocida guerra entre comisarios de la Policía ha avivado las discordancias entre las versiones de quienes integraron la cúpula policial y se ha hecho patente este miércoles en el juicio que celebra la Audiencia de Madrid.

En él están acusados el ex director adjunto operativo de la Policía Eugenio Pino, considerado por las acusaciones un exponente de la llamada "policía patriótica", y el inspector jefe Bonifacio Díez Sevillano por el presunto origen ilícito de un lápiz de memoria con datos privados de los Pujol que acabó en la Audiencia Nacional.

Tras declarar este martes los acusados, este miércoles ha sido el turno de los testigos, entre ellos el excomisario Villarejo, que ha comparecido por videoconferencia desde la prisión de Estremera (Madrid), donde está preventivo por orden de la Audiencia Nacional, que le investiga por una supuesta trama de espionaje.

Villarejo ha apoyado la versión que dio este martes Pino y ha ido incluso más allá. Ha dicho que supo que un inspector de Policía en excedencia y empleado de Método 3 que "llevaba dos años sin cobrar" "había hecho copia" de toda la información y así se lo trasladó "a los responsables, a Ignacio Cosidó y al DAO (Eugenio Pino)".

Ese trabajador, ha indicado, "se lo entregó a (Marcelino) Martín Blas", entonces comisario jefe de Asuntos Internos, a quien apuntó Pino y con quien tiene una "enemistad manifiesta" desde que tiempo después propusiese su cese. Según Villarejo, Martín Blas dio el "pendrive" en su presencia a Pino, ex número dos de la Policía.

Pero tras Villarejo ha comparecido Martín Blas, que ha aportado una versión diferente: ha negado haber tenido ninguna vinculación con el "pendrive" y ha indicado que con dicho empleado de Método 3 "no se contactó" ni tuvo relación con él. "Estáis en un error: ni he tenido ningún 'pendrive' con información de la familia Pujol, ni se lo he dado a Pino jamás", dijo Martín Blas -según su testimonio- a otros altos mandos policiales en una reunión en la que se trató el origen del lápiz de memoria.

Sí ha reconocido este comisario que dos exdetectives de Método 3 le llamaron tras un registro a la extinta agencia porque tenían "cosas interesantes", si bien ha negado que le aportasen datos de la familia Pujol. Una versión que coincide con la de un subordinado de Asuntos Internos que también ha declarado.

Mientras esto ocurría, otro juzgado de Madrid archivaba una querella de Marcelino Martín Blas contra Pino y Villarejo al no hallar la indicios de que orquestaran una campaña difamatoria para "matarle" informativamente por otros hechos.

Tampoco ha faltado en el juicio el testimonio de quien dirigió Método 3, Francisco Marco, que ha desmentido a Villarejo en relación con la vinculación del 'pendrive' con un empleado de su agencia: "Ni le debía dinero ni nada por el estilo. Son las historias que cuenta Villarejo".

Y se ha remitido a lo que le dijo hace años al juez que investiga la fortuna de los Pujol en la Audiencia Nacional y que fue quien primero receló del lápiz de memoria: "Es imposible que esto provenga de mi agencia".

"Creencia íntima"

Pero las contradicciones no se han quedado ahí. El autor del informe policial sobre los Pujol, que estuvo imputado en esta causa, ha señalado que siempre tuvo "creencia íntima" de que la información provenía de un registro a Método 3 en virtud de lo que le comentaron sus superiores.

Más allá de las versiones de los mandos policiales, no ha faltado la presencia del perjudicado, Jordi Pujol Ferrusola, primogénito del expresidente catalán, que se ha desplazado a la Audiencia de Madrid, donde ha cuestionado el origen del lápiz de memoria: "En los registros de mi casa y mi despacho, la secretaria judicial nunca dice que se llevan un 'pendrive' con esa información".

Aunque ha negado que el dispositivo fuese suyo, Pujol Ferrusola, investigado junto a su familia por su patrimonio oculto, ha asegurado que la información que contenía era "personal, íntima, familiar y empresarial", con archivos con el nombre de sus hijos y de algún viaje personal, que "nunca" ha cedido.