El gestor de cuentas en Suiza Arturo Fasana aseguró al fiscal Yves Bertossa que cree que no existe ningún documento oficial que acredite que el dinero que tenía depositado el rey Juan Carlos I en una cuenta de una sociedad panameña procediese de una donación del rey Abdalá de Arabia Saudí, fallecido en 2015.

Según publica este martes El Español, así consta en la declaración que prestó en el marco de la investigación sobre el origen de los 100 millones de dólares ingresados en la cuenta de la fundación panameña Lucum, vinculada al monarca, y que se cree pueden proceder del pago de comisiones por la adjudicación del AVE a la Meca (Arabia Saudí) en 2011.

Fasana explicó al fiscal suizo que conoció al rey emérito en 2008 a través de su primo Álvaro de Orleans y que se reunió con él en Madrid, donde le trasladó que el rey Abdalá quería hacerle un regalo, declaración que coincide con la que prestó el abogado Dante Canónica, también investigado, y que ayer sacó también a la luz El Español.

Las firmas de Fasana y Canónica figuran en documentos de la sociedad panameña Lucum junto a la del rey emérito, tal y como atestigua un acta fechada en 2011 que publica hoy El Confidencial.

Fasana, al igual que Canónica, relató las gestiones que hizo para conocer la naturaleza de ese regalo, para lo que se reunió con el embajador de Arabia Saudí en Estados Unidos, Adel Al-Jubeir, que le aseguró que se trataba de "un puro regalo a su hermano".

Con la sola finalidad de recibir y gestionar la millonaria donación, Canónica y Fasana crearon la fundación Lucum, pero "desde el principio estaba claro que el beneficiario económico sería Juan Carlos I y que sería mencionado tal cual". "Habíamos insistido mucho en eso", precisó en su comparecencia.

El banco Mirabaud fue el elegido para abrir la cuenta y este les dio su acuerdo para recibir los fondos, según explicó Fasana, que admitió que no se aseguró de si el rey emérito pagó sus impuestos por esa donación porque en aquella época "el 80% o más de los clientes extranjeros" no declaraba sus bienes en sus países de origen.

Todo cambió, dijo, cuando se aprobó la amnistía fiscal en España en 2012. Fue justo ese año cuando la banca Mirabaud obligó a Juan Carlos I a cancelar su cuenta al estallar el escándalo de la cacería de elefantes en Botsuana y comprobar que su cliente era portada de la prensa internacional por este suceso.

Esa fue la versión que aportó Yves Mirabaud, expresidente del banco, al fiscal Yves Bertossa y que publica El País.

El rey emérito fue quien dio la orden de que se transfiriera todo el dinero, 64,8 millones, a una cuenta de su amiga Corinna Larsen, según consta en el acta de esta declaración.

Maribaud explicó al fiscal que telefoneó a Nicolas Gonet, dueño del banco suizo Gonet & Cie, para informarle del traslado de los 64,8 millones a su sucursal en el paraíso fiscal de Bahamas.