Echar un capote a Juan Carlos I y apoyar sin reservas a Felipe VI. Es la estrategia del Gobierno central que se deduce de las declaraciones que dejó Carmen Calvo ayer, tras recibir un aluvión de preguntas en Oviedo, en su primera aparición en público tras la rueda de prensa ofrecida la víspera por Pedro Sánchez. "El Rey emérito no huye de nada", afirmó la Vicepresidenta.

"No está inmerso en ninguna causa; simplemente ha tomado una decisión y explica las causas", fue el argumento del que tiró Carmen Calvo ante la sede del Gobierno asturiano tras ser preguntada por la salida del Rey emérito. La Vicepresidenta añadió que el hecho de que Juan Carlos de Borbón haya decidido fijar su residencia fuera de España "no significa que no esté a la disposición de nuestro país".

La Vicepresidenta calificó de "bueno" para Felipe VI este desenlace y destacó el papel que desempeña el actual monarca, "en su trabajo impecable por nuestro país, en un presente y un futuro que va necesitar de unidad, coordinación y arrimar y todos el hombro".

Como ya hiciera 24 horas antes Pedro Sánchez, Carmen Calvo evitó confirmar y entrar en detalles sobre la presumible negociación entre el Gobierno y la Casa Real que hubiera desembocado en la marcha de Juan Carlos I de La Zarzuela y de España. "El Rey emérito da las razones de la decisión y Felipe VI las entiende y comprende. No significa ningún cambio en la jefatura del Estado, que es lo importante", destacó la Vicepresidenta. Más tarde, en Tuña, volvió a ser preguntada por la situación de Juan Carlos I y, muy brevemente, insistió en la linea argumental de que el exjefe del Estado no tiene ninguna causa abierta en estos momentos.

Calvo dio asimismo a entender que las distintas posiciones entre el PSOE y Podemos ante la marcha del Rey emérito no erosionarán al Ejecutivo de coalición. "El Gobierno está en su trabajo constitucional y su colaboración es buena", aseguró. Otra cosa diferente, matizó, es que los partidos tienen "todo el derecho a mantener sus posiciones sobre un asunto que no es nuevo y, que, además, está en la política española desde siempre", dijo en alusión a las diferentes voces de la izquierda que plantean la conveniencia de abrir el debate monarquía-república, tras la polémica que salpica al anterior Jefe del Estado.

Más tarde, en Tuña, la vicepresidenta del Gobierno volvió a ser preguntada por la situación de Juan Carlos I y, muy brevemente, insistió en la línea argumental de que en estos momentos, no tiene ninguna causa abierta.

Desde la otra pata de la coalición de Gobierno, sin embargo, el enfoque es muy diferente. En línea con las declaraciones que ha prodigado la formación republicana desde el lunes, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aseguró que "la imagen es muy mala para nuestro país" y defendió que la "ejemplaridad" debe presidir todas las instituciones, "también la Casa Real".

La Ministra enfatizó que "hoy la sociedad española, en el siglo XXI, quiere ejemplaridad, quiere comportamientos limpios, quiere instituciones que estén en niveles hiperexigentes". Díaz añadió que cuando una institución "sea eclesial, política, sindical" o sea "la Casa Real" se aparta de esas normas, "hace daño a todos".

Preguntada sobre si cree que es el momento de reformar la Constitución para cambiar el modelo de Estado, la ministra ha recordado que PSOE y Unidas Podemos tienen un acuerdo de Gobierno que comparten y, al mismo tiempo, mantienen "legítimamente" opiniones diferentes "en muchas materias".

Desde En Comú Podem, su líder en el Congreso, Jaume Asens, consideró "perfectamente plausible" la celebración de un referéndum sobre monarquía o república antes de que termine la actual década. En declaraciones a RAC 1, Asens reconoció que en este mandato es "prácticamente imposible" que se celebre, ya que, dijo, "con este PSOE es verdad que es difícil que veamos pronto un referéndum sobre la monarquía", pero más adelante "no es imposible".

Según Asens, el debate sobre monarquía o república "ya está instalado" en la sociedad española, que es "mucho más madura, no tolera la corrupción, la impunidad, los privilegios y no entiende cuál es la utilidad a estas alturas de siglo de una institución como la monárquica, tan manchada por la corrupción".