En los casos de corrupción son frecuentes los vasos comunicantes, y eso se acentúa aún más si en una de las causas lo que se investiga es cómo se torpedeó otra. Así ha ocurrido con la seguida por la operación Kitchen, en la que un dispositivo policial espió al extesorero del PP Luis Bárcenas abierto con sus 'papeles' para averiguar si su partido se financió de una caja b. El juez que instruye este fleco del 'caso Gürtel', José de la Mata, ha declarado acreditado que el espionaje al exsenador 'popular' ascendió al menos a 53.266 euros, que se pagaron de los fondos reservados del Ministerio del Interior cuando a su frente estaba Jorge Fernández Díaz.

"Han quedado acreditados 25 abonos entre los meses de julio de 2013 y septiembre de 2015, no constando pagos todos los meses (agosto 2013 y mayo de 2015) y existiendo pagos múltiples algunos de ellos. La periodicidad ha sido mensual, acumulando un total de abonos en el periodo completo analizado de 53.266 euros", explica en uno de los autos incluidos en el procedimiento de la caja b, cuyo secreto se ha levantado este miércoles (tras adoptarse la misma medida en la operación Kitchen) y al que ha tenido acceso este diario.

De esa cantidad, 50.000 euros corresponden a sueldos y salarios (pagados bajo el epígrafe de "colaboradores", como era el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos) y el resto a gastos de comida (2.574 euros), transporte (496 euros) y un apartado que aparece un mes denominado total gastos (195 euros). Entre julio de 2013 y abril de 2015 el dinero fue entregado a Ríos por el principal imputado en el 'caso Tándem', en el que se enmarca Kitchen, el excomisario José Manuel Villarejo. Entre junio y septiembre de ese último año se ocupó el también imputado Andrés Gómez Gordo, apodado 'Andy' o 'Cospedin' por su relación con la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal.

Vigilancias diarias

Según De la Mata, también "ha quedado acreditado que personas y lugares del entorno de Bárcenas y de su esposa, Rosalía Iglesias, fueron objeto de vigilancia entre el 25 de julio y el 11 de octubre" del 2013; así como los días 22 de enero y 12 de febrero del 2014, "existiendo constancia documental de ello mediante notas de servicio". El auto añade que estas vigilancias fueron efectuadas por el Área especial de Seguimientos, Servicio Adscrito a la Unidad Central de Apoyo de la Comisaría General de Información, a cuyo cargo estaba Enrique García Castaño, que es quien firma las partidas de gasto.

En esos partes de seguimiento diario, desclasificados por el Consejo de Ministros a petición del juez, consta cómo decenas de agentes vigilaron durante días enteros a Iglesias, haciendo constar con quién se reunían, en qué tiendas entraban o si salían sin rumbo fijo. En ellos, Ríos es llamado "Moro" por los que se convertirán en sus compañeros, cuando se le recompense con el acceso a la Policía por haber vigilado a sus empleadores.

"Con conocimiento del 'Asturiano"

En los registros de Interior la operación Kitchen no consta como tal, pero los seguimientos figuran con la excusa de tratar de averiguar donde ocultaba su patrimonio Bárcenas, lo que De la Mata ello interpreta como una forma proteger a los agentes participantes y dar un aura de legalidad al dispositivo.

En uno de sus informes los investigadores hacen constar que, según una nota intervenida en los registros del 'caso Villarejo', con la Kitchen se pretendía la "localización de documentos, así como el descubrimiento de actividades de interés policial-judicial" de Luis Bárcenas, así como la averiguación de "la posible ubicación de documentación que tendría oculta en un escondite".

Sin embargo, de las conversaciones intervenidas a Villarejo "se colige que, en realidad, se trataría de una operación encaminada a la localización de esos documentos y archivos (entre los cuales, al parecer, figuran documentos y archivos de audio comprometedores con dirigentes del Partido Popular), la cual habría tenido un resultado positivo y estaría coordinada por el entonces Secretario de Estado de Seguridad (con conocimiento del "Asturiano" y del "Largo")". Un reciente informe de Anticorrupción afirma que los excomisarios imputados utilizaban ese primer apodo para referirse al entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

En concreto, el alias aparece un momento en una conversación que Villarejo, que se define como "el director de orquesta", mantiene con García Castaño, para animarle a advertir del riesgo que supone su destitución al frente de la unidad a su cargo.