El pleno del Senado ha aprobado una declaración institucional con motivo del Día Internacional contra la Explotación Sexual en la cual considera "urgente" perseguir a las mafias "que se lucran explotando a las mujeres, niñas y niños" mediante prácticas que define como "la esclavitud del siglo XXI".

El documento ha sido leído al término de una sesión plenaria que comenzó este martes con la lectura de otra declaración con la que la Cámara Alta pedía la declaración de la cultura como "bien esencial".

Se trata de un hecho insólito en esta legislatura, porque por vez primera se ha conseguido recabar la preceptiva unanimidad de los senadores para que ambos pronunciamientos salgan adelante.

La declaración de este miércoles ratifica el compromiso del Senado para trabajar en favor de una respuesta legal "eficaz, coordinada y dotada presupuestariamente" para las mujeres explotadas sexualmente, y alienta que se las proteja, se garantice su "dignidad" y se impulse la cooperación con sus países de origen.

Hace además la Cámara un llamamiento a la ciudadanía, "especialmente a los hombres", para que muestren su "más absoluto rechazo" contra estas prácticas que suponen una "vulneración de derechos humanos", recalca, para mujeres, niñas y niños y suponen "la esclavitud del siglo XXI".

El Senado hace hincapié en que ante este fenómeno "solo cabe mostrar nuestro más absoluto rechazo y nuestro compromiso a trabajar en su erradicación" y subraya que "una sociedad que aspire a la igualdad efectiva entre mujeres y hombres no puede consentir que se comercie con mujeres, niñas y niños".

Tras advertir de que para acabar con la explotación es preciso el "trabajo conjunto" de todas las administraciones e instituciones públicas, reconoce la labor que desempeñan los colectivos de apoyo a las víctimas de trata, el cual, añade, ha sido "vital" para muchas mujeres durante los momentos más duros de la pandemia.

La declaración del Senado recuerda que según la ONU y la UE las mujeres y las niñas suponen el 71% de las víctimas de trata en todo el mundo y apunta que la explotación sexual es la forma más común de explotación, al suponer un 59%, superior al 34% del trabajo forzado.