Una exmediadora de Ripoll (Girona), Wafa Marsi, que conoció a los autores de los atentados del 17-A en Barcelona y Cambrils (Tarragona) y que trabajó con ellos en labores de acogida y dinamización, aún se pregunta "por qué" sin que los años pasados le hayan dado respuesta.

Marsi dejó aquel empleo, pero explica en una entrevista con EFE que recuerda vivamente "aquel primer momento" en que escuchó "por la radio que había habido un atropellamiento masivo" en las Ramblas, un relato que hoy sigue vivo cuando estos días sigue el juicio contra los presuntos terroristas en la Audiencia Nacional.

"Ya había pasado la ronda litoral en dirección a la C-32 para volver a casa y, desde entonces y hasta muchos días después, no me desenganché de las noticias y de la prensa", relata.

La joven necesitaba "absorber tanta información" como fuese posible y cada dato que le llegaba provocaba "más daño que el anterior".

"La pregunta 'por qué' me acompañó y me acompaña todavía", reitera, a la vez que recuerda un comentario en twitter del 22 de agosto de 2017 "donde decían que habían abatido a Younes (Abouyaaqoub)", autor material del atentado de Barcelona, que causó catorce víctimas mortales: "Aquel día lloré como nunca".

Wafa Marsi detalla que tenía "un dolor, un miedo" que la llevó a "no poder parar" de repetirse "miles de veces" la cuestión sobre la razón que había llevado a aquellos jóvenes de Ripoll a todo aquello

En los últimos años, Marsi ya no tenía una relación directa con ellos, pero sí "cordial" y de "cariño por tantos momentos compartidos".

"Ellos no necesitaron mediadora, los traté como acogida hace mucho tiempo y el trato más directo fue durante unos años cuando hice de dinamizadora", puntualiza.

De inmediato, precisa: "Que quede muy claro que ellos no tuvieron anomalía alguna, problema alguno en aquel momento y, por eso, me cuesta tanto entender dónde y cuándo comenzó todo".

La exmediadora está convencida de que nada falló en el sistema de integración ni en los servicios ofrecidos, aunque admite que, "durante muchos años, la sociedad ha aprendido a coexistir" y que, "como esto funcionaba", se acomodó sin plantearse "que todavía existía una grieta".

"Una grieta que, si no trabajamos, la propaganda terrorista puede servir para hacer daño. Estos atentados nos han enseñado que cualquier punto débil puede llegar a hacer mucho daño", señala.

El error para Wafa Marsi fue en este caso la incapacidad de la administración para "no detectar a una persona tan peligrosa (como el imán Abdelbaky es Satty) y que ya había sido investigada antes".

Marsi subraya que ese supuesto inductor de los atentados se pudo mover "libremente por todo el Estado durante mucho tiempo, entrar y salir, y tuvo la oportunidad de formarse y aprender a ser un buen agente de captación y radicalización".

"Supo detectar esa necesidad que ellos tenían, detectó una falta de identidad y el problema fue que ellos no conocían el Islam en sí y él les hizo de maestro", indica.

Ahora, precisa que, "con el tiempo", se ha sabido "que ellos ya consumían discursos y propaganda extremista, en la que se vendía a Occidente como gran culpable de lo que pasaba en Oriente y, probablemente, esto no hubiera pasado de aquí, pero este individuo -por Es Satty- supo como alimentar y generar un gran odio".

"El error fue la falta de conexión entre las fuerzas de seguridad y la permisividad para que él se pasease libremente", reflexiona Wafa Marsi.

Marsi defiende una y otra vez "los mecanismos de integración" frente a quienes los señalan por no haber detectado el problema y aclara que los profesionales de este ámbito lo hacen con los recursos escasos que les proporciona la administración.

"Tienen que hacer malabares para abarcar los temas tan amplios que deben trabajar", añade, aunque admite que se deben mejorar "muchos mecanismos y aprender mucho en hábito social".

Respecto a si la sociedad civil de Ripoll se ha rehecho de todo aquello, responde que ha tenido que aprender "a correr antes que a caminar", que se le puso el foco y respondió "trabajando muy duro y moviendo las herramientas que tenía".

Para ella, le sucede lo mismo a Cataluña que, "a día de hoy, todavía debe cerrar heridas y duelos a nivel individual pasando por todas las etapas que comporta pasar un duelo".

El juicio también le está provocando a Wafa Marsi "muchas" de esas heridas después de intentar alejarse de los medios de comunicación e investigar desde un segundo plano para encontrar respuestas, porque se muestran "unas imágenes que te dejan rota".

Tres años después, la opinión de Marsi sobre lo sucedido apenas ha cambiado, aunque tiene "más claro el rol que jugó cada uno de ellos" y destaca "con mayúsculas la participación de Es Satty en todo aquello".

Da por hecho que "el problema no era tanto la integración o adaptación, sino la identidad" y apunta a que hubo "unas conexiones internacionales que se le escapan a todo el mundo".

"Ahora más que nunca me pregunto cómo apareció este individuo en Ripoll y que si hubo algún contacto antes no fue tanta casualidad como se cree. ¿Dónde falló la cadena de control con las personas que ejercen como imanes? ¿Dónde falló el hilo informativo?", concluye.