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Entrevista

González Laya: "España no quiere una inmigración empujada por las mafias"

La ministra de Exteriores afirma que no se quieren cerrar fronteras pero sí ordenar los flujos migratorios

Arancha González Laya. EFE

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha estado esta semana en Barcelona en el V Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo (UpM), un foro que defiende para buscar soluciones a los múltiples problemas que afronta la región. Los movimientos migratorios son uno de ellos.

-Veinticinco años después del proceso de Barcelona, el Mediterráneo sigue siendo un espacio de inestabilidad, muerte, migraciones, terrorismo. ¿Qué puede ofrecer Europa ahora a esa orilla sur?

-Veintincinco años de diálogo entre las dos orillas del Mediterráneo han tenido momentos de progreso, un impulso en materia de comercio, en materia de inversión, ha habido una concienciación en temas como el medio ambiente pero es verdad que queda mucho por hacer. Queremos construir los próximos 25 años sobre cuatro ejes fundamentales: la lucha conjunta contra el cambio climático, una mayor competitividad para nuestras economías, lucha contra las desigualdades y respeto a las libertades e igualdad entre hombre y mujer.

-Canarias lleva un mes sufriendo una fuerte presión migratoria. ¿Es este un fracaso de la política migratoria europea?

-Lo que estamos intentando es construir esa política de inmigración y asilo en Europa. Y construirlo en un momento en que hay una nueva presión migratoria, generada sobre todo por las dificultades económicas creadas por la crisis del covid, que está creando numerosas bolsas de pobreza y desempleo que está llevando a muchos jóvenes a la migración. España no quiere cerrar sus fronteras pero tampoco quiere una inmigración desordenada, irregular, empujada por mafias. Tenemos muy claro que juntos tenemos que luchar contra redes que trafican con personas. Y cuando digo juntos no son solamente los europeos, también con los países de origen y tránsito. Tenemos que ser más decididos en nuestro apoyo a los países del sur que necesitan mejorar sus economías. Es una agenda en la que primero Europa tiene que construir consenso y que tiene que dialogarla con los países de origen y de tránsito.

-Pero Europa lleva años intentado construir esa política europea de inmigración y lo que hay ahora es una nueva propuesta sobre la que España y los países de sur están de acuerdo...

- Es una propuesta que queremos mejorar, y entre los elementos de mejora está el elemento de la solidaridad y por eso hemos puesto sobre la mesa una propuesta con Grecia, Italia y Malta. Entre España e Italia respresentamos el 25% de la población europea, el 25% del PIB europeo y creemos modestamente que tenemos algo que decir en esta discusión. De una manera constructiva y firme.

-¿Aprecian ustedes insolidaridad de otros países?

-En este pacto tenemos que encontrar un equilibrio entre responsabilidad y solidaridad y nos parece que la propuesta no encuentra ese equilibrio, que evidentemente se ve manera distinta si uno está en España o Italia o está en Austria o Eslovenia, por poner estos ejemplos.

¿Se plantea España pedir el despliegue de una fuerza naval europea como en el pasado?

-Nosotros hemos pedido el apoyo de organismos internaciones como ACNUR o la Organizacion Internacional de las Migraciones para ayudarnos sobre todo en la identificación de los migrantes que llegan. Tenemos muy claro que tenemos unos compromisos que cumplir con quienes demandan asilo o pueden caer dentro de los supuestos de refugio. También hemos pedido el apoyo de Frontex para que ayude a mejorar el control de salidas de embarcaciones irregulares desde las costas de la fachada Atlántica. Estamos esperando una respuesta.

-Una respuesta rápida...

-España junto con Marruecos, Mauritania, Senegal, Gambia, Guinea, ya trabajamos en el control del espacio marítimo. En el caso de Mauritania y Senegal tenemos embarcaciones y medios aéreos desplegados, patrullando de manera conjunta. No partimos de cero. Buscamos un refuerzo a unos medios que ya existen y que se fueron creando a partir de la última crisis migratoria en 2006, en la que aprendimos que una de las claves para gestionar la migración es una relación muy estrecha con los países de origen y tránsito.

-¿Cómo está siguiendo España lo que está ocurriendo desde hace unos días en el Sahara, tras el despliegue de fuerzas marroquís en el paso de Guerguerat?

-España lo sigue con un diálogo con todas las fuerzas y países concernidos y lo hacemos buscando un diálogo con el secretario general de Naciones Unidas para que pueda nombrar a su representante para el Sahara Occidental. Ese puesto está vacante desde hace 18 meses. El objetivo lo conocemos porque está recogido en numerosas resoluciones de Naciones Unidas pero nos falta un proceso para canalizar a las diferentes partes en esta cuestión. Allí es donde España está poniendo todos sus esfuerzos, dialogando con el secretario general, dialogando con Marruecos, Argelia y Mauritania y con los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.

-¿Y este diálogo no incluye a representantes saharauis?

-Claro que tenemos diálogo con todos. Nos parece que para poder encauzar y ayudar al secretario general debemos hablar con todos y lo hacemos con toda normalidad, como siempre lo hemos hecho.

-¿No cree que España debería tener un papel protagonista más activo en la busca soluciones y no delegar solo en la ONU?

-El papel central en la resolución de la cuestión política lo tiene Naciones Unidas, de la misma que lo tiene en el conflicto israelí-palestino o Libia. En esa parte de la discusión estamos siempre apoyando los esfuerzos del secretario general. Luego hay otro punto de vista, que es el humanitario. España es un país comprometido y todos los años apoyamos a la población para que pueda tener acceso a cubrir sus necesidades. Lo hacemos como parte de una solidaridad internacional en la que España sí tiene un papel de liderazgo.

-Venezuela celebra elecciones legislativas la próxima semana, con pocas perspectivas de solucionar el conflicto político, que se ha enquistado. Visto lo ocurrido, ¿no le parece que fue precipitado el reconocimiento de Juan Guaidó hace dos años como presidente encargado?

-Es un poco fácil reescribir la historia con lo que hoy sabemos pero lo cierto es que se ha avanzado poco en la negociación política . Es esa una asignatura pendiente a la que debemos prestar una atención particular. Tenemos ahora una nueva Administración americana que llega a la Casa Blanca con la que buscaremos también un diálogo sobre esta cuestión.

-Para España, ¿Guaidó es ahora líder de la oposición o presidente encargado?

-Para nosotros siempre ha sido las dos cosas. Son los dos papeles que siempre ha tenido. Pero más allá de lo que representa Juan Guaidó, la pregunta que debemos hacernos como puede España, la UE y la comunidad internacional impulsar una negociación política en Venezuela.

-¿ Cómo es la relación con el Gobierno de Nicolás Maduro?

-Las relaciones tienen cauces de diálogo, de discusión y también tienen momentos de desencuentro. Está claro que hay cuestiones sobre las que no estamos de acuerdo y a veces las expresamos de una manera un poquito más vocal que otras. Hay muchísimas cosas en las que no estamos de acuerdo pero eso no nos impide hablar.

-Otro asunto difícil, el 'brexit'. ¿Confía aún en un acuerdo?

-España apuesta claramente por un acuerdo. En estos momentos de gran inestabilidad, de enorme turbulencia, nuestra responsabilidad pasa por añadir estabilidad. Y eso significa pactar, llegar a un acuerdo. Y llegar a un acuerdo en la relación futura entre el Reino Unido y la UE pero también llegar a un acuerdo entre Reino Unido y España en lo relativo a Gibraltar. Por eso España no va a cejar en el empeño en alcanzar un acuerdo. Lo perseguiremos hasta el último segundo. Quiero pensar que el Reino Unido comparte también nuestro objetivo. Sobre todo porque si no hay un acuerdo el 1 de enero de 2021, la frontera de la Unión Europea estará en Gibraltar y en eso no hay vuelta atrás.

-¿También espera un acuerdo para desbloquear el fondo de recuperación europeo?

-Europa en su conjunto sabe la importancia que tiene el presupuesto comunitario y los fondos de recuperación, no solo para España o Italia, también para Polonia y Hungría, para la economía de la Unión Europea. Sabemos que la única manera de salir de esta crisis es hacer una inversión colectiva. Quiero pensar que como siempre habrá un tira y afloja pero finalmente podremos llegar a un acuerdo con el cual podamos poner en marcha este fondo a principios de 2021.

¿Que espera de la próxima Administración de Biden?

-Esperamos un impuso decidido al multilateralismo y un impulso decidido a la relación trasatlántica, relación tan importante para nuestro país y para el conjunto de la Unión Europea, a la que le falta una brújula desde hace ya un tiempo y a la que hay dotar de un nuevo objetivo estratégico, que podría ser rehumanizar la globalización.

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