Mientras Adriana Lastra, la portavoz del PSOE en el Congreso, se preparaba el pasado miércoles para, seguramente, seguir por vía telemática el 120º. aniversario de la Federación Socialista Asturiana, los diputados de Vox votaban, también por vía electrónica, el decreto que regulará los fondos que vendrán de Europa para la reconstrucción que ha de seguir al coronavirus. Lo que no sospechaba todavía a esa hora la diputada asturiana era que el partido de Santiago Abascal iba a permitir, con su abstención, que Pedro Sánchez mantuviera el control sobre los recursos que Bruselas destinará a España, una lluvia de millones en la que el PP de Pablo Casado quería tener mando a través de las autonomías que gobierna.

El puesto de Adriana Lastra en la dirección del Grupo Socialista la convierte en una pieza clave en las negociaciones que se desarrollan en el tablero del Congreso. Fue clave en el acercamiento a Pablo Iglesias e Irene Montero que desembocó en el Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos y pasa por tener buena mano para tejer acuerdos con ERC, sobre todo, con Gabriel Rufián. Pero esta vez no iba a poder ser.

Las elecciones catalanas con el ya exministro Salvador Illa como cartel, que amenaza con sacar más votos que cualquiera de los partidos independentistas catalanes por separado y tomar el relevo como vencedor de Inés Arrimadas, privaron al PSOE de los que fueron algunos de sus principales apoyos desde la moción de censura que tumbó a Mariano Rajoy. Cs tampoco estaba por la labor de allanar una votación más que relevante para Pedro Sánchez. Así las cosas, la derrota en la votación de ese decreto trascendental planeaba sobre el Gobierno hasta que, en los corrillos del Congreso que, entre otros, suele frecuentar el diputado asturiano José María Figaredo, empezó a circular el rumor de que algún diputado de Vox, que ya había votado de forma telemática la víspera, se había abstenido.

Adriana Lastra despeja las dudas y confirma el oxígeno de un aliado insospechado tras una conversación telefónica con su homólogo de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, un fiel del oriente asturiano, tierra natal de la portavoz socialista.

En el partido de Abascal descartaban ayer una negociación al uso: “Vox siempre vota en conciencia, no entra en encajes de votos. España necesita liquidez y es mejor que la gestión de los fondos europeos corra a cargo de un Gobierno central mediocre a que esté en manos de 17 autonomías con muchos partidos dispuestos a sacar tajada”.