Más de un 10 % de las mujeres trans en España se han visto obligadas a dormir en la calle al menos una vez en su vida debido a la incomprensión de sus familias y a la discriminación laboral y social que afecta a este colectivo.

Así lo revela una investigación realizada por la FRA (European Union Agency for Fundamental Rights) que contiene datos de España y corrobora también Alfonso Lara, responsable de la Línea Arcoíris de FELGTB, servicio telefónico de atención al colectivo.

"La mayoría de llamadas que recibimos relacionadas con información sobre recursos de alojamiento para personas sin hogar son de mujeres trans".

Es el caso de Luna, de 28 años, que explica a Efe cómo tuvo que abandonar su casa familiar después de desvelar a su familia su transexualidad.

"Al principio mi madre me dijo que mientras no iniciara la transición no pasaba nada, así que lo estuve atrasando tres años, hasta que me diagnosticaron un linfoma. Cuando acababa de terminar la quimioterapia me echó. Ella quería que me fuera y que no formara parte de su entorno, así que me fui e inicié el tratamiento", relata.

Tras vivir un tiempo en casa de una amiga, contactó con la Fundación San Martín de Porres, y estuve durante dos años en un piso de protección para personas lgbti, junto con personas migrantes y otras españolas que, como ella, no contaban con el apoyo de su familia y estaban en la calle.

"Existe el mito de que en el colectivo lgtbi todos son gais ricos, cuando la realidad es todo lo contrario, la realidad es que la discriminación afecta y afecta de manera económica y con mayores niveles de pobreza", advierte el secretario de organización de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (Felgtb), Ignacio Paredero.

Testimonios como el de Luna ponen de manifiesto el escenario de discriminación y desigualdad económica a la que se enfrenta el colectivo. Luna también sufrió esta discriminación laboral.

A finales de 2019 comenzó a trabajar como asistente administrativa en una residencia de la Comunidad de Madrid, donde estuvo en periodo de pruebas. "Todo iba muy bien hasta que un día un familiar se sintió incómodo conmigo por ser trans. Faltaba una semana para que finalizara el periodo de prueba y la directora me dijo que no lo había superado", cuenta Luna.

Le reconoció que un usuario les había dicho que si seguía trabajando allí sacarían a su familiar de la residencia. "Me echaron por transfobia, aunque en el informe decían que no había cumplido mis funciones", lamenta.

La presidenta de FELGTB, Uge Sangil, advierte en este sentido de que "las personas trans, además de enfrentarse en muchos casos a la transfobia familiar, tienen que enfrentarse a múltiples discriminaciones en el ámbito laboral".

Y recuerda que, según la FRA, el 77 % de las mujeres trans ha sufrido discriminación a la hora de buscar empleo, además de encontrarse con mayores problemas a la hora de buscar un alquiler.

Sangil destaca que las personas trans son las más vulnerables del colectivo y sufren unos índices muy elevados de sinhogarismo, desempleo y agresiones tanto físicas como emocionales.

"Necesitamos que se apruebe con urgencia esta legislación que nos servirá como escudo frente a las violencias. Nos urge que se garantice el derecho de autodeterminación, así como medidas que fomenten nuestra inclusión sociolaboral".

Según denuncia, "las personas trans que son expulsadas de sus hogares entran en una rueda de la que es difícil salir porque son sistemáticamente discriminadas por el mercado laboral cuando intentan buscar empleo". "Necesitamos medidas para fomentar la inserción laboral de este colectivo que actualmente está en riesgo de exclusión".

En este sentido, recuerda que "cuando hablamos de derechos trans o de una legislación trans, estamos hablando de derechos humanos. Derechos que, hasta ahora, y a pesar de vivir en una sociedad democrática que pretende ser igualitaria, se nos están negando cada día y de manera sistemática a muchas personas por el hecho de ser como somos".