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Lucha por el 4M

Iglesias y Vox: confrontación de alto voltaje en Madrid en busca del voto obrero

Los ultras se lanzan a una campaña del miedo para capitalizar el descontento de los barrios humildes

El candidato a las elecciones madrileñas de Unidas Podemos, Pablo Iglesias.

Cuando Pablo Iglesias dio el salto desde la Moncloa a la candidatura a las elecciones madrileñas y su equipo empezó a preparar su estrategia, la consigna era clara: "Confrontar con el PP y Vox a todos los niveles". Semanas después, el choque frontal con Isabel Díaz Ayuso no ha surtido efecto. La presidenta de la Comunidad ha preferido como contrincante directo a Pedro Sánchez. Esto deja al partido ultra como el único adversario disponible para los morados que buscan un combate cuerpo a cuerpo que les ayude a movilizar al electorado del cinturón rojo de Madrid. Los de Santiago Abascal ya han demostrado que están más que dispuestos a entrar en la refriega, con la intención de ensanchar sus bases en los barrios y municipios obreros.

"La democracia está amenazada por una derecha trumpista", sentenció Iglesias el día que anunció su salida del Gobierno para ser candidato, a mediados de marzo. Desde entonces, aquellas palabras han tomado distintas formas, pero la intención original no ha variado: avivar el temor a la posible entrada de Vox en el Ejecutivo madrileño como acicate para movilizar a los votantes de izquierdas de los zonas más humildes de Madrid.

Aunque las encuestas sitúan a Iglesias en cuarta posición, en su entorno defienden que su candidatura ha renovado las ilusiones de desbancar al PP con una suma de izquierdas en un feudo que los populares conservan desde hace más de 25 años, pero esto no es suficiente. El líder de Unidas Podemos, preocupado por el fantasma de la abstención, lleva semanas apelando a acudir el 4-M (un martes laborable para más inri) a las urnas en masa. Los aspavientos del partido de extrema derecha, los discursos incendiarios de su candidata, Rocío Monasterio, y los mitin ultra en los barrios obreros en los que apenas fueron votados –ahí está el ejemplo de Vallecas- le están dando munición. Tanto que los morados han llevado el choque hasta el Congreso, donde este martes defendieron una proposición no de ley para rechazar los actos violentos de la extrema derecha.

Una puerta abierta

Pero la estrategia de Iglesias es un arma de doble filo. A cambio de aprovechar los exabruptos de Vox en el cinturón rojo de Madrid, también deja abierta la puerta para que Rocío Monasterio logre calar en las capas más castigadas de la sociedad durante la pandemia. En el partido de Abascal, que en las últimas elecciones generales ya intentó identificarse con el voto obrero aludiendo a la "España que madruga", reconocen que la actual crisis les beneficia.

Los ultras, que ven agotado su crecimiento en los barrios más ricos donde predomina el voto a Díaz Ayuso, pretenden aprovechar esta dinámica de utilizarse mutuamente para canalizar el posible descontento de los votantes trabajadores más modesto hacia Iglesias. "Las imposiciones y restricciones son para ti. No para ellos", reza un cartel que Vox colocó en el metro de Madrid este mismo martes en el que contraponen a un obrero de la construcción con mascarilla con la foto del exvicepresidente sin ella durante un acto de campaña.

Al más puro estilo ‘trumpista’, Vox también está usando el miedo como estratagema política, alarmando sobre la supuesta inseguridad en los barrios de la capital. "Con Vox saldrías a un barrio seguro", se puede leer a la salida de la estación de metro de Sol, en el kilómetro cero de Madrid. Y, en el centro de su táctica del temor, la formación de Abascal ha colgado un cartel criminalizando a los menores extranjeros no acompañados. "Un MENA, 4.700 euros al mes. Tu abuela, 450 euros de pensión/mes", sostienen junto a su lema: "Protege Madrid. Vota seguro".

El anuncio, que está siendo investigado por la Fiscalía de Madrid por un posible delito de odio, es munición para Iglesias. "No podemos permitir que estos criminales gobiernen en Madrid. El 4 de mayo nos lo jugamos todo. Hay que plantar cara. Que nadie se quede en casa", sentenció el candidato morado en Twitter.

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