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Elecciones en Madrid

Elecciones 4-M en Vallecas: batalla en la Pequeña Rusia

El PP y Vox fletan autobuses desde varias provincias españolas con apoderados e interventores para tratar de arañar votos en Vallecas, donde siempre ha ganado la izquierda

Un hombre pasa frente a un mural en el barrio de Vallecas .

En la misma plaza de Vallecas en que el pasado 7 de abril se produjeron los altercados durante el mitin de Vox, tres jubilados conversan tranquilamente después de ir a votar. El que menos lleva 38 años en el barrio; el que más, 57. Ninguno vota a Díaz Ayuso, ni siquiera a Ciudadanos, y mucho menos a Vox, aunque son de los que introducen en la urna por pura mecánica alguna de las papeletas de la izquierda. “A ver si se acaba ya esto y nos dejan en paz todos”, espeta Marcelo, un gallego leído y trufado en política, bien informado y cuyos calificativos hacia la presidenta madrileña y candidata del PP y contra el partido de extrema derecha son aquí irreproducibles. Lo más suave es la alusión al perro Pecas, la mascota de Esperanza Aguirre, cuya cuenta en redes sociales gestionaba la hoy lideresa de la principal formación conservadora en Madrid.

Al sol de la “Plaza Roja”, en realidad Plaza de la Constitución, junto a la Avenida de Palomeras, en mitad de la conversación entre los tres hombres reflexiona el más callado: “Vallecas nunca ha sido de derechas ni lo será. ¡Si al barrio se le conocía como la Pequeña Rusia!”, exclama orgulloso.

Dos pensionistas hablan sobre las elecciones en la Plaza de la Constitución o Plaza Roja de Vallecas. David Castro

Pues esa es la batalla, la de tratar de arañar hasta la última papeleta en la Pequeña Rusia, en Vallecas, el barrio trabajador más populoso de la capital, un Madrid dentro de Madrid que a su vez se enclava en la España que está dentro de España, como dejó dicho para los anales de la historia la candidata del PP. Y no es una batalla pequeña. El Puente de Vallecas, con más de 231.000 habitantes, a los que hay que sumar los empadronados en la Villa de Vallecas (107.649) y el ensanche, con cerca de 40.000 censados, aglutina alrededor de 380.000 personas, tanta población como la ciudad de Alicante, tres veces más que Girona y por encima de los 100.000 sobre Vitoria o A Coruña. La contienda electoral no llega a guerra, pero quienes habitualmente pierden elección tras elección, los partidos de centro, derecha y extrema derecha, saben que su presencia en la Asamblea de Madrid o su supervivencia y peso en la política autonómica y nacional pasa por los resultados que obtengan en plazas como Vallecas, Usera, Villaverde o Vicálvaro. Por eso no ahorran carne en el asador.

Ambiente electoral en uno de los colegios electorales de Vallecas. David Castro

Junto a un centro cultural municipal en funciones de colegio electoral, apoderados e interventores de todos los partidos tratan de guardar el fuerte. Los del PSOE, Podemos y Más Madrid son vecinos del barrio. Algunos con la acreditación del PP y Vox no lo habían pisado en su vida. Incluso hacía tiempo que no viajaban a Madrid. Miguel pertenece a Nuevas Generaciones de Sevilla y es uno de los 32 militantes del partido que ha viajado a Madrid desde la capital andaluza para pasar la jornada electoral en este centro de votación ubicado en la calle de Martínez Rivas, una de las principales arterias vallecanas. El PP cuenta con voluntarios de sobra para otras zonas de la Comunidad, pero en algunos distritos capitalinos apenas alcanza para cubrir tres cuartas partes de las mesas electorales. El día anterior a la votación, tras ver cómo el Sevilla se dejaba la Liga, Miguel se subió a un autobús con los compañeros y regresará a su casa al cierre del recuento. Cree que Ayuso es el modelo a seguir y que podría ser exportable a la Andalucía de Juanma Moreno. El mismo periplo viajero se da entre miembros de Vox, uno de cuyos militantes, un funcionario de Alaquàs (Valencia) de nombre José, cogió su vehículo anoche para echar una mano a los compañeros de Madrid. Los casos de Miguel y José no son aislados. PP y Vox han recurrido a voluntarios de toda España para tratar de asegurar la mayoría de Díaz Ayuso o para que la formación de ultraderecha no se quede sin representación. Vox tiene, incluso, un apoderado de origen venezolano, Diego, obsesionado con que Pablo Iglesias no active el voto de Podemos. “Me vine con mi papá hace cinco años [cuando gobernaba Mariano Rajoy]. Con Pedro Sánchez y en pandemia no sé si habríamos venido”, subraya. Llegado del país regido por Nicolás Maduro, no dudó de que Vox era su partido en España.

Junto a la Plaza Roja, Miguel, un conductor de autobús votante de Podemos, avisa: “Mira los bares regentados por migrantes. Eran todos votos de izquierda hasta que Díaz Ayuso les permitió continuar abiertos. ¿A quién crees que van a votar ahora?”, teme. La Pequeña Rusia quiere seguir siéndolo.

Paco Pérez es concejal de Más Madrid. Ya lo fue con Carmena, con quien presidió la Junta de Distrito del Puente de Vallecas. Su discurso está hilado y bien construido. A las puertas de su colegio electoral, cerca de la calle de Pedro Laborde, alerta del peligro que para el barrio tiene que la derecha confirme lo que dicen las encuestas. “Se está yendo gente del barrio, y los que están viniendo lo hacen a costa de alquileres muy elevados. Desde 2010, la gestión del PP ha sido negativa. En servicios públicos esenciales hemos retrocedido”, sostiene. El edil se acoge al argumentario que no parece horadar las simpatías cosechadas por Ayuso y su apoyo a la hostelería. “Parece mentira que la gente esté más al discurso de las terrazas que al de los muertos en la residencias”, colige Pérez. El conductor de autobús corrobora: “Aunque sospecho que tendrá apoyos, no hay un solo bar en Vallecas con el #YoConAyuso. Aquí no se atreven”.

Colas en uno de los colegios electorales de Vallecas. David Castro

En el Mercado del Puente de Vallecas hay menos actividad de la habitual en esta jornada electoral. Lo dice Manuel, un frutero de toda la vida. “La derecha ha degradado el barrio por desatención, salir a algunas horas da miedo y hay alquileres que representan el sueldo de un mes”, apunta. En Vallecas, por un piso de unos 60 metros cuadrados se pueden llegar a pagar entre 550 y 600 euros en la Avenida de San Diego.

Efectivamente, siempre ha ganado la izquierda, y aunque Manuel, el frutero, no oculte cierta inquietud por los resultados electorales del 4M, sentencia: “Y así va a seguir siendo”. No abundan las banderas pendidas de los balcones, aunque sí carteles ingeniosos tapando alguna ventana. “¿Sabes quién vota fijo? Tu vecino el pijo. Vota 4M”. Pocos conciben una victoria de la derecha en la Pequeña Rusia.

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