Frente al riesgo de que se instale una sensación de cambio de ciclo político tras el 4-M, el Gobierno quiere insistir en la idea de que realmente la legislatura empieza ahora. Porque lo peor de la pandemia de covid ya pasó, la vacunación continúa avanzando a buen ritmo y pronto llegará el maná europeo, esos 140.000 millones de euros que España tendrá disponibles para gastar en un plazo de seis años. Pedro Sánchez busca marcar esa cesura temporal en sus últimos actos y discursos. También lo hizo este jueves, cuando planteó el arranque de "un gran diálogo nacional sobre el futuro" del país, para que "entre todos" se decida qué "España queremos ser en 2050". Una "gran conversación" que empieza ahora y que se prolongará en el tiempo, y para la que se buscará la implicación de comunidades y ayuntamientos, partidos políticos o agentes sociales.

El presidente hizo ese emplazamiento durante la presentación del documento 'España 2050'. Un texto de 676 páginas en el que han colaborado durante más de un año un centenar de profesionales, "con independencia y libertad, sin cobrar un céntimo y sin censuras", como dijo una de ellas, la profesora de la Universidad de Santiago María Loureiro. El informe, que contiene una parte de indicadores -un bosquejo de cómo será la tasa de empleo, la recaudación fiscal, la satisfacción de los ciudadanos con su vida o la evolución del gasto público-, ha sido coordinado por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, dirigida por Diego Rubio y bajo la tutela del director de Gabinete del presidente, Iván Redondo. La Moncloa recuperó la estética y el formato de los grandes discursos del jefe del Ejecutivo, con las restricciones propias de la pandemia: un auditorio, en esta ocasión el del Museo Reina Sofía de Madrid, con miembros del Gabinete y un ramillete de representantes de empresas, sindicatos, instituciones y sociedad civil.

Sánchez indicó que el texto, una producción que engarza con las oficinas de Foresight que hay en otros países del mundo, es solo "un primer paso", porque el futuro "es patrimonio de todos", y "todos" han de participar en su diseño. Es un documento "vivo", una "primera propuesta" que tiene como "único objetivo" iniciar una "gran conversación para que sea reforzada, corregida y ampliada por el conjunto de la sociedad".

El "gran diálogo" que anunció el presidente durante su alocución se prolongará durante meses y se hará de abajo arriba, abierto a instituciones, públicas y privadas, y a todos los ciudadanos "que quieran participar". “Un gran diálogo nacional -explicó- que se producirá en las 19 comunidades y ciudades autónomas, con reuniones bilaterales, con mesas redondas que se articularán a través de un centenar de administraciones públicas, empresas, patronales, sindicatos, universidades, 'think tanks', fundaciones, oenegés, asociaciones y partidos políticos con las que ya estamos trabajando y vamos a continuar”, aseguró. En ese diálogo "los gobiernos autonómicos y municipales tendrán un papel fundamental y decisivo".

Sánchez no entró en mayores precisiones. No especificó cómo se articulará esa "conversación nacional", de tal manera que el anuncio sonó por momentos gaseoso, falto de concreción. No está claro aún cómo se bajará el debate a cada localidad o cada comunidad, si será un debate alojado en las instituciones o algo más informal. Será un "proyecto de Estado", afirmó, y su compromiso es que la discusión sea "libre y plural", recoja "todas las ideas y posturas, con el máximo respeto a la evidencia empírica", con el fin de "ampliar horizontes temporales, enriqueciendo el pensamiento estratégico". Los componentes básicos serán "ambición y optimismo". Y la ambición, añadió, no es "imposible", y la "mejor prueba" es el trabajo presentado este jueves, en el que queda demostrado que el "debate académico y social" está "lejos de la crispación y el enfrentamiento" del presente. El presidente, como otros oradores, llamó a "alzar la mirada".