No hay tiempo que perder tras una larga provisionalidad en Catalunya y con una reedición del Govern independentista. La oposición calienta motores para fiscalizar los pasos del Executiu encabezado por el president Pere Aragonès y le niegan los 100 días de gracia.

El PSC incluso configura su "Govern alternativo" con consellers sin rango en la sombra que estén en contacto directo con los titulares de los Departamentos para colaborar y rastrear su actividad. "No se enfaden, no le daremos ni 100 días, ni 50, ni 20, ni 2 ni un día; porque creemos que Catalunya no puede perder más tiempo", ha espetado Salvador Illa, y ha asegurado que la nueva configuración del Govern son sólo "cambios cosméticos para tapar los últimos cinco años, que han sido muy malos".

El líder de la oposición ha afeado a Aragonès que hable de un gobierno independentista y de progreso porque, a su juicio, supone un oxímoron, ya que "progresismo e independentismo no casan, son agua y aceite, no se mezclan porque el independentismo es egoísmo y el progresismo es solidaridad".

Del Parlament a los tribunales

La ultraderecha no ha sorprendido, pese a estar a punto de perder su turno por la ausencia en el hemiciclo de Ignacio Garriga, que se encontraba en el bar -aunque ha alegado problemas con la mascarilla para justificar su retraso-. Vox ha avisado de que estarán expectantes y de que activarán la vía judicial ante cualquier 'dribbling' a la legalidad vigente.

En eso ha coincidido con Cs después de repasar el legado independentista en la Generalitat. El jefe de filas, Carlos Carrizosa, ha defendido que su partido va a "plantar cara sin dar ni un día de tregua" al nuevo president, incluso pidiendo al líder del Gobierno, Pedro Sánchez, que lance el primer requerimiento previo a la aplicación del artículo 155 si Aragonès avanza en el "embate" contra el Estado. "Si perpetran su amenaza de creerse por encima de las leyes, nos defenderemos", ha sentenciado.

Por su parte, el dirigente del PPC Alejandro Fernández ha preguntado por el papel que tendrá el Consell per la República y el expresidente Carles Puigdemont en el Govern, al tiempo que ha desdeñado algunas de las políticas en materia económica planteadas por Aragonès.

La vigilancia de la CUP y los comunes

La CUP ha lanzado un catálogo de "recordatorio y reivindicación" a Esquerra para que cumpla con las medidas que acordaron para facilitar la investidura de Aragonès diga lo diga el Tribunal Constitucional. Unas políticas que quieren que alumbren cuanto antes, demostrando un giro a la izquierda del que dudan tras la elección de los 'consellers' de Junts. "Un Govern para todo el mundo es imposible. ¿Está por el derecho a la vivienda o por la especulación? ¿Recatar bancos o personas? ¿Extractivismo y destrucción del territorio o lucha contra el cambio climático? [...] Tiene que elegir de qué lado está", le ha retado el diputado Carles Riera, pidiéndole que vigile de cerca a sus socios en el Consell Executiu. Por ahora, los 'cuperos' dan una tregua al Govern, pero avisan al 'president' de que tendrán el "puño cerrado si claudica o actúa en sentido contrario" a lo pactado.

Mucho más contundente, la líder de En Comú Podem, Jéssica Albiach, le ha animado a demostrar que quiere cambiar el rumbo de la política catalana y abandonar las políticas neoliberales. "Le pedimos coraje para ejecutar grandes transformaciones de las que habla y que vemos con escepticismo. Sólo le pedimos que nos demuestre que estamos equivocados en la desconfianza y que piensen cómo quieren ser recordados", ha aseverado a la bancada en la que se sentaba Aragonès.