El buque oceanográfico Ángeles Alvariño cartografió un área de 250 kilómetros cuadrados de fondos marinos entre aproximadamente 100 y 2.000 metros de profundidad y se filmaron 392 horas en las inmersiones del robot Liropus 2000, durante las semanas de búsqueda de las niñas de Tenerife.

Tras un mes de trabajos, el buque zarpó este miércoles desde el puerto de Santa Cruz Tenerife rumbo a Cádiz, después de que el juzgado que instruye el supuesto doble asesinato de Tomás Gimeno a sus hijas Anna y Olivia haya dado por imposible obtener más hallazgos en el fondo del mar.

Durante sus labores, el buque encontró varios objetos relacionados con la desaparición de las menores. Tras hallar una funda nórdica y una botella de buceo, el Liropus 2000 encontró una bolsa en la que estaba el cuerpo de una de las dos niñas, Olivia Gimeno.

En una nota del Ministerio de Ciencia e Innovación, el director del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Javier Ruiz, explica que "localizar un objetivo de dimensiones tan pequeñas a unas profundidades oceánicas tan grandes supone sin lugar a dudas un hito mundial".

A su juicio, "este hito mundial es el resultado de la colaboración y coordinación estrecha y precisa entre los Ministerios de Interior y de Ciencia e Innovación".

El pasado 20 de mayo, el IEO-CSIC recibió el mandamiento judicial para que, con los medios a su alcance, auxiliase a la Guardia Civil en las labores de búsqueda de tres personas desaparecidas.

El 23 de mayo zarpó de Ferrol el Ángeles Alvariño, un laboratorio flotante dotado con "las últimas tecnologías" para la investigación marina, incluido el vehículo operado remotamente (ROV) Liropus 2000, un instrumento único en España que permite realizar tareas de observación y recogida de muestras y datos hasta una profundidad de 2.000 metros.

Se obtuvo una cartografía de un área de 250 kilómetros cuadrados entre aproximadamente 100 y 2.000 metros de profundidad con una resolución de 15 metros y, dentro de esta área, cartografías de más detalle de cuatro zonas delimitadas por la Guardia Civil.

Estas zonas, que suman unos 12 kilómetros cuadrados, se cartografiaron con una resolución de 5 metros.

Con esta información se elaboraron mapas de la morfología y del tipo de fondo con el detalle suficiente para permitir la navegación segura del ROV; en total se realizaron 392 horas de filmación casi continua.

El ROV Liropus 2000 es un equipamiento muy sofisticado que requiere de mantenimientos detallados que deben seguirse rigurosamente (cada 120 horas requiere de una puesta a punto completa).

No está diseñado para este tipo de operaciones con un uso tan intenso. Pese al gran trabajo a bordo de los ingenieros, que hicieron numerosas reparaciones, el ROV terminó trabajando con una operatividad del 50 % cuando normalmente es de casi el 100 %.

En los últimos días, su estado comenzó "a suponer un riesgo para la navegabilidad, lo que podría suponer su pérdida".

A pesar de ello, "explotando los límites para los que esta tecnología fue diseñada, fue capaz de explorar con detalle todo el fondo marino técnicamente viable con esta metodología".