Si la derecha aún mantenía la ficción de fisuras en el PSOE en torno a la concesión de los indultos, este sábado se dio definitivamente de bruces. El partido ya era un mar en calma, pero el comité federal probó que no hay ni la más mínima ola. La inquietud que latía hace algo más de un mes, cuando Pedro Sánchez anunció por anticipado que su Gobierno sí otorgaría el perdón a los presos del procés, se ha difuminado hasta hacerse imperceptible. La labor de pedagogía desplegada por el presidente y su equipo, la oposición "furibunda" del PP y la convicción de que los dos años que quedan hasta las siguientes generales amortiguarán el desgaste electoral que hoy captan las encuestas han hecho su trabajo y han ayudado a serenar las aguas. Tanto que el líder, que reivindicó la "valentía" de su formación centenaria y su "patriotismo de verdad", pudo disfrutar de una reunión plácida del máximo órgano de dirección del PSOE, sin contratiempos, absolutamente tranquila y hasta "aburrida", como decían varios dirigentes a la salida.

El cierre de filas del comité federal, el primero presencial en pandemia, fue total, sin asomo de autocrítica. Sánchez controla el partido y este le corresponde con un apoyo pétreo -al menos por ahora- a su estrategia de distensión con Catalunya. Bien es cierto que los tres barones más críticos con la medida de gracia, cada uno a su manera, no asistieron a la cita de este sábado en el Novotel Madrid Center de la capital (no en la sede de Ferraz): ni el castellanomanchego Emiliano García-Page, ni el aragonés Javier Lambán -ambos por razones médicas-, ni el extremeño Guillermo Fernández Vara, en su caso por una celebración familiar. Tampoco viajaron a Madrid los presidentes de Navarra, María Chivite, y Canarias, Ángel Víctor Torres, por cuestiones de agenda institucional, aunque los dos respaldaron desde el principio la estrategia del Gobierno. Y Susana Díaz, secretaria general aún de Andalucía pero ya próxima a su salida, se ausentó para ceder el protagonismo a Juan Espadas, ganador de las primarias y su inmediato sucesor. El máximo órgano de dirección avaló, en fin, la hoja de ruta de su jefe y aprobó por unanimidad la convocatoria del 40º Congreso Federal, que se celebrará en València el 15, 16 y 17 de octubre de 2021.

"El PSOE es un partido valiente, decidido, determinado por la convicción de estar cumpliendo con nuestro deber cuando nos ha tocado gobernar y dirigir este país", sostuvo Sánchez en el arranque de una intervención en la que fue recibido con aplausos de los suyos. El secretario general presentó los indultos como un eslabón más de la cadena de decisiones "complejas" que los socialistas han adoptado por el bien de su país. Como una muestra del "patriotismo de verdad", el que "antepone el bienestar y el progreso de España a cualquier otra consideración política". El que estaba presente en las cartas de Juan Negrín en 1948, jefe del Ejecutivo en la Guerra Civil, cuando defendió en el exilio la llegada del 'plan Marshall' a la dictadura, o el que estaba detrás de la reconversión industrial de Felipe González o la derrota de ETA y la ampliación de derechos civiles impulsadas por José Luis Rodríguez Zapatero.

El PSOE fue "valiente" también cuando le tocó defender la "laicidad", cuando hubo que trazar el camino de derechos como el aborto, el matrimonio igualitario, o la eutanasia. "No ha sido fácil el ser valiente, el ser determinado, el tener coraje", observó, haciendo hincapié en que las decisiones trascendentes son delicadas, arriesgadas, pero merecen la pena y, con el tiempo, son digeridas, con "inteligencia", por la ciudadanía. Porque, por encima de todo, el PSOE "siempre ha amado a España", proclamó, para hacer frente a las críticas de la oposición, que le acusan de querer romper España en pedazos.

La independencia, "del siglo pasado"

Recordó entonces que también endosaron a Zapatero haber "traicionado a los muertos" cuando fue él quien propuso el pacto antiterrorista, igual que a él le vaticinan concesiones cuando apoyó en 2017 la aplicación del 155 en Catalunya. El partido está obligado, dijo, a "construir cohesión, convivencia", porque si no "nadie más lo va a hacer". Para el presidente, los indultos ya están teniendo sus "efectos": "Más allá del ruido de la derecha, la serenidad empieza a imponerse". La medida de gracia, siguió, son un "rotundo mensaje" de la democracia española a la sociedad catalana, de "empatía", de que se quiere "contar" con ella para construir "un futuro mejor". Y juntos, porque la independencia "es algo del siglo pasado".

Sánchez pintó el PSOE como un partido "valiente", pero también como la formación "de la esperanza". Señaló que el Gobierno de coalición intentó combatir desde el minuto uno la desigualdad, la "parálisis", la corrupción... y luego tuvo que afrontar la pandemia. Ahora que se acerca el final del túnel, que la recuperación económica se atisba y la vacunación marcha bien, "España va mejor cada semana". El PP, que se vuelca en "destruir" y "crispar", dijo, "va a sufrir en las urnas". Para el jefe del Ejecutivo, su oposición es "indistinguible" a la de Vox. "Lo mismo da, que da lo mismo", resolvió.

A los discursos de Sánchez y Espadas siguieron 23 intervenciones de los miembros del comité, encabezadas por las de los presidentes de Valencia, Ximo Puig; Asturias, Adrián Barbón, y Baleares, Francina Armengol. Los tres plenamente alineados con el Ejecutivo. El barón valenciano defendió el paso adelante de los indultos, con un PSOE "detrás del Gobierno, apoyando también desde las comunidades autónomas" y para combatir a un PP que es el mayor "disolvente" para la "cohesión". Puig fue de los que reclamó, no obstante, que en la negociación del nuevo modelo de financiación, se diseñe un modelo justo y sin "privilegios". También el dirigente aragonés Vicente Guillén reivindicó que la financiación tenga como base la igualdad. El portavoz en las Cortes, enviado de Lambán al comité, expresó su voto de "confianza" hacia Sánchez pero a la vez mostró su "escepticismo" hacia ERC y los independentistas. Mariano Sánchez, el representante de Vara, prestó su "total apoyo a Pedro", según describía un miembro del órgano.

Salvador Illa, ganador de las elecciones catalanas del 14-F, agradeció al presidente su "valentía y liderazgo" al aprobar los indultos porque esa es una medida que ayuda al "reencuentro entre catalanes y entre catalanes y el resto de españoles". El exministro reclamó de nuevo a Pere Aragonès una mesa de diálogo entre las fuerzas catalanas, demanda que ya formuló Sánchez al president y que recordó este sábado. Otras federaciones como el PSE, liderada por Idoia Mendia, creen muy importante también que primero cuaje el acuerdo dentro de la comunidad para luego trasladar ese consenso al resto del Estado.

¿Referéndum consultivo?

A debate sigue estando la fórmula de validación final y la hipótesis de un referéndum consultivo en toda España. Los ministros de Hacienda y Política Territorial, María Jesús Montero y Miquel Iceta, enfriaron esa opción: lo importante, dijeron, es acercar posturas en torno a "fórmulas viables", porque jamás habrá acuerdo en torno a la autodeterminación y la amnistía. "Lo que habrá es un intento de rematar la labor de lucha contra la pandemia, asegurar la recuperación económica, y asegurar un escudo social muy potente. Esa es nuestra prioridad. Y de lo demás tiempo habrá para hablar", despachó el primer secretario del PSC.

Dirigentes de primer nivel y cuadros intermedios salían satisfechos de la cita de este sábado. No se oyeron críticas -ni siquiera por el hundimiento del partido en Madrid en las autonómicas del 4-M-, ni voces que expresaran el temor a un eventual castigo electoral por los indultos. "Ha sido extraordinario, todos los elementos han ayudado, y era una operación muy difícil", apuntaba una baronesa. "Los militantes están a otra cosa -resumía otro líder territorial-. Cuando se consolide la creación de empleo y lleguen los fondos, la legislatura cambia por completo". Un máximo responsable autonómico de la España interior reconoce que "pesa" la cuestión los indultos, "pero mucho menos de lo que parecía y queda tanto para cualquier elección…".

En efecto, el alivio en el PSOE viene sobre todo por el margen de dos años que resta hasta las siguientes generales, si se cumple el plan trazado por el presidente. Otros mandos agradecieron la labor de pedagogía de Sánchez, el cómo en su discurso de este sábado había incardinado la medida de gracia con la historia del propio PSOE. "Se notaba que había afectividad", apuntaba una responsable regional, veterana en el comité y que destacaba el cambio de clima radical si se comparaba con aquellas ásperas reuniones de los comienzos de Sánchez. Por no hablar del dramático 1 de octubre de 2016 en el que los notables, encabezados por Susana Díaz, le hicieron dimitir.

A las cuatro horas y media, el debate había concluido. Sin contratiempos. El presidente, a quien en su equipo veían "eufórico", agradeció las muestras de respaldo. El aval cerrado a su hoja de ruta. Las votaciones, además, fueron como la seda. Se validó la convocatoria del 40º Congreso, la ratificación de Espadas como candidato a la Junta, la modificación del reglamento [ver texto de apoyo]. El comité también aprobó delegar en la ejecutiva federal la aprobación de la ponencia marco, que no ha dado tiempo a rematar. La cúpula lo hará el sábado próximo, 10 de julio, previo a un acto de presentación del documento, que de nuevo protagonizará Sánchez.

El presidente cruzó otra frontera importante. La del empujón de su partido. Y ya lo tiene.

Clamoroso silencio para despedir a Díaz y manos libres para que Espadas monte su equipo

El otro gran protagonista del comité federal fue Juan Espadas, el flamante ganador de las primarias andaluzas. Pedro Sánchez, en el pasaje de su discurso dedicado a la cuestión interna, reconoció primero el trabajo de Susana Díaz. Pausa dramática, esperando quizá que alguien rompiera un aplauso. No lo hubo. Nada. Un clamoroso y llamativo silencio. Ella ya es pasado absoluto. “Ahora, la responsabilidad es de Juan Espadas”, siguió el presidente. Entonces sí sobrevino la ovación. El alcalde de Sevilla prometió una oposición a Juanma Moreno “útil, constructiva y con sentido de Estado, como la que Sánchez demanda del PP. “Vas a contar con el PSOE-A detrás”, remachó el próximo líder de la federación más potente. 

El 23 de julio, si no hay sorpresas, Espadas será proclamado, de hecho, nuevo secretario general del PSOE-A. En el tiempo que media hasta que a finales de año se celebre el congreso regional y se elijan allí nuevos órganos de dirección regionales, podrá montar un equipo propio. El comité federal aprobó por unanimidad este sábado una modificación del reglamento para que Espadas pueda nombrar un equipo organizador del cónclave. De este modo, se vacía de poder la ejecutiva de Díaz. Formalmente, estará activa hasta el congreso andaluz, pero sus funciones serán asumidas por el comité que designe el nuevo líder. Cuando se formalice el relevo entre Espadas y Díaz, esta pasará a ser senadora autonómica.

En clave orgánica también se manifestó uno de los miembros del comité, el histórico Paco Fuentes, que pidió que se devuelva más poder a los órganos intermedios, las federaciones. Lo hizo en el contexto de una reflexión sobre el gatillazo de las mociones de censura fallidas y sus consecuencias, que el líder no ha explicado, se quejó el exsenador extremeño, apuntando también a su director de Gabinete, Iván Redondo: no duda de que se tiraría "por un barranco por Pedro, pero no por el PSOE". A fin de cuentas, la de este sábado es la última cita de la plana mayor del PSOE antes del 40º Congreso de octubre.