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Un año de su salida de España

Juan Carlos I quiere pactar con su hijo fecha para pisar de nuevo la Zarzuela

El emérito espera poder hacer el gesto de volver al Palacio aunque después elija una nueva residencia

Felipe VI y Juan Carlos I, el 18 de junio de 2014, en el acto en el Palacio Real en el que el rey emérito firmó su última ley: la de su propia abdicación.

Juan Carlos I lleva un año viviendo en Emiratos Árabes Unidos, el país que eligió para poner distancia física entre él y su hijo, Felipe VI, e intentar así que las numerosas informaciones sobre su fortuna no afectaran al actual jefe del Estado. En la carta que la Casa del Rey hizo pública el 3 de agosto de 2020, el emérito dio a entender que su salida de España era temporal (se iba en aquellos “momentos”, escribió), pero, 12 meses después, allí sigue.

El monarca hizo amago de volver en Navidad, aunque su propuesta no fue bien acogida ni en el Gobierno ni en la propia Zarzuela, donde, además, se vive la dimensión familiar del conflicto. Las hijas de Juan Carlos I, Cristina y Elena, han viajado para visitarle en varias ocasiones. Según fuentes del entorno del emérito consultadas para la elaboración de esta crónica, con su hijo habla por teléfono “de vez en cuando”.

Su estancia en Abu Dabi discurre en una isla que le da la discreción y seguridad que buscaba

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El exjefe de Estado quiere volver a España, aseguran a este diario esas fuentes, aunque en estos momentos se dan dos incógnitas principales: cuándo (el exmonarca está pendiente de que la fiscalía española dé una respuesta a todas las diligencias de investigación) y adónde. Él quiere hacerlo al Palacio de la Zarzuela, la que fue su residencia durante 58 años. Como mínimo espera poder volver al complejo, sede de la jefatura del Estado, y ya después, a iniciativa propia, irse a otra residencia. Juan Carlos I es consciente de que ambas incógnitas se tienen que despejar tras acordarlas con su hijo, que a la vez mantiene una relación muy fluida con el Gobierno por este asunto, según fuentes de la Moncloa.

Regresar y tener la base principal en España siempre ha sido un deseo del monarca, pero se ha intensificado en estos últimos tiempos al comprobar que, tras las restricciones por el covid-19 y el proceso de vacunación, la normalidad está volviendo en su país. Ya antes de su exilio voluntario en Abu Dabi no paraba casi en Madrid, de viaje en viaje con amigos por todo el mundo, algo que echa de menos, explican las fuentes consultadas.

Problemas de movilidad

La vida en Abu Dabi ha discurrido de “una manera tranquila” y “en paz” para Juan Carlos I, alojado en una residencia que el jeque Mohamed bin Zayed Al Naan, príncipe heredero de Emiratos Árabes Unidos, le ha dejado en una de las islas del país, un lugar que reúne las condiciones de seguridad y discreción que el emérito buscaba. Casi todas sus jornadas las pasa dentro de casa debido a las altas temperaturas de la región.

Juan Carlos I y Mohamed bin Zayed Al Naan, príncipe heredero de Emiratos Árabes Unidos, en una fotografía de 2011. REUTERS

Para la familia real abudabí, y en general para las monarquías árabes, al padre de Felipe VI hay que seguirle tratando como el Rey de España, un país que admiran y que les lleva a soñar con “el esplendor de Al Andalus”. “Y por eso se desviven con él. Todo les parece poco”, explican esas fuentes cercanas a Juan Carlos I. Allí le han procurado también todos los cuidados médicos que necesita por las obligadas revisiones de la cadera, el corazón y los pulmones tras las operaciones de los últimos años. Debido a sus problemas de movilidad, cuenta con el apoyo de asistentes de manera constante.

Silencio en la Zarzuela

En la Casa del Rey todo lo que se refiere a Juan Carlos I se ha convertido en un asunto espinoso del que sus portavoces no quieren ni hablar ni responder preguntas. Cualquier cuestión planteada sobre la posible vuelta del emérito se quedan sin respuesta. Solo mandan un mensaje: Felipe VI continúa su agenda “llena de actividades oficiales” con dirigentes políticos y con representantes de todos los sectores económicos y sociales. Esta misma semana, destacan en la Zarzuela, el jefe del Estado, después de estar el domingo en Galicia el día de Santiago, viajó a la toma de posesión de presidente de Perú, Pedro Castillo, y presidió el viernes la Conferencia de Presidentes en Salamanca.

El exjefe de Estado ha recibido la visita de sus hijas y habla con su hijo por teléfono “de vez en cuando”

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La pandemia ha obligado a suspender algunos actos en los que Felipe VI tenía contacto directo con los periodistas en los tradicionales corrillos. Por ejemplo, en 2020 no se pudieron organizar las recepciones en el Palacio de La Almudaina (agosto), en el Palacio Real (con motivo de la fiesta del Doce de Octubre) y en los Premios Princesa de Asturias (octubre). El perfil bajo que asumió el jefe del Estado a mediados del 2015, tras tomar algunas iniciativas de transparencia (prohibió recibir regalos caros y aprobó un código de conducta, entre otras medidas), se ha mantenido al conocerse las múltiples investigaciones sobre las finanzas de su padre. Unas sombras que le llevaron a romper con él ante todos cuando anunció, en marzo de 2020, que le retiraba la asignación que recibía a cargo de los Presupuestos Generales del Estado y renunciará a la herencia que pudiera corresponderle.

El coste de la jefatura del Estado

Felipe VI tiene “una hoja de ruta de renovación de la Corona”, según dijo el pasado diciembre Pedro Sánchez, pero de la boca del Rey no ha salido ninguna frase tan clara. En el discurso de Navidad de 2020, se esperaba que aprovechara para hacer alguna referencia a la situación de su padre y las sombras sobre su fortuna, pero prefirió centrarse en las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. El actual Rey se limitó a defender los “principios morales y éticos” y añadió que obligan “a todos sin excepciones”. En total, Juan Carlos ha pagado en los últimos ocho meses más de 4,6 millones de euros a Hacienda en dos regularizaciones por rentas no declaradas.

Según informaron a principios de año fuentes de la Moncloa, la exvicepresidenta Carmen Calvo se reunió en varias ocasiones con el jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín, para “actualizar” los “valores éticos” de la institución y diseñar medidas que puedan aportarle más transparencia a la monarquía. Sin embargo, el año ha ido avanzando y ni la Zarzuela ni el Ejecutivo han impulsado ninguna iniciativa. Por ahora. Entre las medidas que están sobre la mesa se incluyen la posibilidad de que Felipe y Letizia hagan público su patrimonio, la renuncia voluntaria del Rey a la inviolabilidad para los actos privados y dar transparencia al coste real de la monarquía, ya que algunas partidas no se desglosan y las asumen directamente los ministerios, sobre todo Defensa (aviones y seguridad), Hacienda (coches) y Presidencia (residencias).

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