Dos diputadas de Unidas Podemos, Gloria Elizo y María del Carmen Pita, y el consejero de Políticas Migratorias y Justicia del Gobierno navarro, Eduardo Santos, exparlamentario nacional de la formación, han remitido a 'El Periódico de España' un artículo en el que expresan su disconformidad con la inclusión de Enrique Arnaldo en el cupo de renovación del Tribunal Constitucional y su desacuerdo con el apoyo a la candidatura. "Cada voto afirmativo es una ignorancia deliberada", aseguran en el texto.

Indican los tres firmantes que la composición de un órgano como el alto tribunal "tiene que reproducir la deliberación y los matices existentes en la sociedad" y garantizar que las personas que lo integran atesoran "un mínimo nivel acreditable por su trayectoria y circunstancias". Pero "sin esos dos aspectos mínimos no hay nada", añaden. "Y en este acuerdo al que se ha llegado no hay nada", sentencian.

Si en un pacto como el alcanzado intervienen "personas con una trayectoria partidista tan acusada como Enrique López" y en él figuran personalidades como Concepción Espejel y el propio Arnaldo, lo que se busca, explican los tres autores del artículo, es incorporar al Tribunal Constitucional en "la estrategia partidista de combate político", y encima, aceptarlo. Y los formantes puntualizan acto seguido: "No aceptamos que sea así de ninguna manera" porque "el precio a pagar en términos políticos de regeneración democrática y sociales, de construcción de ciudadanía, es sencillamente inasumible".

Un margen de 33 votos

"O juristas o soldados" es el título del artículo enviado a 'El Periódico de España' un día antes de que el pleno del Congreso vote la renovación del cupo de cuatro magistrados del TC que corresponde a la Cámara. Se trata de una votación secreta que, además, como consecuencia de la pandemia, será telemática. A los diputados se les facilitará un enlace y un compartimento en él para que incluyan cuatro, tres, dos o uno de los candidatos, que son, aparte de Arnaldo, Concepción Espejel, Inmaculada Montalbán y Ramón Sáez.

El malestar entre los diputados del PSOE y de Unidas Podemos es notorio. Odón Elorza es el representante socialista que en público lo ha verbalizado. Este mismo miércoles, en la SER, el presidente del grupo de los "morados", Jaume Assens, se ha pronunciado en términos similares. "Con la nariz tapada", ha dicho que votarán. Las direcciones parlamentarias de ambos grupos, según han señalado sus fuentes estos días, han dado diversas explicaciones a lo largo de la última semana para que no haya díscolos. Creen que habrá mayoría suficiente para que salgan los cuatro, Arnaldo incluido. Que la nominación sea efectiva depende de que conciten el respaldo de 210 diputados, cada uno.

El PSOE tiene 120 escaños y el PP, 88. Unidas Podemos suma 35. Entre los tres, 243. Tendrían que producirse 33 votos en contra en las filas de estas tres formaciones para que peligre una candidatura. La de Arnaldo es la más delicada.

Y socialistas y populares no cuentan con un colchón alternativo, pues ninguno de sus aliados está por la labor de respaldar el pacto en el pleno del Congreso de este jueves. Ni ERC, ni PNV, ni EH Bildu, ni Más País... Ni las fuerzas regionalistas. Todas se están moviendo entre tres opciones: no votar, votar en contra o la abstención. Sólo el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, tiene claro que dará el sí a los dos candidatos del PSOE, pero en ningún caso a Arnaldo. Sobre Espejel tiene aún reservas. Vox y Cs, por otro lado, se han excluido de la ecuación.

A favor del pacto, pero no cualquier pacto

Elizo, Pita y Santos recalcan en el texto que el Tribunal Constitucional ha sido víctima durante estos últimos años de "un cierto nacionalismo judicial abanderado por posiciones extremadamente conservadoras". "Desde esa trinchera -agregan- se toma como una injerencia cualquier interpretación internacional, por muy fundada que esté en derecho, que sea contraria a posiciones atadas sobre todo a la piedra inamovible de la unidad de España o la monarquía".

Para un tipo así de judicatura, "no hacen falta juristas; hacen falta soldados". "Hace falta un tipo especial de personal que sea capaz de revestir con argumentos jurídicos posiciones partidistas previamente tomadas, por muy sectarias que sean", apostillan.

Claro que hay juristas conservadores a los que respetan, lo reconocen los firmantes, pero su preponderancia en el poder judicial no puede estancar al derecho bajo sobrenombres como "seguridad jurídica". Proponer nombres para ser parte del Constitucional tiene que estar regido por exigencias como la honestidad, la preparación jurídica, el sentido crítico y la capacidad para ser independiente. "Cualquier pacto que obvie esta finalidad es un pacto espurio, aunque le den los números", aseguran Elizo, Pita y Santos.

No puede ser que el pacto y a quiénes incumbe el pacto sea lo de menos, refieren. No se trata de negarlo, al contrario, argumentan. Se trata de cómo sellarlo. De quiénes forman parte de él. La ejemplaridad resulta fundamental.

Al igual que es qué tipo de intérprete de la Constitución se pretende. Si se dar prioridad a la regeneración democrática y a la regeneración social, si se da prioridad a la construcción de ciudadanía, un pacto como el que este jueves votará el Congreso es "inasumible". "Si lo que se argumenta es que de no producirse este intercambio, sencillamente estamos dando por bueno que el TC tumbará leyes progresistas, estamos dando por bueno que el mundo que hay es el único posible, y para eso nos vamos a casa y que sigan haciendo política los de siempre, los que son especialistas en mundos posibles".

El final del artículo es revelador: "En el caso de Enrique Arnaldo, en particular, hay una prensa libre que ha hecho su trabajo. Nos ha dicho quién es y lo que ha hecho. Nos ha dicho lo que es capaz de hacer y lo que va a hacer, la función que va a desempeñar en el TC. Cada voto afirmativo es una ignorancia deliberada".