La fiscalía anticorrupción y los agentes de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) de la Policía grabaron al abogado Alfonso Pazos, el preso de confianza de José Manuel Villarejo, tratando de difundir la existencia de una supuesta investigación sobre el suministro de hormonas femeninas al rey emérito Juan Carlos I por parte del entorno del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), según la información recabada por El Periódico de España.

De esta forma, según los investigadores, el comisario jubilado trataba de que esa documentación acabara en los medios de comunicación, a los que quería trasladar que integrantes del CNI, a cuyo frente se encontraba uno de sus mayores enemigos, el general ahora en la reserva Félix Sanz Roldán, habían tratado de “bajarle” el deseo sexual a Juan Carlos I durante su relación con Corinna Larsen.

Pero la intervención policial impidió que el clan de Villarejo lograra difundir estos supuestos hechos, que el comisario habría investigado por su cuenta sin ningún tipo de respaldo judicial. Por eso la "Operación Farinelli", como así la denominó Villarejo, no llegó a ver la luz pública hasta su última comparecencia en la comisión de investigación del Congreso sobre el espionaje al extesorero del PP Luis Bárcenas u operación Kitchen.

"Inhibidores de testosterona"

El presunto cabecilla del considerado por el ministerio público como "clan policial mafioso” que durante años “infectó” a la Policía, aseguró en el Parlamento, de forma literal: “Al rey emérito le inyectaron hormonas, inhibidores de testosterona, porque se consideraba un problema de Estado que fuera tan ardiente”. Sin embargo, no aportó ninguna prueba al respecto de la investigación que llevó a cabo por su cuenta y al margen de la Justicia.

Meses antes de su comparecencia en el Congreso el abogado Alfonso Pazos había sido detenido por “distribuir, facilitar o negociar con la documentación a disposición del excomisario”, según el relato de la fiscalía anticorrupción incluido en un auto del caso Tándem del juez Manuel García Castellón de 22 de febrero, al que ha tenido acceso este diario.

Durante la investigación policial sobre estos hechos, encabezada por los fiscales Miguel Serrano e Ignacio Stampa, el teléfono de este preso de confianza del comisario fue interceptado mientras mantenía una conversación sobre la denominada por Villarejo como “Operación Farinelli”, en alusión al ‘castrati’ italiano Carlos Broschi, tal y como adelantó niusdiario.es.

Conversación con Corinna Larsen

El comisario abrió una investigación personal tras asegurarle Corinna Larsen en 2016 que su examante Juan Carlos I había permanecido durante meses medicado en contra de su voluntad. Ella sospechaba que había sido sometido a un tratamiento para bajarle la libido.

“Yo he traído este médico francés […] que también ha sido el médico de Chirac, un tipo muy discreto pero muy bueno. Hemos hecho todos los avances en paralelo para ver lo que le ponían como medicación. Le han puesto un montón de hormonas femeninas para quitarle la fuerza, para quitarle testosterona y todo eso”, dijo en concreto Larsen, según consta en la grabación de Villarejo, a cuya transcripción ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

"No podía estar con una mujer"

En la conversación la empresaria germanodanesa daba por cierto que las autoridades españolas habían decidido hormonar a Juan Carlos I: “Tú puedes cambiar la personalidad de una persona con la química, y eso yo lo sé con gente que lo han hecho durante un tiempo, entonces le han quitado todo, ni podía estar con una mujer ni nada. […] Y claro, se ha puesto en una depresión horrible, y después, es más fácil manipular a una persona ¿no?”, completaba Larsen.

Tras recibir esta información, Villarejo inició una investigación por su cuenta para tratar de buscar pruebas de esta supuesta actuación del espionaje español. Esta documentación era la que trataba de difundir Pazos, su preso de confianza, entre los medios de comunicación. Sin embargo, su detención impidió la difusión de 'fake news' hasta la comparecencia de Villarejo en el Congreso de los Diputados, en la que algunos de los diputados se tomaron a broma las palabras del comisario: "Esto parece la última de James Bond", espetó el diputado de ERC Gabriel Rufián.