Los 12 tripulantes del naufragio del Villa de Pitanxo que todavía no han sido localizados, de los 24 que formaban la dotación del buque, seguirán figurando, salvo milagro, como desaparecidos. Para sorpresa de familiares y del propio sector pesquero, Canadá decidió este miércoles por la tarde cancelar el operativo de búsqueda desplegado solo 37 horas antes, cuando las radiobalizas del arrastrero de Grupo Nores saltaron automáticamente tras el accidente.

Según indicó el Joint Rescue Coordination Center (JRCC) de Halifax, que coordinaba el rescate, la decisión se tomó “en base a los resultados de la búsqueda exhaustiva realizada por un número significativo de aeronaves y embarcaciones” en una zona “que cubre más de 900 millas náuticas cuadradas”.

“El caso ahora pasará a manos de la policía como un caso de personas desaparecidas en el mar”, señalaron los guardacostas canadienses. Tal y como confirmaron fuentes de la Xunta, la decisión de Canadá de suspender las labores de búsqueda se hizo firme a las 16.00 horas local (20.00 GMT), aunque, según pudo saber FARO los barcos desplazados en la zona fueron alertados antes.

La patrullera Cygnus, que también peinaba la zona, avisó de la suspensión, momento en el que el Playa Menduiña Dos, que recuperó la balsa en la que estaban los tres rescatados y cuatro cadáveres, inició la navegación hacia el puerto de St. John’s. Algunos de los buques continuaron la búsqueda apurando las últimas horas de luz.

La decisión de las autoridades canadienses se produce cuando las posibilidades de encontrar con vida a alguno de los 12 desaparecidos “son nulas”, según recogió Efe de un alto funcionario del país, y también después de que los propios guardacostas trasladasen datos erróneos a la hora de contabilizar los cuerpos hallados.

“El caso ahora pasará a manos de la policía como un caso de personas desaparecidas en el mar”, señalaron los guardacostas canadienses

En lugar de los diez cadáveres recuperados, según anunciaron el martes a última hora, el dispositivo localizó finalmente nueve, dejando el balance final en tres supervivientes, nueve fallecidos y 12 desaparecidos.

Algunos de los familiares se mostraron molestos tras conocer de la suspensión del dispositivo de búsqueda. Kevin González, hijo de Fernando, moañés de 53 años, señaló en declaraciones a la prensa que debía continuar con las labores “hasta que no pueda más”. De igual forma, también rogó que se investigue qué ha sucedido con este arrastrero congelador, “no por venganza, para que no vuelva a pasar”.

De la misma forma se pronunció el peruano Pablo More, al ser su familia una de las más golpeadas por la tragedia, pues perdió a su hermano Daniel, que estaba enrolado con sus sobrinos Diego y Edwin.

La decisión se tomó “en base a los resultados de la búsqueda exhaustiva realizada por un número significativo de aeronaves y embarcaciones” en una zona “que cubre más de 900 millas náuticas cuadradas”

El operativo

Desde que se dio el aviso del accidente del Villa de Pitanxo el martes pasadas las cinco de la madrugada, el operativo de búsqueda cubrió un área de casi 3.100 kilómetros cuadrados. En él participaron ayer un helicóptero, un avión y la patrullera Cygnus de los guardacostas del país norteamericano junto a un grupo de buques liderados por siete pesqueros: los portugueses Franca Morte, Lutador, Novo Virgem da Barca y Pascoal Atlantico y los españoles Río Caxil y Playa Menduiña Dos.

“El tiempo ha empeorado desde anoche y el mar está ahora a 10 metros, lo que complica la búsqueda”, decía el teniente comandante de Canadá que coordina el operativo, Brian Owens, sobre las 13.30 horas española.

“Solo encontramos un cacho de aparejo"

Roberto Sotelo no ha dormido desde que recibió el aviso, en la noche del pasado martes, del hundimiento del Villa de Pitanxo. Enseguida puso rumbo al lugar del naufragio, a unas 250 millas de la costa de la Isla de Terranova, para colaborar en el operativo de rescate. “El Lutador encontró hoy [por ayer] un cacho de paño, pero nada más. No hemos visto nada”, dice al teléfono. Roberto es el capitán del Río Caxil, con base en Vigo y que opera también en el caladero de NAFO. “Estamos desanimados porque no se hizo nada aquí”. El buque, uno de los más modernos de la flota en estas aguas, se topó con unas condiciones extremas. “El mar está muy mal, muy revuelto”.

En su desplazamiento a la zona, este patrón de Cangas se topó con vientos de 40 nudos, olas de unos cinco metros de altura y temperaturas muy bajas. Y con ovellas en el mar, que es una expresión con la que los marineros ilustran el efecto del mar revuelto. “El último lance del Villa de Pitanxo fue de fletán”. A media tarde de ayer, Roberto Sotelo recibió la comunicación de las autoridades canadienses de que la búsqueda quedaría suspendida a las 10 de la noche. “Seguiremos buscando mientras sea de día”, decía al teléfono. Según la información meteorológica del sistema Copernicus Atmosphere Monitoring Service (CAMS), la temperatura en la zona rondaba los seis grados bajo cero, con fuertes olas y rachas de viento de cerca de 50 nudos. “Ojalá no queden ahí”.