La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Ana Martínez Vidal: "Advertí a mi dirección nacional de la ambición desmedida de mis excompañeros"

Que el Grupo Parlamentario de Cs estaba roto antes de la moción de censura no era ningún secreto en la Región, tampoco para la candidata alternativa a la presidencia: "Sabía de qué pie cojeaban: Franco solo se apoya a sí misma y Miguélez quiere vivir de la política toda su vida"

Ana Martínez Vidal está escribiendo un libro sobre su experiencia política.

El próximo jueves se cumple un año desde que se registrara en la Asamblea Regional la moción de censura contra el presidente Fernando López Miras que convulsionó la política murciana y española, con consecuencias que llegan hasta nuestros días. La Opinión de Murcia, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico, vuelve a hablar con una de las protagonistas de aquella operación, Ana Martínez Vidal, que aspiraba a convertirse en presidenta de la Comunidad en un Gobierno de Cs-PSOE. Repasamos con ella cómo se gestó la moción, sus desconfianzas ante los que eran entonces sus compañeros de partido y las consecuencias personales que tuvo para ella lo que califica de "acoso político brutal".

Echemos la vista atrás. ¿Cuándo es la primera vez que alguien le comenta la idea de presentar una moción de censura?

Había un descontento generalizado de todos los cargos de Cs en el Gobierno. El torpedeo a nuestro trabajo era constante. Llegué, incluso, a tener acceso a una conversación de Whatsapp en la que un consejero del PP suministraba información falsa de un cargo nuestro a un medio local para perjudicar la imagen de nuestro partido. Adoptaban decisiones unilateralmente que, cuanto menos, nos suscitaban dudas por poco éticas, como la adjudicación por emergencia del contrato de la televisión pública por 20 millones de euros a la actual adjudicataria, cuyo director es el marido de una consejera. Son solo dos ejemplos. El episodio de la vacunación irregular precipitó los acontecimientos e hizo que la situación fuera insostenible.

¿Quién puso este instrumento encima de la mesa?

Cuando nos enteramos, la dirección nacional me solicitó información. Aún no pensaba en moción de censura. La situación se fue dilatando en el tiempo hasta que conocimos que el PP en el Ayuntamiento había denunciado a nuestro primer teniente de alcalde. En ese tiempo, llegó la campaña de las elecciones catalanas y yo fui a Barcelona, donde pude reunirme con miembros de la dirección nacional.

Y se dio luz verde.

Allí comentamos la posibilidad de plantear una moción de censura.

"Asistí a la primera reunión en Madrid entre Cs y PSOE, pero apenas tuve capacidad de dar mi opinión"

decoration

¿Cuál fue el siguiente movimiento?

Volví a Murcia y solicitamos la creación de una comisión de investigación en la Asamblea.

La que acaba de cerrarse sin haber celebrado ninguna reunión.

La misma. No se han reunido ni en una ocasión porque el PP así lo ha querido.

Estoy esperando que lleguen los famosos sótanos de Moncloa.

Tan solo hubo dos reuniones, en las que estuve presente, y yo nunca he estado en Moncloa. Una fue en Madrid, entre las dos direcciones nacionales y en la que apenas tuve capacidad de dar mi opinión; y otra, en nuestra sede de Murcia, la noche antes de registrar la moción, en la que participó la dirección regional socialista.

¿Solo estuvo usted en Madrid?

De Murcia, solo yo. Las mociones de censura no se anuncian y no podíamos correr el riesgo de hablar con mucha gente y que se filtrara.

¿Se habló de alguna comunidad más, aparte de la Región de Murcia?

Únicamente. El argumento de Ayuso fue una estrategia política para cargarse a un socio incómodo, y los madrileños, por desgracia, compraron su discurso populista.

¿Qué recuerda de la reunión de Murcia?

En Madrid solo se habló de la necesidad de cambiar el Gobierno en la Región, pero no se entró en detalles. En la reunión de Murcia sí que hubo una propuesta de Gobierno con la dirección regional del PSOE.

Pero usted ya no se fiaba entonces de algunos miembros de su grupo parlamentario. ¿No advirtió?

Yo advertí absolutamente de todo a la dirección nacional de mi partido, a quien me debía, no al PSOE. Sabía que Isabel Franco únicamente se apoyaría a sí misma, y con ella, Paco Álvarez. Lo de Valle Miguélez fue muy distinto; a ella no le interesaba tanto el protagonismo como vivir de la política toda su vida. Informé de que existían mensajes en los que Miguélez se mostraba obediente con el que fue su mentor, el señor Hervías, el cual ya había comunicado su fichaje por el PP. Y también era consciente de que Castillo haría lo que decidiera la mayoría.

Y no le hicieron caso.

Minusvaloraron la ambición desmedida de estos exmiembros de mi partido. Pensaron que, llegado el momento, actuarían con lealtad al partido. Pero les advertí varias veces y está por escrito. Uno sabe de qué pie cojean sus compañeros y por eso, incluso, propuse que Isabel Franco fuera la candidata. De esa manera, estaba convencida de que la moción prosperaría.

Pero nunca llegó a ser candidata.

En la reunión de Murcia, ella dijo que jamás rompería la disciplina de voto y, de hecho, firmó la moción. Recuerdo que insistió en que tenía que irse por el toque de queda, ya que vive fuera de Murcia. A los quince minutos de abandonar, un miembro de la dirección nacional de Cs que estaba con nosotros recibió la llamada de García Egea, que ya tenía conocimiento de la operación.

"Tuve miedo por mi familia y porque esta gente del Partido Popular es capaz de casi todo"

decoration

Ha señalado a García Egea como culpable de hacérselo pasar muy mal tras presentar la moción.

No solo a él. El resto de miembros del PP jaleaban sus prácticas y las secundaban. Recibí visitas los días previos tanto al debate de la moción como a la votación. Una mujer del entorno personal de García Egea, que también conocía a mi familia, se puso en contacto con mi madre para conseguir mi número de teléfono. Le dijo que quería protegerme. Repetía que me habían dejado sola en una plaza de toros sin capote y ante un miura. Mi madre estaba asustada y accedió. Me llamó y la invité a mi casa. Cuando llegó, cogió su teléfono y llamó al exsecretario general para avisarle de que ya estaba conmigo y, después, se permitió la licencia de advertirnos a mi pareja y a mí de que lo mejor para nosotros era retirar la moción porque, si no, nuestra vida iba a ser muy complicada. Me adelantó que iban a indagar sobre mí y mi familia. Yo me reí y le dije que ya habían dicho de todo. Pues mucho más, me contestó. Hasta se ofrecieron a colocarme en Valencia o en Madrid si retiraba la moción. Esa noche no dormí. Al día siguiente, un alto cargo del PP también vino. A mi pareja le amenazaron con que, si quería ser alcalde de su pueblo, lo mejor era que no se complicara la vida con estas cosas. Ahora sonrío, pero tuve miedo por mi familia y porque esta gente es capaz de casi todo. Son capaces de hundir la vida civil y la imagen pública de una persona.

Su supuesta ambición ha estado en boca de muchos dirigentes políticos.

Tengo muchos defectos y los podría enumerar, pero ese no es uno de ellos. Que yo quisiera generar este follón por una cuestión de ambición no se lo cree nadie. Yo me aparté voluntariamente, no me lo pidió el partido. El tiempo pone a cada uno en su sitio. Sigo pensando que es necesario que el PP se regenere en la oposición; esté o no esté yo.

"Al PP no le va a gustar mi libro, pero no tengo palabras amables con quien ha sido tan injusto y cruel conmigo"

¿Cómo ha pasado este último año?

Muchos cambios. El ritmo que llevaba como portavoz del gobierno era frenético, con una media de seis reuniones diarias, con una repercusión mediática excesiva y sin apenas días de descanso ni fines de semana. He pasado de tener una actividad muy agitada como portavoz del Gobierno a vivir en un pueblo maravilloso, que es Cehegín, con una vida mucho más tranquila. También cambios en lo personal.

¿Para mejor?

Sí. Ha sido estupendo, me he centrado en mi familia y amigos. Es la gente a la que valoras cuando todo se tambalea. Ahora me siento mucho más libre y fuerte que antes después de haber pasado por un acoso político tan brutal.

¿No ha pensado en dejarlo todo?

Al principio, sí. Estaba tan abrumada que no tenía capacidad de ver las cosas con claridad. Además, nunca se deben tomar decisiones en caliente, menos en política. Seguir en la Asamblea no era lo que me pedía el cuerpo. La capacidad de aguante tiene un límite y mi familia lo estaba pasando muy mal. Mi madre ha llorado mucho. Ella me preguntaba si, realmente, esto merecía la pena. Pero Ciudadanos no se merece que yo me vaya y un tránsfuga ocupe mi lugar.

"A los que hemos sido damnificados por el PP su crisis nos ha sorprendido e, incluso, entretenido por momentos. Pero no me alegro de las desgracias ajenas"

decoration

Y en este año le ha dado tiempo a escribir...

Estoy escribiendo un libro.

Y no es una novela.

No (ríe). Estoy aprovechando estos meses para narrar mis experiencias desde el año 2011, fecha en la que me inicié en el ámbito político de la Región.

¿Tienen que temer en el PP ese libro? A ver si va a ser como el de Cayetana Álvarez de Toledo.

Estoy segura de que a muchos miembros del Partido Popular no les va a gustar. Lógicamente, no puedo tener palabras amables con quien, no sólo no las ha tenido conmigo, sino con quien ha sido excesivamente injusto y cruel.

¿Qué sintió cuando vio caer a la dirección nacional del PP?

Todos los que hemos salido damnificados por el PP nos hemos quedado ojipláticos. Nos ha sorprendido e, incluso, entretenido por momentos. Pero no me alegro de las desgracias ajenas, tampoco por las de Teodoro García Egea. Conozco lo cainita que es a veces la sociedad y yo misma lo pasé mal en su día. Cuando tocas el cielo de la política a nivel nacional, la caída es muy brusca y muy dura. Espero que, al menos, le haga reflexionar y que rectifique algunos de los errores que ha cometido y que han sido imperdonables.

Compartir el artículo

stats