La toma de posesión de Alfonso Fernández Mañueco —con la ausencia del líder del PP y la presencia de Santiago Abascal de nuevo en las Cortes de Castilla y León— vuelve a poner encima de la mesa los futuros pactos electorales con Vox tras haber firmado la primera coalición. Con todas las miradas puestas en Andalucía, ‘pesos pesados’ del PP castellanoleonés recuerdan que “inflar las expectativas nunca es buena idea” porque cuando en esa comunidad se decidió el adelanto electoral del 13-F “las cuentas también salían” para un gobierno en solitario. Así lo recoge El Periódico de España.

El PP tiene todos sus esfuerzos puestos en la siguiente cita electoral a la espera de que Juanma Moreno Bonilla confirme la fecha concreta. En el partido dan por hecho que serán antes del verano, en el mes de junio. E incluso el presidente de la Junta abre la puerta a que no sean en domingo para que los tiempos cuadren. La cuestión es que el PP andaluz (varias encuestas lo avalan) ven posible conseguir una suma suficiente de escaños que supere a toda la izquierda junta y así, forzar una abstención de Vox sin tener que meterlos en el gobierno. Fue el hito que consiguió Isabel Díaz Ayuso el 4-M del pasado año y que Mañueco contaba con replicar.

Las cosas se torcieron incluso antes de que comenzara la campaña (a pesar de fuertes polémicas que afectaron al Gobierno y de especial sensibilidad para esa comunidad como el asunto de la carne en el Ministerio de Consumo), y terminaron empañándose por completo con la crisis interna entre Génova y la Puerta del Sol. Por el camino también estuvo la votación de la reforma laboral. Sea como sea, y a pesar de que el nuevo liderazgo nacional parece sentar bien al partido según todos los sondeos publicados, en Castilla y León insisten en que en tiempos de política líquida y con tantas incógnitas a la vista, en Andalucía no se pueden cometer los mismos errores.

En el entorno de Mañueco insisten en que “la mejor noticia para el PP entero sería un éxito rotundo de Moreno”, pero al mismo tiempo reconocen que Vox ha mostrado una fortaleza importante en las urnas y apuntan a su solidez en algunas provincias andaluzas como es el caso de Almería o Cádiz. 

Más naturalidad con Vox

Después de dos meses complicados para el PP, con la caída de Pablo Casado y una crisis interna sin precedentes en plenas negociaciones para formar el Gobierno de Castilla y León, Mañueco designó este martes formalmente a los miembros de su nuevo ejecutivo autonómico. Abascal no se perdió la toma de posesión (tampoco el debate de investidura de la semana pasada) frente a la ausencia más sonada, que fue la de Núñez Feijóo. La número dos del partido, Cuca Gamarra, defendió el espacio de los populares junto a Isabel Díaz Ayuso, que eclipsó buena parte de la atención.

La presidenta madrileña se confirma como la principal dirigente que defiende sin complejos los acuerdos con Vox. “Hoy es un día alegre porque se ha alcanzado un gran pacto”, dijo en referencia a la coalición de su partido y el de Abascal desde Valladolid. Al tiempo, no dudó en atacar al presidente del Gobierno por “intentar dar lecciones de los pactos que se pueden o no hacer, mientras él se apoya en los herederos de ETA”. 

Como publicó El Periódico de España, Feijóo y el líder de Vox ya han abierto un hilo de comunicación directa. Si existían contactos entre ambos o no seguía siendo una incógnita. Fuentes de ambas dirección reconocieron que tras ser elegido presidente nacional del PP, Abascal escribió al dirigente gallego y ambos compartieron varios mensajes en “buen tono” y “cordialidad”. Se trata de una primera toma de contacto que en el partido ultra creen que tendrá una mayor continuidad, aunque no esconden sus reservas. 

Sobre todo, ante la insistencia del presidente del PP al PSOE para retomar la propuesta de que gobierne la lista más votada en futuras citas electorales. Porque entienden que la lectura más evidente es aislar a su partido de futuros gobiernos. En realidad, no todos los dirigentes populares comparten esa tesis, conscientes de que podría haber territorios, como ocurrió en 2019, donde podrían alcanzar la presidencia pactando con Vox aunque gane el Partido Socialista.

En todo caso, también en el PP de Castilla y León reconocen que habría que “normalizar” la relación política con un partido que ya se ha convertido en un socio de gobierno. Algunos cargos con peso insisten en que la formación tiene que trabajar en “normalizar” el trato con Vox y “ser más naturales”. Todo ello después de un brevísimo saludo entre Cuca Gamarra y Santiago Abascal a su llegada a las Cortes. Se cruzaron y se saludaron en apenas dos segundos. “No tiene mucho sentido porque se conocen de hace muchísimos años”, explicaban algunos dirigentes en Valladolid.

En el entorno de Mañueco insistieron en restar importancia a la ausencia de Feijóo, mostrando su comprensión por estar centrado en la propuesta fiscal que hará al Gobierno de España y que el martes abordó con sindicatos y organizaciones empresariales. El presidente de la Junta castellanoleonesa asegura que cuenta con el apoyo del gallego, que próximamente hará una visita institucional a Valladolid. 

Eso sí, la no presencia del dirigente gallego ahonda en una sensación de malestar que sí tienen algunos dirigentes y que ya comenzó en el congreso de Sevilla cuando Castilla y León se quedó fuera de la nueva dirección, en la que entró una dirigente de Castilla La-Mancha, la diputada Carmen Navarro.