La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De la Guerra Civil a la II Guerra Mundial

El valenciano que sobrevivió a tres campos de concentración

En el 75º aniversario de su muerte, Antonio Civera recibió un homenaje por el periplo que vivió durante la Guerra Civil y la II Guerra Mundial hasta que falleció exiliado en París sin poder volver a su pueblo

Antonio Civera.

Sobrevivió al hambre, a los malos tratos y a las epidemias. Al frío, a las nulas condiciones higiénicas y a la desesperanza. Antonio Civera Caudet (Alcublas, Valencia, 1915) fue un soldado republicano que huyó de España y se vio forzado a alistarse a la Legión Francesa, donde fue capturado y enviado a tres campos de concentración: primero, al militar Stalag XVII en Austria; después a Mauthausen y luego a Gusen, para volver más tarde a Mauthausen y ser liberado en 1945 por los aliados y mudarse a París. Pero su final, pese a la epopeya, no fue feliz.

Los testimonios orales y algunos documentos escritos, como cartas, han ayudado a Enrique Latorre a recopilar la vida de su tío. En Alcublas, la figura de este soldado es más que conocida, pero no así en el resto de la Comunitat Valenciana. Este viernes, en Chelva, un acto organizado por la Conselleria valenciana de Calidad Democrática le rindió un homenaje a los familiares de las víctimas de La Serranía y el Rincón de Ademuz y Enrique, junto a sus hijos y sobrina, estuvieron allí para recoger el 'taulellet de la memòria'.

Y es que este tipo de historias sobreviven mientras haya familiares vivos y dispuestos a narrar lo que sucedió. En el caso de otro alcublano que murió en un campo de concentración, José Ferrer, se desconoce quiénes son sus familiares. Pero los de Antonio Caudet están vivos y su sobrino Enrique ha sido su mejor cronista.

Caudet fue llamado a filas con 22 años y fue destinado al frente de Toledo al inicio de la Guerra Civil. Allí, los nacionales tomaron la ciudad y le hicieron preso, obligándole a luchar con ellos tras varios meses en prisión. Se negó a hacerlo al conocer que su hermano pequeño había sido también llamado al frente para luchar con los republicanos y la sola idea de poder matarle le hizo huir de los nacionales y reunirse con el bando rojo para la batalla del Ebro. Una vez perdieron, huyó a Francia con tantos miles de españoles que tomaron el mismo camino. Fue ingresado en el campo d’Argeles, pero tal fue la masificación del recinto que lo trasladaron a Saint-Cyprien.

La II Guerra Mundial volvió a trastocar su vida. Los nazis invadieron Francia y solo había dos opciones: volver a España con el seguro ingreso a prisión o, peor aún, el riesgo a ser fusilado, o alistarse en la Legión Francesa. "Eligió la segunda opción, la única que consideró que le podía brindar una oportunidad", recuerda su sobrino. Pero no; volvió a ser apresado y trasladado al Stalag XVII en Gneixenford, Austria, un campo de concentración de militares que llegó a albergar a 66.000 personas.

El 19 de diciembre de 1941 fue trasladado a Mauthausen, donde pasó a ser un ‘Rot Spanier’ (Rojo español) y le asignaron el número 4565 y sobrevivió a temperaturas de -20 grados y latigazos y castigos continuados. Sin explicación, fue trasladado al subcampo de Gusen, para volver meses después, ya en 1945, a Mauthausen. El 5 de mayo, los aliados liberaron Alemania y los presos políticos y militares dejaron de tener esa consideración. Sin embargo, para Francisco Franco en España eran "apátridas" sin ningún derecho a volver.

Antonio Caudet decidió entonces instalarse en París, con una vida completamente rota pero vivo, que es más de lo que mayoría de prisioneros pueden decir. Sus padres trataron de que el alcalde de Alcublas, a cuyos hijos había amamantado la madre de Antonio, avalara su vuelta, pero le dieron la espalda.

Antonio vivió durante dos años en París hasta que falleció, presumiblemente de cáncer, en 1947 sin haber podido volver nunca a Alcublas, donde su familia nunca se ha olvidado de él.

Compartir el artículo

stats