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Polémica por los insultos de Vox

Arrecia la "violencia política" contra Irene Montero y otras líderes: la sufren el 65% de las dirigentes

Los insultos a la ministra de Igualdad, habituales durante toda la legislatura, han sobrepasado los límites tras los problemas de la 'ley sí es sí'

Irene Montero, en el Congreso.

“Hay que tenerla de cemento armado para insultar a profesionales que se han pasado años de su vida estudiando derecho cuando el único mérito que tiene usted es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”. Estas palabras pronunciadas por la diputada de Vox Carla Toscano y dirigidas hacia Irene Montero este miércoles en sede parlamentaria han culminado unos días de feroces ataques hacia la ministra de Igualdad, a la que tirios y troyanos han responsabilizado de defectos en la 'ley sí es sí' que han provocado la rebaja de algunas penas a condenados. Sin embargo, la dirigente morada no es la única que sufre este tipo de "violencia política", como denunció ella misma desde su escaño. Un estudio de la Unión Interparlamentaria señala que padecen comentarios sexistas o sexuales humillantes en torno al 65% de las dirigentes políticas, un fenómeno que ha ido en aumento a través de la impunidad y anonimato que proporcionan las redes sociales.

Montero ha sido objeto de insultos, amenazas y campañas de difamación en internet y el ámbito político durante toda la legislatura, sobre todo por impulsar normas novedosas como la mencionada ley de la libertad sexual o la ley trans, que han generado ampollas en la derecha pero también en parte del feminismo. El pasado martes, por ejemplo, la concejala de Cs en Zaragoza Carmen Herrarte acusó a la dirigente morada de que "haya violadores excarcelados y una avalancha de recursos" y consideró que "está donde está por que la ha fecundado un macho alfa".

Mensajes de apoyo

No obstante, el insulto de Vox el miércoles, en un altavoz tan importante como la tribuna del Congreso y que desató una gran bronca, "ha pasado el límite", según la interpretación realizada por la propia ministra. De hecho, Montero ha sido arropada por todo el espectro de la izquierda, voces internacionales incluidas y también algunos políticos de derechas. La portavoz popular Cuca Gamarra ha señalado que "nadie tiene derecho a ofenderla y entrar en su vida personal". Montero, sin embargo, afirma que ha echado de menos que el apoyo hubiera llegado antes, porque desde hace días "muchas expresiones estaban rozando ese límite".

Montero es foco de ataques por ser "mujer, joven, de izquierdas y feminista, se juntan muchas cosas", sostiene Isabel Muntané, codirectora del Máster de Género y Comunicación de la UAB. "Si analizamos las últimas campañas, observamos que el 'target' más habitual suele responder a ese perfil", añade Verónica Fumanal, experta en comunicación política, quien señala a su vez que "la violencia política, el señalamiento y el hostigamiento es la técnica utilizada por los partidos de corte totalitario". "Buscan amedrentar, generar hordas a la contra, violentar… y lamentablemente, observamos con preocupación que funcionan, porque tienen una viralización importante y generan titulares que polarizan todavía más a la sociedad. Lamentablemente, no veo una disminución en el corto plazo", reflexiona.

De todos los colores

Fumanal pone el foco en los ataques efectuados por parte de la derecha y la extrema derecha, pero también son víctimas de insultos, quizá no con tanta virulencia ni de forma organizada, dirigentes del espectro político más conservador, como Angela Merkel, que fue objeto de comentarios machistas por lucir un escote, o Soraya Sáenz de Santamaría, quien sufrió un escrache a las puertas de su casa. Y, en el ámbito de la izquierda, han sufrido campañas de acoso parecidas la alcaldesa de Barcelona Ada Colau y dirigentes socialistas como Leire Pajín y Bibiana Aído. Las políticas suelen ser criticadas por sus parejas o por su vestimenta, algo que no sucede con los hombres.

El citado estudio de la Unión Parlamentaria señala que la violencia política se dirige contra las mujeres por su género y tiene el objetivo de disuadirlas de participar activamente en política. Asimismo, identifica tres factores que agravan la situación: formar parte de la oposición, ser joven y ser parte de una minoría (dado que se añade también el componente racista).

Ponerle coto a la violencia política verbal es difícil. La propia Montero, en una entrevista el lunes con EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, señalaba que este problema es un "tema de conversación constante en las reuniones internacionales" y que conviene "aprender" de la "conceptualización que han realizado las feministas en América Latina", donde "han sido capaces de elevar a rango de acuerdos y convenciones" el problema. Allí, no obstante, la violencia no solo es verbal, sino también física y llega incluso al asesinato.

Posibles soluciones

En España, la Estrategia Estatal contra las Violencias Machistas aprobada el pasado martes señala entre sus objetivos adoptar medidas contra la violencia política, aunque sin concretar nada específico. Y, a raíz del incidente en el Congreso, Unidas Podemos trabaja en un escrito para intentar erradicar el problema en las Cortes.

No obstante, buscar soluciones es "complicadísimo", según interpreta Muntané, quien señala que, como en el resto de violencias machistas, la mejor receta es la "educación" igualitaria. A su vez, Elena Valenciano, presidenta de la Fundación Mujeres, apunta a que el remedio es la "denuncia pública" y la "solidaridad entre mujeres, que sientan que no están solas".

Valenciano sabe bien de lo que habla. En su etapa como destacada dirigente socialista tuvo que cerrar su cuenta de Twitter no solo por los insultos o amenazas del tipo "deberías estar en una cuneta" o "ojalá te violen", sino porque sus hijos también eran objeto del acoso. "Me pareció peligroso", explica.

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