Ciudadanos

Inés Arrimadas abandona la política: "Todo empieza y acaba. He tenido aciertos y errores"

La dirigente volverá a la vida privada tras renunciar encabezar la candidatura de Ciudadanos a las generales del 23 de julio | En una comparecencia en el Congreso agradece a Rivera "la oportunidad" y a los catalanes que la votaron en aquel 2017 histórico

Arrimadas: “La política debe ser solo una etapa en la vida de las personas”

Agencia ATLAS / Foto: José Luis Roca

Paloma Esteban

Inés Arrimadas se marcha de la política. La actual portavoz en el Congreso de los Diputados de Ciudadanos, anterior presidenta del partido y gran activo político de la formación que fundó Albert Rivera, da un paso al lado. En una comparecencia sin preguntas y muy emocionada lo explicó con sus propias palabras: “He decidido poner fin a mi etapa política e iniciar una etapa al margen de ella. Todas las etapas empiezan y acaban. Han sido los mejores años de mi vida porque no hay mayor honor que representar a los españoles”.

La aún portavoz parlamentaria está valorando distintas opciones en la empresa privada y tenía la decisión tomada de tiempo atrás, pero la convocatoria del 23 de julio la ha precipitado. “He cometido errores y aciertos pero siempre he pensado en lo que creía que era mejor para nuestro país”, aseguró. Agradeció “la oportunidad” a Albert Rivera y tuvo palabras para los miembros de su gabinete y del diputado Guillermo Díaz, al que se refirió como “el mejor parlamentario del Congreso”. El malagueño también comunicará este viernes de manera oficial que deja la vida pública.

Inés Arrimadas, Ciudadanos, después de anunciar su retirada de la política.

Inés Arrimadas, Ciudadanos, después de anunciar su retirada de la política. / JOSÉ LUIS ROCA

Y sin duda, la mayor parte de su intervención, estuvo dedicada a Cataluña, “esa tierra donde he desarrollado la mayor parte de mi carrera política, representando al partido que venció al nacionalismo”. “Demostramos que la única vía para hacerlo es sin complejos, desmontando sus mantras. Gracias a todos los catalanes que me votaron aquella ocasión”, dijo, recordando la histórica noche del 21 de diciembre de 2017.

Afirmó que Ciudadanos debe seguir siendo la referencia constitucionalista en Cataluña a pesar de los últimos golpes electorales (ahora apenas mantienen cinco diputados en el Parlament) y deseó “mucho acierto a los gobernantes” tras el 23 de julio, afirmando que estas elecciones “se celebrarán en un momento crucial para el futuro de España”.

Defendió que Ciudadanos no fuera al 23J

La dirigente que ganó las elecciones catalanas hace seis años, con todo lo que aquello significó para su partido, que precisamente nació en esa comunidad autónoma, no seguirá en la vida pública. Justo hace dos días rechazó encabezar la candidatura de Ciudadanos a las elecciones generales. Así se lo trasladó a los principales cargos y lo confirmó en el comité nacional de este martes, tras el que los actuales líderes confirmaron que por primera vez desde 2015 las siglas naranjas no concurrirán a unos comicios nacionales.

La marcha de Arrimadas es una consecuencia más de lo que ocurrió el pasado domingo. Las elecciones autonómicas y municipales expulsaron a Ciudadanos de los parlamentos y ayuntamientos. Y el adelanto electoral anunciado por Pedro Sánchez para el 23 de julio terminó dejando fuera de juego a los naranjas. En ningún caso tenían tiempo para recomponerse.

Inés Arrimadas, Ciudadanos, después de anunciar su retirada de la política.

Inés Arrimadas, Ciudadanos, después de anunciar su retirada de la política. / José Luis Roca

Luces y sombras

El final de Ciudadanos está siendo agónico. A la decisión de no presentarse le han salido voces críticas como la de Edmundo Bal, que incluso llama "cobardes" a los actuales dirigentes por "dejar en la estacada a los 300.000 votantes" que siguieron eligiendo la papeleta naranja.

Arrimadas, sin embargo, llevaba alejada de las cuestiones del partido y de lo orgánico mucho tiempo. En enero dejó la presidencia oficialmente, cuando en un congreso extraordinario el partido culminó el proceso de refundación y eligió nuevos líderes.

La trayectoria de la dirigente al frente de la formación tuvo bastantes más sombras que puntos de luz. Heredó un partido destrozado tras la debacle electoral de noviembre de 2019. Solo estaba ella. Todo el partido dirigió la mirada a la jerezana cuando Albert Rivera dijo adiós.

Muchos dirigentes reconocían tiempo después que quizá no fue una buena idea. Arrimadas, insistían, "es la mejor portavoz posible", pero no la veían con capacidad de liderar la estrategia del partido. Quedó claro, acreditaron tiempo después algunos de ellos, con operaciones como la moción de censura en Murcia. Aquello fue el principio del fin para muchos y tuvo efectos desastrosos: desde la desaparición en la Comunidad de Madrid a la extinción en Andalucía. Y no solo. Su propia popularidad comenzó a caer en picado tras haber alcanzado cotas con pocas comparaciones.

Las luces, en cambio, dominaron su trayectoria en 2017 con una victoria histórica en Cataluña. Ciudadanos ganó las elecciones al independentismo, aunque la suma de escaños de los soberanistas les permitió seguir en el gobierno. Ella se erigió como el mayor símbolo del constitucionalismo durante esos años, pero su marcha de Cataluña no sentó nada bien.

Lo hizo para las generales de 2019 de la mano de Rivera, cuando los naranjas apostaron por dar el sorpaso al PP poniendo toda la carne en el asador. Pero las críticas arreciaron por lo que parte del electorado consideró "un abandono" tras haber conseguido esa victoria tan deseada e inédita.

La relación con el PP

No han sido pocas ocasiones en las que se ha abierto un debate sobre el posible salto de Arrimadas al PP. La jerezana, sin embargo, siempre lo ha negado. En tiempos de Pablo Casado y también después con Alberto Núñez Feijóo, dirigentes populares han insistido en "abrir las puertas" a algunos nombres de Ciudadanos. El de Arrimadas siempre estuvo encima de la mesa.

Lo que sí hizo al acceder a la presidencia de su partido (en realidad antes del congreso que la encumbró en 2020) fue favorecer acuerdos preelectorales con el PP para concurrir juntos en el País Vasco a las autonómicas. Tendió la mano para hacerlo también en Cataluña pero la operación no salió adelante, como tampoco en Galicia porque Feijóo, entonces presidente de la Xunta, se negó.

Después de la moción de censura en Murcia las relaciones de los dos partidos se deterioraron muchísimo, hasta el punto de que la desconfianza se volvió absoluta y nunca se recuperó.