La gobernabilidad de España

Cómo se forjó el pacto del Congreso: "Lo más difícil fue el equilibro entre ERC y Junts"

Ahora que el acuerdo con Junts, y también con ERC, se ha sellado, dando alas a la reelección del líder socialista, varios de los conocedores de estas conversaciones a tres bandas se muestran dispuestos a dar detalles de cómo fue posible

Pedro Sánchez, Patxi López y Francina Armengol, el pasado jueves en el Congreso de los Diputados.

Pedro Sánchez, Patxi López y Francina Armengol, el pasado jueves en el Congreso de los Diputados. / DAVID CASTRO

Juan Ruiz Sierra | Xabi Barrena

Miércoles, una del mediodía, sala Ernest Lluch del Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez acaba de pronunciar un discurso ante los diputados y senadores socialistas. El presidente del Gobierno en funciones defiende la necesidad de “superar los conflictos que desgarraron en el pasado” a la sociedad española, en referencia al proceso independentista, y anuncia que quiere “impulsar el uso” del catalán, el euskera y el gallego en la UE. No cita a Junts per Catalunya.

Tampoco se detiene en el asunto que ocupa la mente de todos los presentes: faltan menos de 24 horas para que se constituya la nueva Cámara baja y el PSOE depende de los posconvergentes para elegir a su candidata a presidirla, Francina Armengol, y controlar la Mesa. Sin ese paso, la investidura es imposible. Pero ni Sánchez ni sus colaboradores dicen nada. Los parlamentarios tampoco tienen información. Un par de ministros se muestran optimistas, sin ofrecer ninguna concreción. “Prudencia y discreción”, repiten como un mantra. 

Pero ahora que el acuerdo con Junts, y también con ERC, se ha sellado, dando alas a la reelección del líder socialista, varios de los conocedores de estas conversaciones a tres bandas se muestran dispuestos a dar detalles de cómo se hizo posible. Lo más difícil, señalan fuentes socialistas al tanto de la negociación, fue “buscar un equilibrio” entre ambos partidos independentistas, que “apenas se hablan entre sí y se miran siempre con profundo recelo”. 

Dirigentes socialistas, republicanos y posconvergentes reconstruyen la complicada negociació que allana la investidura de Sánchez

Lo segundo más complicado, conseguir que los posconvergentes, que durante la última legislatura se habían negado a pactar casi nada, “abandonasen las posiciones maximalistas, como la amnistía y la autodeterminación a cambio de la presidencia del Congreso, y pasaran a pedir cosas aceptables”. Si lo lograron, fue gracias a la insistencia del PSOE en que esta solo era la primera fase de la negociación, porque aún queda lo más complicado: la investidura. “Pero sobre todo con paciencia, mucha paciencia -dicen los socialistas-. Y también con cariño”.

El papel de Puigdemont

A ritmo intermitente, las conversaciones para el acuerdo del Congreso se prolongaron durante varias semanas. Solo un puñado de dirigentes en las tres formaciones estaban al tanto de su desarrollo. Por parte del PSOE, los negociadores fueron, y seguirán siéndolo, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; la titular de Hacienda, María Jesús Montero, y el secretario de Organización del partido, Santos Cerdán. En ERC, la secretaria general, Marta Rovira, y su cabeza de lista a las elecciones generales, Teresa Jordà, entre otros. En Junts hubo un equipo numeroso: Laura Borràs, Jordi Turull, Aurora Madaula, Anna Erra, Josep Rius, Josep Lluís Cleries, Míriam Nogueras y Albert Batet. Todos ellos reportaban a Carles Puigdemont. El PSOE no llegó a hablar directamente con el ‘expresident’ de la Generalitat, pero tiene claro que la “decisión final” fue suya. 

“Salvo por carta, nos estuvimos comunicando por todos los medios a nuestro alcance”, dicen los socialistas. En ERC y Junts señalan que Yolanda Díaz, la líder de Sumar y vicepresidenta segunda en funciones, no tuvo “ningún papel”. Tampoco el supuesto negociador que ella había nombrado, el exdiputado Jaume Asens.

“La decisión de mantenernos en absoluto silencio se decidió entre todas las partes, aunque con ERC hubo más dificultades. Con Junts, vimos claro desde el principio que si existía alguna posibilidad de llegar a un acuerdo, esta pasaba por no desvelar el contenido de lo que estábamos hablando. Ellos cumplieron, demostrando que son gente seria. Nadie dijo nada. Con ERC, en cambio, lo teníamos prácticamente cerrado desde la semana pasada. La propia Jordà lo vino a confirmar”, explican los socialistas, en alusión a unas palabras de la diputada el 10 de agosto. “Esta es una ocasión de oro y no deberíamos desaprovecharla”, dijo la dirigente de ERC, a quien el PSOE garantizó un grupo parlamentario propio, pese a no cumplir con los requisitos para ello, a cambio de votar a Armengol. 

"Con Junts, vimos claro que si existía alguna posibilidad de llegar a un acuerdo, esta pasaba por no desvelar nada", señalan los socialistas

“Pero luego se truncó -continúan los socialistas-. ¿Qué pasó? Que nos dijeron que no podíamos negociar con Junts asuntos políticos y con ellos solo el grupo parlamentario”. 

La versión republicana

Fuentes de la dirección de ERC ofrecen aquí una versión algo distinta. “Los contactos, tímidos y vía telefónica, comenzaron a principios de agosto, pero solo para cuestiones logísticas. Después hubo una reunión presencial en la que les hicimos peticiones políticas. Pero los socialistas no fueron receptivos. Es el cuento de siempre: el PSOE no se mueve hasta el último momento. Y nosotros hemos aguantado apretando. En realidad, todo se forja en las últimas 48 horas antes de la votación del jueves”, dicen los republicanos. 

"Todo se forja en las últimas 48 horas. Es el cuento de siempre: el PSOE no se mueve hasta el último momento", explican los republicanos

El viernes 11 de agosto, la dirección de ERC, descontenta por la lentitud de las conversaciones, transmitió a los socialistas que si daban sus votos por descontados estaban cometiendo un error. Según interpretan los republicanos, el PSOE, como forma de presión a Junts, aireó que el apoyo de los primeros ya era una realidad. Entonces salió al paso Rovira para enfriar el pacto, tratando así de romper el relato de Junts de que ERC daba “gratis” sus votos a Sánchez.

“Una vez que quedó claro que ERC y Junts no iban a hacer un frente común, tuvimos que llevar a cabo negociaciones en paralelo. Eso fue lo más difícil. Buscar un equilibrio entre los pactos con dos partidos que se llevan a matar. Creemos que se ha conseguido”, argumentan los socialistas.

Hay “agua” para la investidura

Junts obtuvo el compromiso de que el Gobierno solicitaría a la UE que reconociera el catalán como oficial en las instituciones comunitarias (cosa que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, hizo el mismo jueves por la mañana, justo antes de la votación en el Congreso), normalizar el uso de esta lengua en la Cámara baja y la creación de comisiones de investigación sobre los atentados de 2017 en Barcelona y Cambrils, las llamadas “cloacas del Estado” y el espionaje político al independentismo, conocido como ‘caso Pegasus’. 

"Es muy complicado llevar negociaciones en paralelo con dos partidos que se llevan a matar", argumentan en el PSOE

ERC, la futura aprobación de una ley para que el catalán sea oficial en todas las instituciones del Estado, la comisión de investigación sobre Pegasus (aquí hay coincidencia con los posconvergentes) y un compromiso por parte del Ejecutivo “con el fin de la represión relacionada con el 1-O por las vías legales necesarias”, una referencia a la despenalización del ‘procés’ independentista que los socialistas ya están explorando, como avanzó el viernes EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica. 

Nada de todo esto está firmado formalmente, pero los acuerdos aparecen consignados en varios documentos. Solo hubo un pequeño problema. Los partidos independentistas eran los encargados de divulgar las iniciativas pactadas, pero ERC habló en la primera versión de su comunicado de una “ley de amnistía”, algo que el PSOE en principio rechaza. “Les dijimos que eso era inexacto y lo rectificaron”, explican los socialistas.  

Todo terminó de cerrarse el miércoles por la noche. Con Junts, a eso de las 21.00 horas. Con ERC, en torno a las 22.00. La víspera de la constitución del Congreso, los negociadores socialistas se fueron a dormir relativamente tranquilos, pero aún faltaba que la ejecutiva posconvergente aprobase el acuerdo. A diferencia de lo que ocurre con los republicanos, el PSOE apenas ha tenido trato con Junts en los últimos años, y el partido de Puigdemont se ha granjeado una merecida fama de imprevisible, así que no estaban del todo seguros. A las ocho de la mañana del jueves, apenas dos horas antes de la trascendental votación en la Cámara baja, llegó su ‘sí’ definitivo. Los republicanos hicieron lo propio una hora más tarde. 

Todo terminó de cerrarse el miércoles por la noche. Con Junts, a eso de las 21.00 horas. Con ERC, en torno a las 22.00.

Ahora falta lo más difícil, la investidura de Sánchez, una segunda parte de la negociación donde el PSOE, que también necesita atraer a EH Bildu, el PNV y el BNG, tendrá que abordar complejas cuestiones sobre financiación, inversiones, modelo autonómico y la vertiente judicial del ‘procés’ independentista. El referéndum de autodeterminacion de Catalunya no está encima de la mesa, insisten los socialistas, que estos días se mueven entre la cautela y el optimismo sobre las posibilidades de que su líder sea reelegido presidente del Gobierno. 

“No sabemos cómo va a acabar esto, pero ahora hay más agua para la investidura de la que había hace una semana. Ahora tenemos tres cosas. Tenemos puentes, dirigentes que hablan entre sí y han creado lazos de confianza. Tenemos acuerdos. Y por último, hemos demostrado que cumplimos”, concluyen los colaboradores de Sánchez. De momento, se han tomado unos días de calma. La próxima semana volverán a negociar. 

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