Investidura

Sumar escenifica un distanciamiento del PSOE para marcar perfil propio en la negociación de la investidura

Yolanda Díaz trata de marcar posiciones para ganar terreno en las conversaciones para revalidar el Gobierno de coalición

Yolanda Díaz.

Yolanda Díaz. / EFE

Ana Cabanillas

Yolanda Díaz afronta el nuevo curso con el reto de hacerse valer en las negociaciones para un eventual Gobierno de coalición. El partido Sumar nació a contrarreloj con el objetivo de presentarse a las elecciones generales y el compromiso de ser garantía para revalidar un ejecutivo progresista. Después de que las urnas dejasen abierta esta opcion, Díaz comienza ahora una nueva fase en sus relaciones con el PSOE, distanciándose de su aliado y marcando posiciones propias, con el objetivo de fortalecerse en la negociación para investir a Pedro Sánchez.

Sumar será un actor fundamental para alcanzar los números necesarios en esta empresa, pero su efusividad a la hora de defender el acuerdo supone también en riesgo. Yolanda Díaz ha mostrado siempre su total disposición al pacto, y ya durante la campaña electoral escenificó un tándem con Sánchez, una suerte de campaña de no agresión donde ambas partes daban por hecha su alianza en caso de que PP y Vox no sumaran mayoría absoluta. Pero este apoyo incondicional -a día de hoy no se han fijado públicamente condiciones- puede comprometer su papel en la negociación y dejarle en una posición de debilidad frente a un PSOE convencido de que su interlocutor terminará firmando sin grandes problemas.

Sin condiciones públicas

En la misma noche electoral, Sumar se sumió en la euforia y Díaz se precipitó a asegurar que habría un nuevo Gobierno de coalición. A día de hoy no se han planteado exigencias públicamente, aunque sí han insistido en algunas de sus prioridades a nivel programático, como la reducción de jornada laboral o las medidas en materia de vivienda, cesta de la compra e hipotecas. El encargado de negociar con el PSOE, tal como avanzóEl Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, es Nacho Álvarez, y ya se han producido algunos intercambios de documentos entre ambas partes, aunque el acuerdo sobre le programa "está todavía muy lejos", según destacó este lunes en TVE Yolanda Díaz, que no entró a detallar dónde están los escollos.

En Sumar quieren continuar la labor legislativa que se inició en la anterior legislatura, donde existía una mayoría de izquierdas, pero este objetivo se va a ver seriamente complicado: las nuevas leyes que quiera sacar el futuro Gobierno deberán contar con los votos de Junts, de corte conservador. En las últimas semanas los socialistas ya admiten que, en caso de investir a Sánchez, los próximos años tendrán una tónica muy distinta a los precedentes, avanzando que las nuevas normas tendrán un carácter menos ideológico y serán de cariz más ténico, muchas de ellas centradas en el "desarrollo normativo" de leyes ya aprobadas, señalan dirigentes socialistas del Gobierno. La semana pasada, el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, ya criticó en una entrevista la falta de ambición del PSOE; una crítica que se enmarca en las negociaciones iniciales entre los futuros socios.

Desmarcarse del PSOE

En vista de este escenario, donde los socialistas se centran en convencer a las fuerzas nacionalistas, Yolanda Díaz se esfuerza ahora en endurecer sus posiciones y hacer ver las diferencias que existen entre Sumar y los socialistas. Además de insistir en las distancias que existen en materia programática, Díaz se esforzó este lunes en lanzar más mensajes al PSOE, al que reprochó también su posición en el caso Rubiales por la lentitud a la hora de exigir responsabilidades. Apuntó directamente al ala socialista de la coalición, más concretamente a Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deportes de cuyo departamento depende el Consejo Superior de Deportes (CSD) y a quien enviaron una carta afeándole no haber puesto en marcha el régimen disciplinario que permita sancionar las conductas machistas de manera extrajudicial.

También han marcado posiciones sobre la cuestión catalana, que entronca directamente con las negociaciones de investidura después de que ERC y Junts hayan exigido una Ley de aministía para apoyar a Sánchez. Este lunes la vicepresidenta en funciones defendió la legalidad de esta norma, asegurando que es "absolutamente constitucional" y apuntando a que podría beneficiar a los procesados por "poner urnas" y a los policías que participaron en el dispositivo. Fue la primera vez que Yolanda Díaz se expresaba de una manera tan contundente sobre este punto, una posición que contrasta con las cautelas mostradas hasta el momento por el Partido Socialista, que ha evitado hasta ahora pronunciarse en estos términos.

Convivencia pacífica

Sumar y Yolanda Díaz han apostado por una convivencia pacífica con el PSOE, una dinámica radicalmente distinta a las posiciones de Podemos en la última legislatura, y que nada tiene que ver con las fortísimas tensiones que se vivieron durante las negociaciones de Gobierno de coalición de 2019. El partido dirigido entonces por Pablo Iglesias elevó al máximo sus exigencias para prestar sus votos a Sánchez, arrancando un ambicioso acuerdo programático y logrando cinco ministerios, además de una vicepresidencia.

La estrategia de los morados durante las negociaciones posteriores pasaban por presionar a través de los medios de comunicación, haciendo públicas sus peticiones y emitiendo comunicados. Una fórmula que llevó al PSOE a unas cotas de irritación desconocidas hasta entonces. Y una fórmula de la que tampoco es partidaria de adoptar Díaz, que siempre ha hecho gala de discreción en esos procesos.

Aunque en el PSOE se muestran ahora más tranquilos por los métodos negociadores de la líder de Sumar, la dirigente sí ha comenzado a virar en sus mensajes, y en plenas negociaciones de investidura se esfuerza por mostrar abiertamente su disconformidad con la actuación y las posiciones de los socialistas. Una manera, en definitiva, de recordar a Sánchez que necesitará sus apoyos y que no están dispuestos a conformarse.