AUDIENCIA NACIONAL

Los herederos de Ruiz-Mateos culpan al padre de la estafa de Nueva Rumasa

Los herederos de José María Ruiz-Mateos y Teresa Rivero se sientan en el banquillo de la Audiencia Nacional por un fraude de casi 300 millones

La vista oral, que ha comenzado hoy, se extenderá hasta abril

Teresa Rivero junto a su marido, el ya fallecido ex presidente de Rumasa, vestido con traje de presidiario.

Teresa Rivero junto a su marido, el ya fallecido ex presidente de Rumasa, vestido con traje de presidiario. / EFE

Alberto Muñoz

Sacrificar al padre para salvar al clan. En el primer día de juicio en la Audiencia Nacional, la defensa de los herederos de José María Ruiz-Mateos ha asegurado que el empresario, fallecido en 2015, era quien tenía el "dominio funcional" de las acciones de Nueva Rumasa, y, por tanto, quien sería el responsable último de un presunto fraude que dejó un agujero millonario para miles de inversores.

La acusación pide 16 años de prisión para seis de los hijos por idear, presuntamente, un sistema de financiación piramidal con el que captaron 337 millones de euros y con el que dejaron un agujero de 289 millones, según la investigación judicial. En total, se calcula que habría más de 4.100 afectados por lo sucedido Nueva Rumasa, la estructura empresarial que recuperó el famoso logo de la abeja que popularizó el padre en el holding original.

Así, la colmena que forma el numeroso clan Ruiz-Mateos ha vuelto a sentarse frente a un tribunal por estafa, aunque esta vez quienes constan como acusados son los seis herederos varones de José María Ruiz-Mateos y Teresa Rivero, que finalmente ha sido excluida de esta causa.

Por lo sucedido, la Fiscalía Anticorrupción pide 16 años de cárcel para Álvaro, Zoilo, José María, Pablo, Francisco Javier y Alfonso, quienes serían los responsables principales de liderar el supuesto renacimiento milagroso del sueño del patriarca y quienes están acusados de delitos de estafa agravada, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales. Por ello, se procedió a embargar su herencia y a imponerles una fianza de 496 millones de euros.

A ellos les acompañan nueve responsables de Nueva Rumasa, entre ellos el empresario Ángel de Cabo, y otros nueve responsables civiles entre los que se encuentran las seis hermanas de los principales acusados. Las distintas defensas, por su parte, ha defendido hoy prácticamente de forma unánime las irregularidades en la obtención de las pruebas y la inadmisibilidad de las mismas para juzgar lo sucedido, fundamental por la declaración ante la Fiscalía del que fuera abogado del patriarca del clan, Joaquín Yvancos.

La Audiencia Nacional inicia el juicio a seis hijos de Ruiz-Mateos por estafa.

La Audiencia Nacional inicia el juicio a seis hijos de Ruiz-Mateos por estafa. / EFE

Durante la sesión, la defensa de los herederos ha pasado a enumerar una serie de sentencias que "atribuyen la responsabilidad a José María Ruiz-Mateos y excluyen por falta de dominio funcional" a sus hijos. Una versión que no han comprado desde el Ministerio Fiscal, pues según se ha sostenido a pesar de que efectivamente el patriarca fuese el último escalón de la pirámide cada uno tenía cuota de poder en su propia parcela.

Una vez finalizadas las cuestiones previas, por la Audiencia Nacional empezarán a pasar mañana los primeros testigos, que son fundamentalmente extrabajadores de la corporación.

El sueño roto de Nueva Rumasa

En 1996, la red empresarial que fundó José María Ruiz-Mateos volvió a ver la luz de la mano de sus hijos, que presentaron el concepto como algo diferente a pesar de que, en esencia, era lo mismo que había hecho su padre. Tanto era así que incluso recuperaron el logo de la abeja.

Según consta en el escrito de acusación de la Fiscalía Anticorrupción, buena parte de las sociedades que como Dhul o Clesa conformaban Nueva Rumasa “pertenecían formalmente a otra sociedades extranjeras, generalmente radicadas en paraísos fiscales” o en territorios de baja tributación. Y, a pesar de esa atomización del conglomerado, en esencia funcionaban como una sola.

El problema llegó a raíz de la forma en que los Ruíz-Mateos decidieron, presuntamente, hacer frente a las dificultades económicas que pronto asediaron al grupo. En 2009, apenas 13 años después de su nacimiento, Nueva Rumasa acumulaba ya una deuda de más de 570 millones de euros, para lo que decidieron llevar a cabo una agresiva campaña publicitaria de captación de inversiones. Fue entonces cuando llegaron los famosos pagarés.

La promesa de devolución de la inversión con unos altos intereses atrapó, sin embargo, a miles de personas en un sistema de financiación piramidal. Pedían dinero prestado, lo reinvertían en fines distintos a los prometidos y pagan deudas antiguas. De esa forma, la bola de nieve en que se había convertido la deuda de Nueva Rumasa nunca podía llegar a deshacerse.

Dos años más tarde, y según consta en el escrito de acusación, los Ruiz-Mateos, lejos de hacerse cargo de la situación, habrían decidido urdir un nuevo plan con el que ocultar su patrimonio y evitar, de esa forma, tener que responder ante las consecuencias del desastre empresarial.