Entrevista

Joaquín Urías: "A Valtònyc no lo condenarían si fuera contra Pedro Sánchez"

El profesor de Derecho Constitucional en la universidad sevillana es un especialista y defensor de la libertad de expresión que analiza con detalle las desviaciones de los jueces al sentar a 'La justicia en el banquillo', su último ensayo

Joaquín Urías, profesor de derecho constitucional.

Joaquín Urías, profesor de derecho constitucional. / Xavier Amado

Matías Vallés

Matías Vallés

Joaquín Urías (Sevilla, 1968) es profesor de Derecho Constitucional en la universidad sevillana. Fue letrado del Constitucional, es un especialista y defensor de la libertad de expresión que analiza con detalle las desviaciones de los jueces al sentar a 'La justicia en el banquillo', su último ensayo.

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Los jueces son los hechiceros de la tribu?"

Jajaja. Algunos se ven como hechiceros, claro que sí, y no deberían. Tendrían que ser la voz del Parlamento.

¿El fiscal general está bien imputado por el Supremo?

Si el Supremo quiere investigar filtraciones, debería empezar por su propia casa, donde son un hecho cotidiano que nunca, nunca se han investigado cuando las realiza un juez.

¿El título de ‘La justicia en el banquillo’ puede traerle problemas?

En un Estado democrático de Derecho no debería, pero dado que muchos jueces no aplican la ley de manera neutra sino que se dejan llevar por sus creencias, espero que no pero tampoco lo descarto.

Los jueces españoles son muy católicos.

Es un dato verídico, que en otros países democráticos no se sabría porque no lo dirían. Y allí tampoco se percibiría en sus resoluciones. Aquí lo dicen y se nota en sus sentencias.

¿Cómo juzgará la historia a Marchena?

Quedará como el juez que encabezó una politización del Supremo como nunca había ocurrido antes en la historia de España. Se dirá que puso la técnica al servicio de la política.

El Supremo aplastó al Congreso por culpa de Meritxell Batet, en la expulsión del diputado Alberto Rodríguez.

Y en muchos otros casos. Después del libro, el Supremo se ha negado a aplicar la amnistía, dicen que ellos no están vinculados por las leyes, que las pueden reinterpretar. Se creen los dueños de la ley.

¿El Constitucional se convirtió en el Tribunal Penal Anticatalán?

No sé si Penal, pero asumió un papel que no le correspondía. Todo lo que hiciera Cataluña era inconstitucional y, por culpa de esto, hemos sufrido un retroceso muy grave en nuestros derechos. El Constitucional decía una cosa antes del procés, cambió entonces su doctrina y ahora este recorte nos afecta a los demás.

Pena de cárcel para Valtònyc por cantar a un Rey que "pide dineritos".

Es un caso claro de que la ideología de los jueces tiene que ver con sus decisiones. Si Valtònyc hubiera ido contra Pedro Sánchez, nunca lo hubieran condenado, sus canciones se hubieran inscrito en la libertad de expresión. Se les concede demasiado margen para definirla.

De hecho, un juez llamó "narcisista y psicópata sin límites" a Sánchez en redes.

Hay casos de todo tipo, el juez que condenó a Juana Rivas había escrito que todas las feministas son unas putas. Es chocante.

¿La cultura ‘woke’ coló el odio en el Código Penal?

La ideología progresista tiene mucho que ver en que se haya introducido, a través del delito de odio, la prohibición de determinadas ideas. Si hay quien piensa que las mujeres deberían estar en casa en lugar de trabajando o que los negros son menos inteligentes que los blancos, eso son opiniones que no deberían estar prohibidas. Las acciones y la discriminación deben prohibirse, pero no el pensar diferente.

Y ahora estamos en la apoteosis del odio.

Los progresistas lo han introducido y los jueces lo han utilizado en su propio interés, para decirte que no puedes odiar al toreo o a la policía. La vía de entrada fueron los progresistas diciendo que había ideas prohibidas.

En el libro detalla el caso de los periodistas mallorquines a quienes se secuestró el móvil.

Mira, es un caso típico de que los jueces anteponen sus intereses. Los periodistas tienen garantizado el secreto profesional, entonces lo manipulan y apelando a una "ponderación", cuando quiero aplico un derecho y cuando no quiero me lo salto. Un disparate que por suerte fue reparado en instancias superiores.

Los policías que requisaron los móviles fueron ascendidos y condecorados.

Claro, claro, porque en estos casos funciona el aparato del Estado profundo, que te garantiza que te amparará aunque se anulen tus decisiones. La condecoración traslada el mensaje de que, si estás con ellos, te van a proteger.

¿No será que usted tenía la vocación oculta de ser juez?

Pues fíjate, nunca lo pensé. Es un trabajo que supone una responsabilidad enorme, mal pagado y que exige muchas horas. No es apetecible, aunque tenga compensaciones como la reputación. Pero quien lo acepta, debe asumir la responsabilidad.

¿Por qué parece más sencillo cuando usted lo explica?

Porque sobre los jueces, como ocurrió con el Rey, nadie se atreve a hablar porque puede acabar perseguido, recuerda a Pedro Pacheco y "la justicia es un cachondeo". En España ha habido mucho silencio, que acaba en impunidad.

Una vez leído su libro, tal vez los jueces sean necesarios después de todo.

Son imprescindibles, y la sociedad debe confiar en la justicia, pero confianza no quiere decir impunidad. Necesitamos jueces responsables, no controlados por el Parlamento ni por el Gobierno ni por nosotros. Deben ser independientes, pero responsables. No lo son, no saben asumir que la sociedad les pide que sean y parezcan imparciales.

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