Efectos colaterales
Génova decide, Moreno paga: Feijóo olvida a sus barones en su plan de asfixia a Sánchez
El no del PP a la subida de las pensiones y las ayudas al transporte obligan al barón andaluz a emplearse en una estrategia para contener daños

Elías Bendodo y Juanma moreno.
Isabel Morillo
Génova nunca se lo ha puesto fácil al PP en Andalucía. Durante años y años, los líderes del PP que perdían las elecciones en la comunidad andaluza se lamentaban de que sus compañeros de Madrid dinamitaban las campañas electorales y afianzaban la imagen de un partido de derechas que no entendía, que despreciaba Andalucía.
El mayor damnificado fue Javier Arenas, que se dejó cinco puntos en apenas cuatro meses. Las generales catapultaron a Mariano Rajoy al Gobierno en noviembre de 2011 y los recortes asumidos nada más llegar hundieron a un PP andaluz al que las encuestas llevaban meses pronosticando mayoría absoluta en Andalucía.
Rajoy sacó las tijeras y Arenas, que sigue teniendo la vitola del andaluz que más poder ha atesorado en Génova, se comió las consecuencias electorales en unas autonómicas que ganó sin margen suficiente para gobernar. Antes, en 2008, el político andaluz ya probó de ese fuego amigo cuando la entonces ministra Ana Mato llamó a los niños andaluces "analfabetos" en plena campaña electoral, mientras que el coro de Madrid cargaba contra Andalucía como "una comunidad subsidiada", una idea que remataría Esperanza Aguirre hablando de la comunidad del PER al que le daban “pitas, pitas, pitas”.
La 'marca Juanma'
La gran virtud política de Juanma Moreno al frente del PP andaluz y de la Junta de Andalucía ha sido romper con esa imagen de un partido que no entendía y despreciaba el Sur de España. Se envolvió en la bandera blanca y verde y le dio la vuelta al discurso, emprendiendo una importante campaña de marca que además ha calado de Despeñaperros para arriba, imponiendo la idea de que Andalucía es ahora una región pujante y atractiva. Lo ha hecho, esa es la verdad, sin que la dirección nacional de su partido le haya regalado nada.
A construir su liderazgo no le ayudó Pablo Casado, que la misma noche electoral de 2018, que dio el vuelco al mapa andaluz, había preparado un comunicado anunciado el fin de la era Moreno. Aquella campaña electoral, con una caravana paralela de Génova en la comunidad compitiendo y despreciando al candidato, sería digna de estudio. En la última, con la que el presidente andaluz cosechó mayoría absoluta, lo tuvo claro: la ‘marca Juanma’ por delante de las siglas del PP.
En esas siguen. La dirección del PP de Alberto Núñez Feijóo no consulta con sus barones ni con los territorios. La última prueba es la votación del decreto en el Congreso que ha dado un banderín de enganche perfecto al PSOE en Andalucía para cargar contra los populares. Un millón y medio de pensionistas andaluces y miles de usuarios, muchos jóvenes, del transporte público, bien hubieran merecido que el PP se pensara una abstención. El decreto del Gobierno, una ensalada inabarcable de asuntos en una técnica parlamentaria que debería estar prohibida, era un "trampa", dicen en el PP, y el principal partido de la oposición ha caído de lleno.
Contención de daños
Si en la dirección nacional del PP aseguran que no les consta que los barones advirtieron de que había que pensar bien porque hay votaciones que te persiguen mucho tiempo, hay dos opciones. O nadie habla con sus presidentes autonómicos o faltan a la verdad. Génova decide y la Junta paga, porque rápidamente salieron a aclarar que sus bonificaciones al transport e siguen en una estrategia clara de contención de daños.
Moreno ha decidido mantener un segundo plano en la agenda nacional de su partido, está centrado en Andalucía y no quiere líos, dicen los suyos. Está tan desaparecido de la escena madrileña que a veces cabe preguntarse si ese exceso de prudencia y lealtad no hace que la comunidad pierda protagonismo en el debate nacional y, desde luego, cabe preguntarse por el peso del PP andaluz en Génova. Mientras Isabel Díaz Ayuso marca la agenda del presidente de su partido sin rubor, Moreno calla.
Este sábado, la flamante líder andaluza, María Jesús Montero cabalgaba sobre el no del PP a la subida de las encuestas en un mitin en Sevilla, donde, por cierto, las banderas verde Andalucía volvieron a protagonizar el acto. A pocos metros, en un hotel, Moreno contraprogramaba para neutralizar el mensaje y cargaba contra los "líos" del PSOE: "Desprecian al PP y ahora nos echan la culpa". Junto a él, el vicesecretario general de Política Autónomica y Municipal, Elías Bendodo, a quien, arrinconado en Génova, le cambia el semblante en sus intervenciones en Andalucía. La foto de un tándem, Moreno-Bendodo que hizo que muchos se preguntaran por qué no vuelve el malagueño que vicepresidió el primer Gobierno andaluz. No regresa porque Moreno así lo ha decidido, aunque lo mismo se arrepiente.
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