Una legislatura en peligro
El sustituto de Santos Cerdán al frente de las negociación con Junts no será del Gobierno: "La Moncloa no va a Suiza"
Los colaboradores de Sánchez anticipan que el relevo del dirigente dimitido por corrupción será también solo del PSOE

Sánchez, Turull y Nogueras, el pasado martes en el palacio de La Moncloa. / Nuria Camera / ACN
Los colaboradores más estrechos de Pedro Sánchez aseguran desconocer quién será el sustituto de Santos Cerdán al frente de las negociaciones con Junts per Catalunya, pero sí tienen claro quién no será: ningún miembro del Gobierno.
Sobre el exsecretario de Organización del PSOE, forzado a dimitir la semana pasada tras ser implicado junto a José Luis Ábalos en una trama para el cobro de mordidas a cambio de adjudicaciones de obra pública, caen estos días todo tipo de insultos por parte de sus antiguos compañeros de partido. Todos dicen sentirse "traicionados". Nadie, sin embargo, pone en cuestión su cintura a la hora de tender puentes con el partido de Carles Puigdemont, el aliado más inestable del bloque de investidura.
Cerdán se fue primero a Bruselas, en el otoño de 2023, para obtener el apoyo del expresident de la Generalitat a la reelección de Sánchez al frente de la Moncloa a cambio, entre otras cosas, de la ley de amnistía. Aceptó hacerse una foto junto a Puigdemont en la que aparecía con cara de circunstancias, tragándose un sapo que nadie quería tragarse en su partido. Desde entonces, ha viajado prácticamente cada mes a Suiza, en los últimos tiempos en compañía de José Luis Rodríguez Zapatero, reuniéndose con la cúpula de la formación independentista, desatascando la tramitación de leyes en el Congreso y trabando por el camino una relación de complicidad con Jordi Turull, el secretario general de Junts.
“Siempre nos llama la atención el segundo plano de Santos, pero él es el gran hacedor de pactos y el principal encargado de generar confianza”, explicaban fuentes oficiales del PSOE hace solo tres meses, tras el acuerdo con los posconvergentes para intentar que el Congreso apruebe el traspaso de las competencias de migración a Catalunya.

Santos Cerdán y Carles Puigdemont, en octubre de 2023 en Bruselas. / Junts
La patata caliente
Sánchez, refugiado estos días en el palacio de La Moncloa, sin agenda pública, no lo tiene fácil a la hora de designar un nuevo interlocutor con Junts. Tampoco es que este sea el principal problema que aqueja ahora mismo al presidente del Gobierno, en las horas más bajas de su vida política debido al escándalo de corrupción y con sus colaboradores levantándose cada día con el temor a nuevas revelaciones y derivadas que conviertan esta legislatura en imposible. Pero del relevo de Cerdán puede depender gran parte de lo que le queda de mandato a Sánchez. En principio, hasta la segunda mitad de 2027, si es que logra aguantar, algo que por lo que ahora mismo nadie pone la mano en el fuego.
El presidente, de momento, ya ha transmitido a su entorno más cercano, y cada vez más reducido, que la persona que tomará el relevo de Cerdán con los posconvergentes tampoco pertenecerá al Ejecutivo central. “El elegido para la negociación no tiene por qué volver a ser el nuevo secretario de Organización. Todavía no está claro. Pero lo que sí está claro es que no será del Consejo de Ministros, para evitar la imagen de que el Gobierno, como institución, viaja a Suiza a negociar la gobernabilidad de España”, explica un miembro del núcleo duro de Sánchez.
La relación del PSOE con los posconvergentes presenta características distintas al resto. Es la única en la que el partido de Sánchez tiene que lidiar con un procesado en rebeldía por la Justicia (Puigdemont, tras la polémica decisión del Tribunal Supremo de no aplicarle la amnistía) y también la única que no tiene lugar en España, sino en el extranjero y en presencia de un mediador internacional, el diplomático salvadoreño Francisco Galindo.
La incomodidad
Los socialistas siempre se han movido con incomodidad ante estas exigencias de Junts, pero las han acabado aceptando porque, dicen, no tienen “más remedio”. Aun así, desde la Moncloa han subrayado durante toda esta convulsa legislatura que se trataba de una negociación “entre partidos”. De ahí la importancia de que el nuevo interlocutor no esté en el Gobierno, sino solo en el PSOE. Pero tampoco puede ser cualquier cargo socialista. “No podemos enviar a Félix Bolaños [ministro de Justicia] a negociar con ERC y a un miembro desconocido de la Ejecutiva a verse con Junts”, admiten en el entorno de Sánchez.
El jefe del Ejecutivo, de momento, se reunió el pasado martes en el palacio de La Moncloa con Turull y la portavoz parlamentaria de los posconvergentes, Míriam Nogueras, dentro de la ronda con todos sus aliados para comprobar si mantienen su respaldo. Sánchez, explicó después el secretario general de Junts, les transmitió que necesitaba “tiempo” para elegir al sustituto de Cerdán en Suiza.
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