Desde que inició su reinado el 22 de noviembre de 1975, el Rey no ha estado solo. A su lado siempre ha estado la reina Sofía, ejerciendo el rol de fiel esposa y soberana, además de pilar familiar y pacificadora dentro de la Casa Real. Un papel no siempre agradable y que en los últimos años ha llegado a tener momentos especialmente ingratos que han colocado a la Reina en una posición sumamente incómoda, aunque eso no le ha impedido actuar durante todas estas décadas con absoluta responsabilidad y abnegación, tanto en su faceta institucional como en el terreno personal en su condición de madre y esposa.

Este último papel, el de esposa, doña Sofía lo empezó a ejercer oficialmente el 14 de mayo de 1962, cuando los entonces Príncipes Juan Carlos de Borbón, con 24 años, y Sofía de Grecia, con 23, contrajeron matrimonio en Atenas, primero por el rito católico y luego por el ortodoxo. La reciente publicación del libro 'Un té en el Saboy', escrito por el periodista especializado en la Casa Real Màrius Carol, pone de relieve que la pareja real estuvo muy enamorada al principio de su relación, aunque lo cierto es que lo suyo no puede considerarse un ´flechazo a primera vista´. Carol arranca su relato con un primer encuentro del futuro matrimonio, cuando la reina Federica de Grecia organiza un crucero en el barco "Agamenón", en 1954, para las casas reales. Objetivo: que surjan relaciones que puedan acabar en matrimonios. Entre los herederos presentes figuraban "Sofía y Juan Carlos, que tenían la misma edad, 16 años".

Aquel primer encuentro sirvió para colocar la primera semilla de su futura relación, aunque lo cierto es que ambos jóvenes no se llamaron especialmente la atención. Sin embargo, en 1961 ambos volvieron a coincidir en Londres con motivo de la boda del príncipe Eduardo de Windsor y lady Katherine Worsley, enlace en el que se sentaron juntos y parece ser que, entonces sí, surgió la primera chispa. También las primeras cartas. Una postal escrita por el futuro monarca español dejó claro que había quedado prendado: "Querida Sofi: pienso muchas veces en ti. ¡Qué bien lo pasamos en la boda! ¿Cuándo volveremos a vernos? ¿Qué haces ahora? Te recuerdo mucho. Besos. Abrazos. Y mucho amor, Juan Carlos". Poco después, Sofía le pidió a la reina Federica que invitara a "Juanito". Y así hasta llegar hasta aquella boda de mayo de 1962.

Desde aquel enlace ha pasado ya más de medio siglo, y lejos parecen quedar los años ´dorados´ del inicio del matrimonio real y aquella primera fase de enamoramiento. Así, de la misma forma en que los Reyes han cambiado, también lo han hecho sus sentimientos y su relación, que se ha ido enfriando con el paso del tiempo. Y lo ha hecho hasta tal punto que el 14 de mayo del año pasado los Reyes optaron por no organizar ninguna celebración oficial con motivo de las Bodas de Oro. Tampoco trascendió que se celebrara ningún tipo de acto conjunto familiar, un claro ejemplo de que las relaciones dentro del matrimonio real no han pasado últimamente por su mejor momento. De hecho, desde hace algún tiempo algunos periodistas especializados en la Casa Real han llegado a romper un tabú histórico y se han atrevido incluso a mencionar públicamente la palabra ´divorcio´, algo que no había sucedido jamás hasta hace bien poco.

Muchas circunstancias podrían ayudar a explicar este cambio que se ha producido en la relación entre el Rey y la Reina. Algunas de ellas, las supuestas infidelidades de don Juan Carlos expuestas por Pilar Eyre en su polémico libro 'La soledad de la reina'. Sin embargo, un punto de inflexión se produjo sin duda tras la cacería del monarca en Botsuana. El accidente que sufrió don Juan Carlos puso al descubierto por primera vez de forma pública el nombre de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, una plebeya que conserva el título de su segundo marido y sobre cuya relación con el Rey se han escrito ríos de tinta en los últimos meses, algo que sin duda debió molestar sobremanera a doña Sofía. Aunque hasta entonces públicamente ya se habían podido ver algunos gestos entre el monarca español y su esposa que daban a entender que el matrimonio no atravesaba por su mejor momento, fue la visita que doña Sofía hizo al Rey en el hospital tras ser intervenido de la lesión que se produjo en Botsuana cuando con mayor claridad se pudieron vislumbrar las supuestas desavenencias matrimoniales. En este sentido, fue muy comentado que la visita de la Reina al hospital no se prolongara más allá de 15 minutos protocolarios.

Tampoco el escándalo por el caso Nóos que sacude a Iñaki Urdangarin y a la Infanta Cristina ha ayudado a acercar posiciones dentro del matrimonio. Así, los viajes que la Reina hizo a Washington en noviembre del 2011 y diciembre del 2012 para visitar a su hija y a su yerno fueron interpretados como una señal de apoyo a la pareja que probablemente no fue muy del agrado del monarca, que en los últimos tiempos intenta distanciar a la Casa Real de los escándalos que sacuden a la Monarquía por el caso Nóos. Mientras, doña Sofía intenta lidiar de la mejor manera posible entre su figura de madre, su papel de abnegada esposa y sus obligaciones como soberana. Unos roles que la mayoría considera que durante estas décadas ha sabido cumplir con nota, circunstancia que la ha convertido en uno de los pocos miembros de la Casa Real cuya valoración por parte de los ciudadanos no ha caído en los últimos años. Y es que como dijo una vez el Rey, sin que al parecer el supuesto elogio fuese muy del agrado de la Reina, doña Sofía es "una gran profesional".