El origen de los seguros

El origen de los seguros

Desde sus comienzos, el ser humano siempre ha buscado la seguridad, el bienestar y la felicidad. Por ello, ha utilizado diferentes soluciones para conseguir sus objetivos. Podemos decir que el origen de los seguros se remonta 4.000 años atrás

por Gema Carrasco | BeContent

¿Te imaginas un mundo sin seguros? Fundación MAPFRE, a través de su web www.segurosypensionesparatodos.org ofrece información clara y sencilla sobre los seguros, y nos propone una reflexión sobre cómo sería el mundo actual si no existiesen los seguros. Observa este vídeo:

Edad Antigua

Las primeras formas de seguro datan de la Edad Antigua en las civilizaciones griegas, romanas o babilónicas. En este período buscaban proteger tanto sus intereses personales como de la comunidad, vivían en pequeños grupos y a través de la colaboración hacían frente entre todos a los infortunios. Además, se dieron cuenta de que al unirse en grupo era más fácil enfrentarse a las adversidades como encontrar alimentos, cazar animales o enfrentarse a otras desgracias que les fueran sucediendo, por ejemplo, si una familia quedaba desamparada, el grupo asumía la responsabilidad de protegerla. Se trataba de una colaboración solidaria.

Los antecedentes del seguro los encontramos entre los mercaderes babilónicos unos 3.000 años antes de Cristo. Entre todos asumían la pérdida de mercancías al atravesar el país. Esto se conocía como ‘préstamos a la gruesa’: una persona física prestaba dinero a otra por el valor de ciertos objetos que llevará en sus mercancías. Hacia el 2.250 a.C. esta práctica se legalizó y se conoció como parte del Código Hammurabi. Una costumbre que se basaba en la solidaridad vecinal y que cubría cualquier contingencia imprevista. Según el acuerdo con el que se entraba a formar parte del grupo, se podía reponer desde una nave a un animal muerto. Este sistema ya preveía un sistema de indemnización a la esposa en caso de fallecer el cónyuge.

El Código de Hammurabi es uno de los conjuntos de leyes más antiguos que se han encontrado

Los hebreos también contemplaban estas prácticas tal y como se reflejan en el Talmud de Babilonia, donde los trabajadores en puestos públicos de la sociedad se dedicaban a recaudar impuestos para crear un fondo comunitario para hacer frente a situaciones que pudieran surgir.

El comercio marítimo de Rodas (Grecia) también se hace eco de los préstamos a la gruesa adoptándolos para proteger sus barcos y sus cargas. De esta forma, una persona física tomaba préstamos con el valor de la mercancía; sin embargo los intereses eran muy altos, alrededor de un 15%. En Grecia también existía una asociación llamada Eranoi que tenía el objetivo de socorrer a sus socios mediante una cotización de todos los pertenecientes al gremio. También había asociaciones de artesanos en las que, a través de una aportación, se aseguraban sus funerales.

Unos 1.000 años a.C., Grecia regula que en caso de avería gruesa y de verse obligados a lanzar la mercancía por la borda por riesgo de hundimiento, las pérdidas deben repartirse proporcionalmente entre todos los comerciantes.

Edad Media

La Edad Media estuvo marcada por el desarrollo y crecimiento comercial. En esta época aparecen los primeros seguros sobre la vida humana debido a los viajes que se realizaban a través del océano. Los piratas se dedicaban a capturar a la tripulación y pedir un rescate, y si éstos no lo tenían, eran lanzados al mar. Así surgió este tipo de seguros para poder garantizar el rescate y más tarde, se amplió la cobertura a fallecimiento en caso de naufragio o por diversos incidentes que pudieran encontrarse durante el viaje.

En la época de las cruzadas, el ‘préstamo a la gruesa’ evolucionó hasta el punto en el que se podía asegurar el buque y la carga pagando una prima fija. En los gremios medievales se formaron asociaciones con fines solidarios para proteger a los miembros contra pérdidas por incendio, inundaciones o robo.

En la Inglaterra del siglo IX nacen las “guilds”, una corporación de mercaderes o comerciantes que funcionaban institucionalmente como los gremios de artesanos. Este grupo de personas con una actividad común establecían reglas comunes a todos ellos. A su vez, en Francia y Alemania aparecen instituciones de carácter profesional. Los primeros aseguradores eran personas físicas que asumían individualmente uno o varios riesgos. En este punto, se podrían comparar los seguros de aquella época con un juego de azar.

El seguro con ánimo de lucro tiene su origen en Italia en el siglo XIV. En esa época, los aseguramientos marítimos se hacían a través de préstamos. Era una forma de establecer las garantías de solidaridad de todas las expediciones. A esta época pertenece el primer contrato de seguro marítimo firmado en 1347 en el que se aseguraba el buque ‘Santa Clara’ que hizo la ruta entre Génova-Mallorca. Estos contratos recibieron el nombre de pólizas.

Y en 1435 se promulgó la Ordenanza del Seguro Marítimo en Barcelona, la regulación más antigua que se conoce hasta la fecha.

El primer contrato de seguro marítimo se firmó en 1347 y hacia la ruta entre Génova-Mallorca

Época Moderna

En este período, Carlos I dicta la primera Ley que regula de carácter obligatorio el contrato de Seguro Marítimo. En este momento pasan de estar representados por una persona física a estar formado por entidades pluripersonales y sociedades anónimas.

El 2 de septiembre de 1666 hay un antes y un después en el mundo de las aseguradoras. Ese día se produjo el gran incendio de Londres que comenzó a extenderse sin límites y que arrasó gran parte de la ciudad. El resultado fue catastrófico, 12.300 casas y 87 iglesias destruidas y miles de personas que perdieron sus casas y negocios. El médico Nicholas Barbon dejó su profesión de médico y comenzó a reconstruir las viviendas que habían sido arrasadas. Esto le llevó a crear su propia compañía aseguradora contra incendios en 1667, la Fire Office.

El seguro en Inglaterra estaba asociado a los cafés donde se reunían comerciantes y hombres de negocio. Edward Lloyd era propietario de una cafetería llamada Lloyd’s que se encontraba ubicada en el sector financiero de Londres. Tras encabezar varias reuniones, comenzó a publicar en 1698 las ‘Lloyd’s News’, donde daba información de los viajes más recientes y de los mercados en el mundo, además de noticias sobre los cargamentos enviados y las pérdidas en el mar. Se convirtió en una auténtica bolsa de seguros y se creó la primera asociación de aseguradores particulares: ‘Lloyd’s Underwriters’. De esta forma, la institución se ha convertido en la sociedad anónima de aseguradoras más famosa del sector que se dedica a reasegurar cualquier tipo de póliza. Hasta mediados del siglo XX, la compañía monopolizó todos los seguros marítimos de Inglaterra.

La cafetería Lloyd’s se encontraba ubicada en el sector financiero de Londres

Durante el siglo XVII, el seguro de vida comienza a desarrollarse con la dificultad de calcular el coste real con antemano. De ahí, surgen las tontinas, el primer intento de utilizar las leyes de la probabilidad y el principio de la esperanza de vida para fijar las anualidades. Los miembros se asociaban y creaban un fondo de contribuciones. El total se invertía y al final de cada año, se repartían los intereses entre los supervivientes. No tuvieron mucho éxito, pero fueron el germen del seguro de vida.

Durante el siglo XVIII, cobran importancia las teorías de Galileo y Pascal en el cálculo de probabilidades, por lo que tanto las rentas vitalicias como las indemnizaciones se van a calcular científicamente teniendo en cuenta la edad y otros factores. Esto da origen a las tablas de mortalidad. La primera empresa que nace basándose en esta teoría es The Equitable Life Assurance Society en 1762 en Inglaterra. La suma asegurada y el importe de la prima se fijaban al contratar la póliza.

En 1802 se crea en Toulouse (Francia) una gran mutua de seguros dando lugar al reaseguro, que tiene como objetivo distribuir los riesgos asumidos por los propios aseguradores. Se reservan la parte que puedan soportar y el resto lo colocan en las entidades reaseguradoras. De esta forma, si ocurre un trágico accidente, no es una compañía la que tiene que hacer frente a todos los gastos, sino que está repartido entre muchas.

En España también se da un gran desarrollo de las compañías de seguros en el siglo XVIII, especialmente en el ámbito marítimo, en los seguros de incendio y de vida. Pero el gran impulso llega en 1883 con la creación de una comisión de Reformas Sociales, con la que se asentó la base de la ley de Accidentes de Trabajo finalmente promulgada en 1900. Más tarde, en 1908 se creó en Instituto Nacional de Previsión que fue el origen de lo que hoy en día conocemos como la Seguridad Social.

Tras el incendio de Londres en 1966 surgió la Fire Office

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