La cordialidad en el entorno laboral y mantener unas relaciones sanas con nuestros compañeros ayuda indudablemente a hacer más satisfactorio nuestro trabajo y redunda en la calidad de nuestras relaciones laborales y personales. Teniendo en cuenta que pasamos una parte significativa de nuestro día en nuestro trabajo, estar bien con los compañeros resulta fundamental para estar a gusto en nuestro día a día y con lo que hacemos.

Lógicamente, además de los compañeros resulta sumamente importante que esta cordialidad y buena sintonía se traslade también a nuestros jefes y jefas. Los beneficios de mantener una relación empleado-superior más estrecha son varios, empezando porque los trabajadores se sentirán más valorados, queridos e involucrados en la empresa, su sentimiento de fidelidad y reconocimiento para con ella aumentará y esto les llevará a dar más de sí mismos, a estar más motivados para conseguir alcanzar mejores resultados.

No obstante, debemos tener en cuenta que por muy buena que sea la relación con ellos, no debemos olvidar que se trata de nuestro superior y no un amigo. En este sentido, como en toda relación jerárquica es necesario establecer una línea, invisible pero bien definida, que quede claro dónde está para evitar situaciones incómodas para ambas partes, excesos de confianza que puedan provocar malentendidos o incluso llegar a motivar un despido.

De esta forma, es bueno mantener cierta distancia con nuestro superior y ser conscientes que hay determinados aspectos de nuestra vida privada que es mejor no contarle o mostrarle. Te contamos cuáles:

No comentes lo que haces en tu tiempo libre

Cada persona puede tener ideas distintas sobre lo que debemos hacer en nuestro tiempo libre, por lo que es mejor no sacar el tema en nuestras conversaciones con nuestros superiores. Y es que es posible que a lo que a una persona le parezca bien otra lo considere inoportuno o no conveniente. Así que para evitar miradas de recelo o gestos de desaprobación sobre asuntos referentes a la vida privada de cada uno, lo mejor es no meterse en esas lindes. Si surge el momento de conversar, se puede hablar de fútbol, cine, cocina, el tiempo y todos esos temas 'de ascensor', pero mejor evitar frases del estilo 'menuda juerga este fin de semana'.

No le hables de tus problemas personales

El ámbito familiar y el ámbito laboral deben separarse. No es una buena idea contarle a tu superior los problemas de tu vida privada, así que guárdate para ti si has tenido un día de perros en casa, si tu relación de pareja atraviesa un bache o si tus hijos te están volviendo loco. Además, en caso de contarle algo debemos tener cuidado también con el lenguaje que usamos, siendo conscientes que no es el colega de nuestra cuadrilla sino nuestro jefe.

Cuidado con lo que cuentas sobre el trabajo

Tampoco aproveches tus charlas con el jefe para desahogarte acerca de tus problemas en el trabajo. Por muy estrecha que sea la relación con tu superior, debes ir con cuidado a la hora de hacer pública, por ejemplo, tu mala sintonía con determinados compañeros de trabajo. Tampoco es conveniente decirle que estás mal pagado ni comparar tu sueldo con el de otros compañeros. Si realmente crees que mereces más, es mejor concertar una reunión y hablarlo de forma clara, no soltándolo en el pasillo.

No difundas tus ideas políticas

Tan contraproducente puede resultar que expongamos públicamente a qué partido votamos como propagar nuestras ideas contrarias a una determinada formación política. Lo único que conseguiremos será que nuestro jefe nos prejuzgue y etiquete en función de nuestras ideas políticas. Además, puede originar discusiones y encontronazos con nuestros compañeros de trabajo.

Deja al jefe al margen de tus redes sociales

Las redes sociales se han convertido en una ventana al mundo en la que mostramos multitud de aspectos de nuestro día a día. En muchos casos, situaciones cotidianas que compartimos con nuestros amigos y seres queridos: en la celebración de un cumpleaños, saliendo de fiesta, con nuestra pareja, de viaje... Agregar a nuestros superiores en nuestras redes sociales no es una buena idea, pero si ya lo has hecho o te ves en la obligación de hacerlo para no quedar mal -quizá incluso te lo haya pedido él o ella-, deberás ser muy cuidadoso. Es fundamental evitar los comentarios políticos u ofensivos y, lógicamente, evita criticar a la empresa y a tus superiores. ¡Te juegas tu carrera laboral!

No le cuentes tus planes laborales futuros

La sinceridad es una virtud, pero quizá es mejor que evites contarle todo a tu jefe. Por ejemplo, no es conveniente que le informes de que estás en proceso de buscar un nuevo trabajo. Si estás pensando en un cambio de empleo, es mejor decírselo cuando ya lo tengas todo atado.