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Luisma Murias
Ver galería >Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
Lucas Suárez y Carla Tuero llevaban once meses sin juntarse en el patio. No compartían aula y no podían juntarse para jugar a la hora del recreo. "Nos veíamos en las parcelas pero casi no podíamos hablar porque con la mascarilla no nos entendíamos", explica Lucas. Hoy las marcas que zonificaban el patio del colegio Santo Domingo de Oviedo han empezado a pasar a la historia. "Ahora podemos comunicarnos mejor", recalca Carla. "Tengo amigos en otros cursos a los que el año pasado llegué a ver, como mucho, cinco veces", matiza Teresa Herrero.
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