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A escasos diez minutos de Piedras Blancas, muy cerca de Santa María del Mar, se esconde una de las grandes joyas de Castrillón. Ni el todopoderoso Google Maps, que todo lo sabe, puede ubicar este pequeño diamante ‘en verde’. Incluso muchos de los vecinos del concejo no sabrían ubicar este otro paraíso natural. El bosque de La Pontona es capaz de evocar, en pocos metros, lugares como Muniellos o las zonas más frondosas del suroccidente asturiano. Bien lo sabe Noelia Velasco, avilesina pero residente en el municipio castrillonense desde hace casi una década. Su segundo libro, «En la vereda», habla de este paraje, analizando todo lo que alberga dentro de él. Ahora, junto a su inseparable sabueso «Aire», se calza las zapatillas para mostrar a LA NUEVA ESPAÑA este secreto tan bien guardado
Miki López
A escasos diez minutos de Piedras Blancas, muy cerca de Santa María del Mar, se esconde una de las grandes joyas de Castrillón. Ni el todopoderoso Google Maps, que todo lo sabe, puede ubicar este pequeño diamante ‘en verde’. Incluso muchos de los vecinos del concejo no sabrían ubicar este otro paraíso natural. El bosque de La Pontona es capaz de evocar, en pocos metros, lugares como Muniellos o las zonas más frondosas del suroccidente asturiano. Bien lo sabe Noelia Velasco, avilesina pero residente en el municipio castrillonense desde hace casi una década. Su segundo libro, «En la vereda», habla de este paraje, analizando todo lo que alberga dentro de él. Ahora, junto a su inseparable sabueso «Aire», se calza las zapatillas para mostrar a LA NUEVA ESPAÑA este secreto tan bien guardado
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