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La comarca avilesina mete miedo. Los zombis tomaron las calles de Las Vegas, aprendieron a tocar la gaita y otros instrumentos charangueros, lo hicieron casi al anochecer, y durante un pasacalles «terrorífico». Casi al tiempo, los gozoniegos llenaron el entorno del parque Zapardel de calabazas decoradas porque en Luanco no celebranHalloween sino la Nueche d’ánimes por aquello de coincidir con el fin de las cosechas en esa tierra tan fértil. Antes, mucho antes, por la mañana. Las aulas de los colegios ofrecían espectáculos tenebrosos. Había brujas, momias, esqueletos de baja estatura y también homenajes al «Sombrerero loco» teñidos de miedo. «La niña de la curva» también hizo su acto de presencia, en los patios y en la fiesta que organizaron los vecinos de Coto Carcedo ya con la noche acechando y con un lleno absoluto de críos de media comarca.
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La comarca avilesina mete miedo. Los zombis tomaron las calles de Las Vegas, aprendieron a tocar la gaita y otros instrumentos charangueros, lo hicieron casi al anochecer, y durante un pasacalles «terrorífico». Casi al tiempo, los gozoniegos llenaron el entorno del parque Zapardel de calabazas decoradas porque en Luanco no celebranHalloween sino la Nueche d’ánimes por aquello de coincidir con el fin de las cosechas en esa tierra tan fértil. Antes, mucho antes, por la mañana. Las aulas de los colegios ofrecían espectáculos tenebrosos. Había brujas, momias, esqueletos de baja estatura y también homenajes al «Sombrerero loco» teñidos de miedo. «La niña de la curva» también hizo su acto de presencia, en los patios y en la fiesta que organizaron los vecinos de Coto Carcedo ya con la noche acechando y con un lleno absoluto de críos de media comarca.
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