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MARCOS LEÓN
Ver galería >Gijón amaneció ayer de luto por la muerte del polifacético Alfonso Peláez Canal a los 66 años. Médico de formación y droguero por herencia de un negocio familiar en la calle Munuza, Peláez derrochó “gijonesismo” por los cuatro costados durante toda su vida, ya fuese contando anécdotas detrás del mostrador, en la barra de algún bar o haciendo afilados comentarios en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. Sportinguista empedernido, amante de la tauromaquia, asiduo al Club de Regatas y exalumno de La Inmaculada, puso negro sobre blanco mucho de lo que aconteció en la villa durante las últimas décadas, empeño que le llevó a publicar varios libros. Conocido y querido por una multitud, deja viuda, Isabel Vila, y dos hijos: María, abogada, e Ignacio, redactor de LA NUEVA ESPAÑA. Su adiós abre un hueco imposible de llenar y supone el fin de una forma de entender y sentir Gijón. Su funeral ha tenido hoy lugar a las 13.00 horas en San Pedro.
Gijón amaneció ayer de luto por la muerte del polifacético Alfonso Peláez Canal a los 66 años. Médico de formación y droguero por herencia de un negocio familiar en la calle Munuza, Peláez derrochó “gijonesismo” por los cuatro costados durante toda su vida, ya fuese contando anécdotas detrás del mostrador, en la barra de algún bar o haciendo afilados comentarios en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. Sportinguista empedernido, amante de la tauromaquia, asiduo al Club de Regatas y exalumno de La Inmaculada, puso negro sobre blanco mucho de lo que aconteció en la villa durante las últimas décadas, empeño que le llevó a publicar varios libros. Conocido y querido por una multitud, deja viuda, Isabel Vila, y dos hijos: María, abogada, e Ignacio, redactor de LA NUEVA ESPAÑA. Su adiós abre un hueco imposible de llenar y supone el fin de una forma de entender y sentir Gijón. Su funeral ha tenido hoy lugar a las 13.00 horas en San Pedro.
Gijón amaneció ayer de luto por la muerte del polifacético Alfonso Peláez Canal a los 66 años. Médico de formación y droguero por herencia de un negocio familiar en la calle Munuza, Peláez derrochó “gijonesismo” por los cuatro costados durante toda su vida, ya fuese contando anécdotas detrás del mostrador, en la barra de algún bar o haciendo afilados comentarios en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. Sportinguista empedernido, amante de la tauromaquia, asiduo al Club de Regatas y exalumno de La Inmaculada, puso negro sobre blanco mucho de lo que aconteció en la villa durante las últimas décadas, empeño que le llevó a publicar varios libros. Conocido y querido por una multitud, deja viuda, Isabel Vila, y dos hijos: María, abogada, e Ignacio, redactor de LA NUEVA ESPAÑA. Su adiós abre un hueco imposible de llenar y supone el fin de una forma de entender y sentir Gijón. Su funeral ha tenido hoy lugar a las 13.00 horas en San Pedro.
Gijón amaneció ayer de luto por la muerte del polifacético Alfonso Peláez Canal a los 66 años. Médico de formación y droguero por herencia de un negocio familiar en la calle Munuza, Peláez derrochó “gijonesismo” por los cuatro costados durante toda su vida, ya fuese contando anécdotas detrás del mostrador, en la barra de algún bar o haciendo afilados comentarios en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. Sportinguista empedernido, amante de la tauromaquia, asiduo al Club de Regatas y exalumno de La Inmaculada, puso negro sobre blanco mucho de lo que aconteció en la villa durante las últimas décadas, empeño que le llevó a publicar varios libros. Conocido y querido por una multitud, deja viuda, Isabel Vila, y dos hijos: María, abogada, e Ignacio, redactor de LA NUEVA ESPAÑA. Su adiós abre un hueco imposible de llenar y supone el fin de una forma de entender y sentir Gijón. Su funeral ha tenido hoy lugar a las 13.00 horas en San Pedro.
Gijón amaneció ayer de luto por la muerte del polifacético Alfonso Peláez Canal a los 66 años. Médico de formación y droguero por herencia de un negocio familiar en la calle Munuza, Peláez derrochó “gijonesismo” por los cuatro costados durante toda su vida, ya fuese contando anécdotas detrás del mostrador, en la barra de algún bar o haciendo afilados comentarios en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. Sportinguista empedernido, amante de la tauromaquia, asiduo al Club de Regatas y exalumno de La Inmaculada, puso negro sobre blanco mucho de lo que aconteció en la villa durante las últimas décadas, empeño que le llevó a publicar varios libros. Conocido y querido por una multitud, deja viuda, Isabel Vila, y dos hijos: María, abogada, e Ignacio, redactor de LA NUEVA ESPAÑA. Su adiós abre un hueco imposible de llenar y supone el fin de una forma de entender y sentir Gijón. Su funeral ha tenido hoy lugar a las 13.00 horas en San Pedro.
Gijón amaneció ayer de luto por la muerte del polifacético Alfonso Peláez Canal a los 66 años. Médico de formación y droguero por herencia de un negocio familiar en la calle Munuza, Peláez derrochó “gijonesismo” por los cuatro costados durante toda su vida, ya fuese contando anécdotas detrás del mostrador, en la barra de algún bar o haciendo afilados comentarios en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. Sportinguista empedernido, amante de la tauromaquia, asiduo al Club de Regatas y exalumno de La Inmaculada, puso negro sobre blanco mucho de lo que aconteció en la villa durante las últimas décadas, empeño que le llevó a publicar varios libros. Conocido y querido por una multitud, deja viuda, Isabel Vila, y dos hijos: María, abogada, e Ignacio, redactor de LA NUEVA ESPAÑA. Su adiós abre un hueco imposible de llenar y supone el fin de una forma de entender y sentir Gijón. Su funeral ha tenido hoy lugar a las 13.00 horas en San Pedro.
Gijón amaneció ayer de luto por la muerte del polifacético Alfonso Peláez Canal a los 66 años. Médico de formación y droguero por herencia de un negocio familiar en la calle Munuza, Peláez derrochó “gijonesismo” por los cuatro costados durante toda su vida, ya fuese contando anécdotas detrás del mostrador, en la barra de algún bar o haciendo afilados comentarios en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. Sportinguista empedernido, amante de la tauromaquia, asiduo al Club de Regatas y exalumno de La Inmaculada, puso negro sobre blanco mucho de lo que aconteció en la villa durante las últimas décadas, empeño que le llevó a publicar varios libros. Conocido y querido por una multitud, deja viuda, Isabel Vila, y dos hijos: María, abogada, e Ignacio, redactor de LA NUEVA ESPAÑA. Su adiós abre un hueco imposible de llenar y supone el fin de una forma de entender y sentir Gijón. Su funeral ha tenido hoy lugar a las 13.00 horas en San Pedro.
Gijón amaneció ayer de luto por la muerte del polifacético Alfonso Peláez Canal a los 66 años. Médico de formación y droguero por herencia de un negocio familiar en la calle Munuza, Peláez derrochó “gijonesismo” por los cuatro costados durante toda su vida, ya fuese contando anécdotas detrás del mostrador, en la barra de algún bar o haciendo afilados comentarios en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. Sportinguista empedernido, amante de la tauromaquia, asiduo al Club de Regatas y exalumno de La Inmaculada, puso negro sobre blanco mucho de lo que aconteció en la villa durante las últimas décadas, empeño que le llevó a publicar varios libros. Conocido y querido por una multitud, deja viuda, Isabel Vila, y dos hijos: María, abogada, e Ignacio, redactor de LA NUEVA ESPAÑA. Su adiós abre un hueco imposible de llenar y supone el fin de una forma de entender y sentir Gijón. Su funeral ha tenido hoy lugar a las 13.00 horas en San Pedro.
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