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El Campo San Francisco, pulmón verde de la ciudad de Oviedo, se convirtió esta tarde en un paraíso para la diversión de personas de distintas generaciones. Las clases de bailoterapia del popular monitor Amador congregaron a más de medio centenar de personas maduras en el museo del Bombé para interpretar varias coreografías, mientras que el paseo de la Rosaleda acogió paralelamente un festival de juegos tradicionales para los más pequeñas.
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