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Lucas Blanco
Ver galería >La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
Jaime Casanova
La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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La comida en la calle de las fiestas del Antiguo volvió con más fuerza que nunca. Unas 600 personas abarrotaron la Corrada del Obispo para compartir mesa y mantel al raso y degustar tortillas, empanadas, mucha sidra y alguna que otra sorpresa. "Había ansia por volver a confraternizar", explica el presidente de la asociación Oviedo Redondo, Manuel Almeida.
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