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La promoción de oro del Seminario de Oviedo

«Recibimos una formación humanista muy buena», coinciden los 41 exalumnos de la promoción de 1975 en su vuelta a Prao Picón cincuenta años después

Los asistentes al reencuentro.

Los asistentes al reencuentro. / Mario Canteli

Lucas Blanco

Lucas Blanco

«Estamos convencidos de que recibimos una formación clásica y humanista muy buena». Así de convencidos se mostraron los 41 alumnos de la promoción de 1975 del Seminario de Oviedo que ayer se dieron cita, medio siglo después en las instalaciones de Prao Picón para revivir anécdotas, recordar a los que ya no están y alabar el sistema educativo que les hizo convertirse en grandes profesionales de distintos campos.

El encuentro contó con una organización coral que facilitó la asistencia de exalumnos llegados de distintas provincias como Guipúzcoa, Madrid o Cantabria, así como de distintos puntos de Asturias. «Fue todo muy fácil, había ganas de agradecer todo lo que nos dio el Seminario», apuntó el gijonés Moisés Díaz-Caneja, uno de los que no quisieron perder la oportunidad de volver a compartir una jornada con sus compañeros. «¿Nos quedamos a dormir aquí?», bromeaban al hacer la foto grupal.

La celebración consistió en una misa por el eterno descanso de los exalumnos y profesores fallecidos, entre los que hubo un especial recuerdo para Juan Antonio Menéndez, exobispo auxiliar de Astorga, fallecido en mayo de 2019, que formó parte de esta hornada, de la que también salió otro religioso, el sacerdote Agustín Cerro, que tampoco faltó a las bodas de oro.

Entre los invitados, seis sacerdotes y profesores del Seminario: Javier Fernández Conde, Javier Gómez Cuesta, Agustín Hevia Ballina, Jesús Bayón y José Antonio Montoto. «Quisimos tener un agradecimiento a los profesores y formadores que tanto hicieron por sus alumnos», destacó Díaz-Caneja. Entre esos exalumnos hubo abogados, muchos educadores y dos conocidos políticos: Julián Fernández Montes, exalcalde de Nava, y Santiago Pérez, exregidor de Tineo. 

El encuentro culminó con una comida de confraternización en el edificio donde comenzaron a fraguar su futuro. «Sin el Seminario es muy probable que no pudiéramos haber recibido una formación en la Asturias de la época», coincidieron durante una comida en la que también bromearon con volver a verse «para el centenario» de la promoción.

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